El presidente del Gobierno salvó este miércoles sin grandes dificultades su incómoda citación como testigo ante el tribunal que dictará sentencia sobre el proceso por corrupción que afecta desde hace nueve años al Partido Popular, también presidido por Rajoy. A la soltura con la que se desenvolvió en la Audiencia Nacional contribuyó un conjunto de circunstancias excepcionales relacionadas con su condición de jefe del Ejecutivo y que son impensables para cualquier otro testigo llamado a juicio.
Sin 'paseíllo'
Mariano Rajoy llegó en coche al edificio judicial donde se celebra la vista del 'caso Gürtel' y entró directamente en el garaje reservado a los magistrados de la Audiencia Nacional. Le acompañaban un único colaborador y los escoltas. No utilizó la puerta por la que efectúan su entrada los acusados, testigos, letrados, peritos, periodistas o público. De haber usado el acceso normal, hubiera tenido que realizar un pequeño 'paseíllo' hasta llegar al control policial y hubiera podido ser visto algunos segundos por el grupo de manifestantes que le esperaban con gritos poco amables.
Recibido por el presidente
El presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, se desplazó hasta San Fernando de Henares (él trabaja en la sede central de Génova) para recibir a Rajoy. Le esperó en el vestíbulo del garaje y le condujo a una sala de espera contigua a la sala de vistas. Fue un acto de "cortesía institucional" que duró unos 10 minutos, señalan fuentes de la Audiencia Nacional, que recuerdan que incluso cuando expresidentes del Gobierno han tenido que comparecer como testigos han sido recibidos por alguna autoridad del tribunal. Por ejemplo, pese a que ya no formaba parte del Ejecutivo Felipe González entró por la puerta principal del Tribunal Supremo cuando acudió a testificar en el caso GAL y fue recibido por el magistrado jefe del gabinete técnico.
Las mismas fuentes justifican la presencia de Navarro señalando que en la resolución en la que la Sala del caso Gürtel acordó la comparecencia presencial de Rajoy los magistrados consideraban "procedente adoptar cuantas medidas sean necesarias para preservar su imagen institucional" de presidente del Gobierno.
La intención de Navarro de acudir a recibir a Rajoy fue previamente consultada con los miembros de la Sala, que la consideraron correcta. En todo caso, la presencia del presidente de la Audiencia Nacional sirvió para arropar al testigo a su llegada a una cita embarazosa.
Acceso a la sala
Rajoy entró en la sala donde debía declarar por un acceso lateral que se comunica con la sala de espera. En ningún momento tuvo que pisar el vestíbulo general u otras dependencias de la sede judicial por las que transita la generalidad de los usuarios. Ello le evitó cruzarse con los numerosos periodistas acreditados para cubrir su comparecencia.
Periodistas recluidos
Por exigencia del servicio de seguridad del presidente del Gobierno, durante la entrada y la salida de Mariano Rajoy los periodistas tuvieron que permanecer dentro de la sala de prensa. No obstante, algunos reporteros que tenían obligaciones informativas fueron autorizados a salir. Rajoy no se ha visto, así, en el trance de ser interpelado por los informadores en ningún momento.
En estrados
La privilegiada situación en la que se ha colocado al presidente del Gobierno para ser interrogado ha sido un factor relevante en el dominio de la situación. No hay antecedentes de que a un testigo se le haya preparado una mesa 'ad hoc' situada en estrados, al mismo nivel que el tribunal.
Esta disposición física le ha evitado tener que sentarse en el mismo asiento desde el que han declarado los acusados, muchos de ellos excargos de su partido como el tesorero Luis Bárcenas. Le ha evitado también estar frente a los juzgadores y rodeado de acusadores y defensores. De esta forma, Rajoy no estuvo ante el tribunal como los demás testigos, sino al lado de los magistrados y en la posición de superioridad que proporciona hablar desde el estrado.
El jefe anticorrupción
El nuevo fiscal jefe anticorrupción, Alejandro Luzón, asistió a la declaración testifical del presidente del Gobierno aunque -por criterio suyo- no intervino y dejó el interrogatorio a una de las fiscales que han llevado el caso Gürtel desde el inicio. Es la primera vez que el jefe de la Fiscalía Anticorrupción asiste a una vista. Lo justifica también con el argumento de la "cortesía institucional".
Interrogatorio de la fiscal
A diferencia de sus incisivos interrogatorios a otros testigos, la fiscal Concepción Sabadell trató a Rajoy con guante blanco. Llamativamente no preguntó al presidente del PP ninguna cuestión relacionada con la caja B, cuya existencia ponen de manifiesto los papeles de Bárcenas. Aunque este asunto es objeto de otro procedimiento independiente del que ahora se juzga, Sabadell ha preguntado recurrentemente por la caja B a otros dirigentes del partido. A Rajoy, sin embargo, le formuló 14 escuetas preguntas que el testigo pudo sortear con facilidad.
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