Las mascarillas de marca EKO suministradas por Sinclair & Wilde.

Las mascarillas de marca EKO suministradas por Sinclair & Wilde. EL ESPAÑOL

Tribunales CASO SINCLAIR & WILDE

Solomon aportó un aval para material ferroviario en la venta de las mascarillas a Madrid

La empresa de Philippe Solomon vendió 500.000 mascarillas al Ayuntamiento de Madrid presentando certificados no válidos.

13 junio, 2022 02:43

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Philippe Solomon, el empresario que vendió 500.000 mascarillas al Ayuntamiento de Madrid, aportó un certificado de maquinaria ferroviaria y otro de cosméticos para tratar de avalar ante el consistorio la calidad de los cubrebocas. Un juzgado investiga ahora dicha compraventa por estafa.

Ambos avales figuran en el sumario del caso Sinclair & Wilde, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. La causa judicial toma el nombre de la consultora neoyorquina de la que Solomon es dueño. Fue con ella con la que el Ayuntamiento de la capital firmó un contrato para recibir 500.000 mascarillas por un precio total de 2,5 millones de euros.

No obstante, el consistorio sólo pagó la mitad, 1.250.000 euros, por adelantado. Incluso, al sospechar de la gestión, solicitó, sin éxito, la devolución de esta transferencia.

La causa judicial se inició cuando la Policía Municipal de Madrid denunció las presuntas irregularidades cometidas por Sinclair & Wilde. Antes, tal y como consta en un atestado incluido en el sumario, el 4 de mayo de 2020, el director general de Emergencias y Protección Civil alertó al Cuerpo de que, "a pesar de la apariencia de veracidad" de la documentación que acompañaba a las mascarillas, existían "indicios suficientes para presuponer" que no se ajustaba "a los requisitos técnicos de la normativa española ni europea".

Según la denuncia de la Policía madrileña, uno de los documentos remitidos por la consultora "tiene la apariencia de ser una declaración de conformidad" de las mascarillas. En él aparece el logo de una empresa certificadora, International First Certification (IFC), y el marcado CE, necesario para vender productos en la UE.

Pero IFC, tal y como denunció la Policía, no figura entre los autorizados por la Comisión Europea. En el supuesto aval aparece un código de cuatro cifras (2627) que debe identificar a la empresa que ha certificado técnicamente las mascarillas. Sin embargo, dicha cifra, en este caso, no se corresponde con IFC, sino con la mercantil polaca TUV Rheinland Polska Sp. zo, dedicada a avalar equipos de presión y productos de presión y ferroviarios.

El certificado aportado por Sinclair & Wilde con el código referente a una certificadora de maquinaria ferroviaria.

El certificado aportado por Sinclair & Wilde con el código referente a una certificadora de maquinaria ferroviaria. EL ESPAÑOL

Así consta en el listado de organismos autorizados por la Comisión [puede consultar aquí el código y las autorizaciones europeas con las que cuenta TUV Rheinland Polska Sp. zo]. Las cuatro cifras con las que se sellaron las mascarillas (1402) tampoco se corresponden con ningún organismo autorizado por la Unión Europea.

Otro de los documentos enviados por Sinclair & Wilde, también emitido, supuestamente por IFC, hace referencia a una normativa que regula artículos cosméticos. Y tal y como consta en la denuncia, "no tiene nada que ver, a priori, con la reseña que hace el certificado sobre productos médicos".

La Asociación Española de Normalización (Aenor) también constató que el marcado CE de las mascarillas entregadas por Philippe Solomon no era el adecuado. Tanto es así que las autoridades turcas ordenaron retirar este producto del mercado. Fue en este país donde se fabricó el medio millón de mascarillas de marca EKO que llegaron a Madrid el 23 de abril de 2020.

Fragmento del informe que realizó Aenor sobre las mascarillas.

Fragmento del informe que realizó Aenor sobre las mascarillas. EL ESPAÑOL

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, el 2 de marzo de 2021, también concluyó que "los resultados de las filtraciones no son compatibles con ningún tipo de mascarillas autofiltrantes" definidas por la norma europea que regula este extremo.

"Abundando más, el fabricante se debe asegurar que el equipo de protección individual (EPI) vaya acompañado de las instrucciones redactadas en una lengua fácilmente compresible para los consumidores (...), en la lengua oficial del Estado miembro destinatario", señaló la Policía Municipal en su denuncia. No fue este el caso, ya que estaban redactadas en holandés, inglés y francés. Sinclair & Wilde tampoco aportó la necesaria declaración europea de conformidad de las mascarillas que vendió.

Solomon responde

EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Solomon a través de uno de los correos electrónicos a su nombre que figuran en el sumario del caso.

"No me siento preocupado en absoluto tres años después", inicia el empresario su correo, redactado en un inglés ligeramente confuso. "Todo era más que legítimo. Todos los productos [fueron] verificados y aceptados con certificados. Si hubiera habido un problema, no habrían sido aceptados en la entrada", añade.

Según su versión, él ha sido víctima de otra estafa. "La empresa para la que trabajo [Sinclair & Wilde] fue estafada por un proveedor chino, pero, aun así, el pedido fue entregado [al Ayuntamiento] y los productos [fueron] fabricados por un proveedor turco que abastecía a los países de la UE. No entiendo cómo pueden llamar a eso fraude", remata.

"Ahora bien, si algo sucedió internamente en el Ayuntamiento, no es nada que me incumba a mí o a la empresa para la que trabajo", concluye su e-mail.

A la busca de Solomon

Hace una semana, el Juzgado de Instrucción número 30 de Madrid reabrió el caso Sinclair & Wilde, después de que la Unidad de Investigación de la Policía Municipal aportara nueva información sobre Solomon.

Entre otros extremos, los agentes investigadores han comunicado al magistrado que el empresario tiene su residencia en Inglaterra, algo hasta ahora desconocido. De él se saben pocos datos más: que nació en 1955, es franco-israelí, judío e interesado en la geopolítica africana, continente al que suele viajar. Y que utiliza frecuentemente una segunda identidad: Philippe Victor Chain Hababu.

"Ante una nueva pista sobre el posible paradero de la persona que habría actuado como intermediaria en la operación de compra, procede la reapertura de las actuaciones y practicar nuevas diligencias tendentes al esclarecimiento de los hechos, y la determinación de sus autores", reza el auto del juez Jorge Israel Bartolomé.

Además, ha solicitado al Ayuntamiento de Madrid que aporte al Juzgado las comunicaciones intercambiadas con Solomon durante toda la negociación, así como el contrato firmado con él.

En su informe ampliatorio, la Policía también indicó al juez que Solomon fue detenido el 23 de diciembre de 1998 por la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de EEUU por blanqueo de capitales y robo de cheques. Fue extraditado a Francia, ya que tiene nacionalidad gala.

Por el momento, en el caso Sinclair & Wilde el Ayuntamiento de Madrid está personado como acusación particular. Los partidos Más Madrid y el PSOE, como acciones populares. Podemos también lo ha solicitado al juez, que no lo ha aceptado aún.

El señor Fong

La Justicia cerró esta causa provisionalmente el 19 julio de 2021, después de que, en un primer momento, la Policía Municipal no lograra localizar al supuesto estafador.

Durante su búsqueda, colaboró con la Policía Metropolitana de Nueva York, que en noviembre de 2020 se dirigió a la sede de Sinclair & Wilde Ltd. en una dirección de la urbe estadounidense.

Allí, sin embargo, no hallaron ni rastro de su objetivo. En cambio, encontraron a un tal señor Fong, un ciudadano chino que era el verdadero inquilino de esa suite.

Según reconoció el ciudadano asiático, como "favor" a Solomon, le había permitido registrar su empresa en dicha dirección. Aunque, preguntado por los agentes, Fong manifestó su hartazgo, ya que una gran parte del correo que llegaba allí eran requerimientos judiciales dirigidos al dueño de Sinclair & Wilde.