Desde que en abril la Policía detuvo al director de cine porno Ignacio Allende, alias Torbe, han sido numerosas las chicas que han acudido a diversas comisarías para denunciar las extorsiones y amenazas del también productor para grabar escenas porno e incluso prostituirse. Una de estas chicas, A.L., declaró el pasado 19 de julio ante la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos y contó cómo Torbe le amenazó tras negarse a prostituirse.
Aseguró ante los agentes que tras una grabación pornográfica, el director ofreció a las chicas que estaban en el piso de rodaje acudir a ver un partido de fútbol entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid en el palco. Habría “señores mayores pero que pagarían muy bien, y si accedíamos incluso podría 'caer' algún futbolista”.
La joven se negó a participar alegando que ella no era "puta”, pero aseguró a la Policía que tuvo conocimiento de que otras mujeres sí acudieron al encuentro. Tras negarse a acudir al palco a prostituirse, la chica sostiene que Torbe “le amenazó con atenerse a las consecuencias, que posteriormente resultaron ser la publicación de fotografías y vídeos de contenido pornográfico que A.L. no había autorizado, en las webs de Torbe pero también en redes sociales tales como Twitter”, recoge el acta de declaración a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, y que ya está en poder del Juzgado de Instrucción 29 de Madrid, que mantiene al director en prisión.
La relación de Torbe con el mundo del fútbol quedó reflejada con la declaración de otra testigo, quien aseguró que Torbe organizó un encuentro con varios futbolistas, entre ellos David de Gea e Iker Muniain. La chica aseguró que éstos la forzaron a prostituirse aunque según fuentes de la investigación esta afirmación no ha sido corroborada.
Asimismo, consta en la causa cómo el director y productor de cine porno organizaba encuentros sexuales con conocidos del mundo del cine y deportistas con chicas que trabajaban para él, tal y como consta en una conversación detectada por la Policía durante las intervenciones telefónicas al investigado como diligencia previa antes de su detención. Tal y como ya publicó este diario, Torbe organizó un encuentro con jugadores del Athletic de Bilbao, “con varios de los cuales se sabe que mantiene una relación de amistad”, según afirma la propia Policía.
En el caso de la testigo A.L., narró a los investigadores que hubo más amenazas por parte de Torbe, además de la sufrida tras negarse a prostituirse en el palco de fútbol. Según consta en el acta policial, “cada vez que se negaba a mostrar la cara en las webcams, grabar más vídeos pornográficos o a participar en encuentros en los que ella entendía que esperaba de ella que ejerciera la prostitución, en fiestas con amigos de Torbe o similar, era amenazada por Torbe con la publicación de más imágenes y vídeos”.
Contratos abusivos
Estas chica contactó con Torbe a través de un trabajador de éste para trabajar en las webcams de su página web como medio para conseguir dinero. Empezó en abril de 2013 a trabajar con él, previa firma de un contrato en el que autorizaba el uso de las imágenes, con unas cláusulas que la Policía considera que son abusivas.
El contrato que el director hacía firmar tanto a A.L. como a otras chicas, llamado “contrato de cesión de derechos de imagen”, contiene, según los investigadores, “cláusulas a todas luces abusivas, especialmente en lo referente a la titularidad de los derechos de imagen cedidos, así como a la posibilidad de que la productora- Perrofaluta Producciones S.L.- ceda dichas imágenes o contenido audiovisual sin ningún tipo de autorización previa de la firmante del contrato ni contraprestación, ni limitación alguna ni temporal, ni geográfica, ni respecto a las terceras personas a las que podrían ser cedidas dichas imágenes”.
A.L. trabajaba entre seis y siete horas al día en las webcams y por ello cobraba al mes 200 euros. Además, Torbe incentivaba con premios económicos si las chicas hacían más horas. Concretamente, si se quedaban todo el fin de semana se las premiaba con 100 euros.
Pero además, esta chica fue más allá. Mantuvo relaciones sexuales con el propio director de cine, por lo que le pagaba entre 75 y 80 euros. El director grababa esos encuentros pero le aseguró que esas grabaciones eran para guardárselas para él. Después le ofreció grabar 'bukkakes' así como vídeos porno, por lo que recibió un total de 160 euros.
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