Hay personas que están dispuestas a sostener sus mentiras hasta el final, aunque eso implique llegar a matar. Y ese fue el caso, según la sentencia condenatoria de la Audiencia de las Palmas de Gran Canaria, de Sira María Quevedo.
La mujer, de 33 años, se sentó la primera semana de julio en el banquillo ante un Jurado Popular acusada de matar a su novio, Daniel Ceballos, meterlo en un bidón de 210 litros de capacidad, ocultarlo durante meses (no se sabe el tiempo exacto) y tirarlo al mar. Un vecino de Telde encontró el cuerpo el 13 de mayo de 2016.
Según la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, que la condena a 28 años de prisión por asesinato en grado de parentesco y dos delitos de estafa, la mujer mató a su pareja para que no descubriera sus falsedades, pues era una mentirosa compulsiva. Según el fallo, ambos vivían juntos y cuando ella sospechó de que él quería dejar la relación, fingió un embarazo de mellizos.
Para entonces, ya había hecho creer al hombre que tenía un sobrino que, en realidad, era su hijo. También vendió un coche de su novio y se lo ocultó, motivo por el que también es condenada por estafa.
Lo dejó desangrarse
Entre febrero y mayo de 2016, no se puede determinar la fecha exacta, las mentiras de Sira se hicieron tal bola de nieve que, agobiada por no poder sostenerlas, atacó a su novio por la espalda con un objeto punzante. Le asestó varias puñaladas, las mortales fueron en la espalda y la axila.
Daniel no murió al instante; ella tuvo que ver cómo se desangró. Después, lo introdujo en el bidón que compró previamente y lo trasladó a casa de una amiga suya, dejándolo en la azotea.
Sira se trasladó a vivir a Las Palmas, y mientras tanto mantuvo la mentira de que estaba embarazada, incluso enviándole mensajes a su suegra, que le preguntaba por cuándo vería a sus nietos.
La sentencia confirma el veredicto del Jurado Popular que la encontró culpable del asesinato y de las estafas, las mentiras a su novio. Ha sido condenada a 24 años de prisión por matarle y dos años por sendas estafas.
Lo que no pudo determinar el Jurado es si una amiga suya, Vicenta S., que estaba acusada de ayudarle a trasladar el bidón hasta el mar, lo hizo. Por eso, no la declaró culpable y la Audiencia de las Palmas la absuelve.