La Policía responsabiliza a 7 jefes de ETA del asesinato de dos agentes durante los 'meses del Titadine'
Un informe policial enviado a la Audiencia Nacional señala a los miembros de la cúpula de ETA en el año 2003, cuando se produjo este atentado.
30 octubre, 2023 03:13La Policía Nacional considera a siete jefes de ETA "corresponsables" del atentado cometido por la banda terrorista en Sangüesa (Navarra) en mayo de 2003. En él murieron dos agentes que expedían DNIs en una oficina de la localidad: Julián Embid Luna y Bonifacio Martín Hernández. Éste es uno de los 378 crímenes cometidos por ETA que aún está sin resolver.
Un informe de inteligencia elaborado por la Comisaría General de Información (CGI), al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, constata que, en aquel año, la organización terrorista se dividía en siete estructuras; cada una de ellas, encabezada por un líder.
Todos ellos conformaban la zuba, la cúpula de la banda, el comité ejecutivo colegiado que, entre otras funciones, autorizaba, planificaba y coordinaba los atentados.
"En aquel tiempo, los máximos responsables de cada estructura eran: Juan Fernández Iradi (alias Susper), Gorka Palacios Alday (Andoni), Félix Ignacio Esparza Luri (apodado Navarro), Mikel Albisu Iriarte (Mikel Antza), Ramón Sagarzazu Gaztulmendi (Ramontxo), Soledad Iparraguire (Anboto) e Ignacio López de Vergara", indica el dosier policial.
La CGI señala que, "como máximo órgano director y coordinador, en el que estaban representados los responsables de los principales aparatos", la zuba se encargaba de "proporcionar los medios personales y materiales necesarios a los comandos armados" para la comisión de atentados.
El ataque perpetrado en Sangüesa se enmarca en los llamados años del Titadine. Esta etapa toma su nombre de este explosivo, cuyo uso ETA incrementó durante los años 2003 y 2004. El atentado perpetrado en esta localidad navarra fue cometido mediante una fiambrera-bomba rellena de dos kilos de dicho material.
Además de la muerte de los dos policías, el atentado dejó gravemente herido a un tercer agente, Ramón Rodríguez, y a un trabajador de la empresa Telefónica, Carlos Gallo.
ETA, "cuasi militar"
El Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional investiga el atentado de Sangüesa tras haber admitido a trámite la querella presentada por Dignidad y Justicia. Esta asociación de víctimas del terrorismo se dirigió contra la cúpula etarra al considerar a sus miembros los verdaderos "autores detrás del autor", dado su dominio de la banda y su capacidad de decisión sobre los atentados.
La Comisaría General de Información señala que dicho ataque puede enmarcarse en la campaña que ETA inició en esos años dirigida contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE).
"Se ha demostrado en este informe que [la campaña contra las FCSE] estuvo planificada y dirigida por la zuba", indica la CGI, que recalca que la banda era "una organización sumamente estructurada y jerarquizada", con una estructura "muy cerrada y de naturaleza casi militar".
"Sus integrantes tenían una labor encomendada y un responsable al que rendían cuentas de ese desempeño", indica el dosier. "Todos los militantes conocían la existencia del comité ejecutivo. Las órdenes de cada responsable se acataban en la convicción de que no se trataba de una orden personal, sino que respondía a un plan elaborado por la cabeza de la organización", subraya la Policía Nacional.
"La capacidad de elección que tenía un militante una vez que decide entrar en ETA es nula. Su futuro, incluso su salida de la organización, lo decide la zuba, ejerciendo un total dominio sobre el militante", comunica la Policía al juzgado de la Audiencia Nacional que investiga este atentado.
Los agentes que han elaborado el informe de inteligencia señalan, no obstante, que "no se han hallado datos suficientes para afirmar ni excluir la participación material
en el atentado de Garikoitz Arruarte Santa Cruz y de Gorka Loran Lafourcade, aunque pudiera ser posible".
"No existen pruebas o indicios que posibiliten afirmar que en aquella época Garikoitz Aspiazu Rubina y Aitzol Iriondo Yarza formaran parte del máximo nivel de dirección de ETA siendo miembros de la zuba, a pesar de que sí tenían un cierto nivel de responsabilidad dentro de las estructuras de la organización", precisa el documento, que sí reconoce que el primero de ellos se encargaba en 2003 de formar a los nuevos militantes.
Ahora bien, los investigadores sí dejan constar que existen "ciertos indicios de la posible relación con el atentado de Sangüesa de los miembros liberados del comando Basajaun Miren Itxaso Zaldua y Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe".
"Estructura piramidal"
"ETA ha sido una organización criminal clandestina perfectamente estructurada de forma piramidal, en cuya cúspide ha estado en la mayor parte de su historia un órgano colegiado denominado comité ejecutivo, a cuya disciplina estaba sometido cada uno de los militantes a través de los distintos escalones jerárquicos, de tal manera que las órdenes de un responsable se obedecían, puesto que detrás estaba la decisión del máximo órgano de ETA", resume el informe policial.
La Comisaría de Información señala que, a pesar de las múltiples configuraciones internas que ha tenido ETA a lo largo de su sangrienta historia, "siempre se ha mantenido una característica constante": la dependencia jerárquica, "con una estructura piramidal total, que la equipara a una estructuración cuasi militar".
Era la zuba el órgano encargado de configurar la "acción política y militar", especialmente, en el caso de campañas de atentados dirigidas contra un colectivo concreto, como pudieron ser los concejales del PP o —como sucede en el atentado de Sangüesa— las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Este comité ejecutivo, según indica la Policía, fue el "órgano con capacidad para diseñar campañas de ETA (...) contra objetivos policiales y militares, donde se podría inscribir el atentado que nos ocupa".
En sus inicios, la organización terrorista se regía de forma mayoritariamente asamblearia. "Pero la necesidad de protegerse de las investigaciones y desarticulaciones policiales y la de actuar de una forma más clandestina hizo que a partir de 1977 se decidiera la constitución de un comité (...) que tomara las decisiones de tipo estratégico que debían de ser obedecidas por el resto de la militancia, en seguimiento de una cadena de mando jerarquizada".
"Los miembros de la zuba son conocedores, gestores y directores de la actividad de los comandos de forma colegiada y, por tanto, corresponsables de su accionar armado terrorista", concluye el informe policial, en sintonía con las tesis de la asociación de víctimas Dignidad y Justicia.