Rudy Fernández: "Mi padre me decía que tenía que darlo todo por cada camiseta, pero el Real Madrid fue algo especial"
- El exjugador de baloncesto recibirá el Premio a la Trayectoria de Los Leones de EL ESPAÑOL 2024 tras anunciar hace unos meses su retirada.
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"Siempre tuvo un talento innato para cualquier deporte de pelota, pero el baloncesto lo lleva en la sangre". Estas palabras de Rodolfo Fernández resumen a la perfección lo que ha sido la carrera de su hijo Rudy (Palma de Mallorca, 1985), leyenda del deporte español.
Un lejano 7 de abril de 2002 comenzó a escribirse una de las historias de amor más bonitas del baloncesto a nivel mundial. Aquel día se produjo el debut de Rudy Fernández. Unos días antes de cumplir los 17 años, defendiendo los colores de su Joventut, el equipo en el que se había criado, y enfrentándose al Real Madrid, el club que una década después le convertiría en leyenda.
Desde aquel histórico debut que cambiaría para siempre la historia del baloncesto moderno hasta el 2 de agosto de este año, jornada en la que se consumó la eliminación de la selección española en los Juegos Olímpicos de París, han pasado 8.153 días. Más de 22 años en los que Rudy Fernández ha labrado su leyenda con un palmarés único y con un legado cuyos valores sostienen hoy el vestuario del Real Madrid y el de la Selección, las últimas estaciones de su brillante viaje.
Esos valores, inculcados por sus padres, exjugadores ambos, y que tanto él como su hermana Marta han llevado orgullosos por el mundo, son también los valores del baloncesto. Un deporte que le acogió cuando todavía no tenía claro hacia donde encaminar sus pasos para convertirle en toda una referencia a nivel planetario.
Por el camino, 9 Supercopas de España, 7 Copas del Rey, 7 Ligas, 3 Euroligas, una Copa Intercontinental, una FIBA Euro Challenge, una Copa ULEB, 2 Mundiales, 4 oros, 2 platas y un bronce en Eurobasket y dos platas y un bronce olímpicos además de un sinfín de reconocimientos y premios individuales. Y es que la vitrina de trofeos de Rudy Fernández es un ejemplo de grandeza como pocos hay comparables en la historia del deporte español.
Sin embargo, la huella imborrable del paso de Rudy Fernández por el baloncesto va mucho más allá de sus títulos ya que reside en su esfuerzo, en su entrega, en su sacrificio, en su liderazgo y en su talento. Virtudes todas ellas que han servido para formar a un jugador que consiguió brillar desde su paso por Joventut, cuando todavía era un niño, hasta sus últimos triples con el Real Madrid y con España, sin olvidar su paso por la NBA defendiendo los colores de franquicias como los Portland Trail Blazers o los Denver Nuggets.
Durante todos estos años, Rudy Fernández ha conseguido escribir su nombre con letras de oro y brillantes en la historia del baloncesto. Y por ello, EL ESPAÑOL le reconocerá con el Premio El León a toda una Trayectoria inmaculada que no ha estado exente de golpes duros como sus innumerables lesiones en la espalda o incluso como el propio fallecimiento de su padre, a quien el propio Rudy estaba muy unido. Ahora, echando la vista atrás y después de haber anunciado el pasado 4 de abril que este bonito camino llegaba a su final, el mallorquín hace balance de estos 22 años y de toda una vida ligada al baloncesto.
Bueno, han pasado ya algo más de dos meses desde tu retirada oficial después de los Juegos Olímpicos, ¿cómo te sientes ahora que ya no eres jugador profesional y cómo han sido todas estas semanas desde que se acabó el sueño de París?
Bueno, mi vida ha cambiado. Es cierto que tengo muchísimo más tiempo y menos viajes. La idea que tuve al tomar esa decisión era pasar más tiempo con mi familia. Ahora estoy pudiendo ir a los entrenos de mi hijo y puedo disfrutar un poco más de momentos familiares. Eso es lo que me planteaba al terminar.
Sí que es cierto que a veces voy a al pabellón y echo de menos esa sensación de competir y de poder vivir en la pista todo lo que vivía a nivel de ambiente. Y sobre todo también echo de menos a los compañeros y ese ambiente que se vivía en el Real Madrid y en la Selección. Son decisiones a las que uno no quiere llegar, pero yo creo que era el momento y creo que ha sido una buena decisión.
Siempre dicen que el momento de la retirada es difícil para un deportista profesional porque son muchos años viviéndolo al máximo. ¿Para ti ha sido tal y como lo imaginabas o qué balance haces ahora que ya está la decisión tomada y que lleva en práctica unos meses?
A ver, por una parte es difícil tomar esa decisión porque se acaba un poco todo. Casi toda mi vida ha sido enfocada al baloncesto y a seguir mejorando día a día. Ahora no tengo ese objetivo ni ese reto porque ya estás fuera. Ya no tengo que pensar sólo en el baloncesto y puedo hacerlo en otras cosas. Al final yo tenía muy metido en la cabeza que quería acabar en una buena forma y de la mejor manera posible. Y poder acabar jugando es lo que me ha dado también el conseguir el objetivo que me marqué cuando falleció mi padre que era poder estar en otros Juegos Olímpicos. Al tener ese objetivo y ese reto cumplido y después de conocer que mi mujer estaba embarazada, me surgieron otras necesidades más personales y familiares que eran poder estar más con mi familia.
¿Cómo te preparaste tú para ese momento? ¿Hablaste con compañeros como Felipe Reyes o Pau Gasol que habían dado ese paso poco antes que tú? Y ahora que ya lo has vivido, ¿qué consejo le darías a los jugadores que afrontarán este proceso en el futuro para que tengan una buena retirada?
Yo creo que eso es muy personal. No tuve que hablar ni con Felipe ni con Pau para tomar esa decisión. Al final es muy personal y vas sintiendo un poco cómo es tu cuerpo y cómo es tu cabeza. Cada vez se está valorando más el aspecto mental a nivel profesional en el deporte y eso es importantísimo. Es clave saber cuándo es el momento y yo tenía la sensación de que podía llegar justo al acabar los Juegos Olímpicos que era el objetivo que me marqué. Luego el consejo que le daría a la gente es que escuchen y sientan su cuerpo y su cabeza. Es algo muy personal. No me gustaría dar ningún tipo de consejo más a nadie porque al final creo que es una decisión de cada uno y yo siempre lo he sentido así.
Hay dos momentos que seguramente todavía tienes muy frescos en tu memoria. Uno es la ovación en el segundo partido de la final de la Liga Endesa contra UCAM Murcia la temporada pasada y el otro la ovación que te dieron también en el WiZink Center en el partido de España contra Puerto Rico antes de los Juegos Olímpicos. ¿Cómo recuerdas aquellos momentos que fueron tus despedidas de quienes habían sido tus aficionados durante décadas?
Gracias a Dios he tenido esa suerte de poder vivir cosas increíbles a nivel de clubes y de Selección y de ganar muchísimas cosas, pero esos momentos los voy a guardar para mi memoria. Creo que son más que un título. Recibir el cariño de todas las aficiones, tanto con el Real Madrid como con la Selección, son momentos que marcan mi trayectoria. Ahí me di cuenta del bien que había hecho tanto al club como a la Selección de intentar transmitir ese cariño y esa ambición que siempre he tenido cuando he sido profesional.
El baloncesto me ha inculcado el intentar superarme día a día. Me siento muy afortunado, he superado todas mis expectativas.
Ahora que tienes 39 años y que ya has puesto final a tu camino, ¿cómo valoras todo este recorrido? ¿Te imaginabas en algún momento cuando empezaste tener una carrera tan larga y con tantos éxitos? ¿Qué ha significado el baloncesto para ti y qué valores te ha transmitido un deporte que ha estado tan presente en tu familia?
Bien lo dice la pregunta. El baloncesto ha estado muy presente en mi familia y me ha inculcado el intentar siempre superarme día a día. Y eso es un poco lo que he intentado inculcar a la gente joven que ha ido llegando, esos valores que a mí me ha transmitido el baloncesto, seguir transmitiendo esa energía y el saber también adaptarte a buenos momentos y a malos momentos, ya sean a nivel físico o psicológico. Eso me ha hecho crecer como jugador y me ha hecho llegar a una edad que en ningún momento imaginaba después de haber pasado por tantas lesiones de espalda. Así que me siento muy afortunado de haber podido llegar hasta los 39 años jugando a un nivel profesional y más en un equipo tan competitivo como es el Real Madrid y en la selección española. Y como te puedes imaginar, todas las expectativas han sido superadas con creces.
Me hablabas ahora de esos problemas de espalda que han marcado mucho tu carrera y sobre todo estos últimos años. ¿Cómo de dura ha sido esta recta final en la que has tenido que sufrir demasiado con ese lastre y pasar muchos momentos de soledad, de trabajar con los fisios y con los médicos? Al final también hace fuerte a una persona y a un deportista encontrar la motivación cuando va cumpliendo tantos años, pero que a la vez sigue diciendo aquí estoy yo luchando contra todo porque quiero seguir, ¿no?
Imagínate. Al final este tipo de situaciones, por desgracia, siempre le llegan un deportista. Jugando a un altísimo nivel, tantos partidos, con tanta exigencia física... el cuerpo lo paga. Yo recuerdo que en mi tercera operación de espalda me dijeron que podría jugar tres o cuatro años más como profesional como máximo. Y al final han sido casi diez. Los deportistas nos obsesionamos con los objetivos que nos marcamos y con los momentos superación. Y esto a mí me ha hecho intentar superarme en los momentos más difíciles y también reconstruir un poco mi juego y adaptarme a las nuevas situaciones que se me han ido planteando durante todos los años.
En tu último año, sobre todo con el Real Madrid, has hecho una temporada casi perfecta ganando títulos como la Supercopa, la Copa del Rey y la Liga. Solo faltó la guinda de la Euroliga que se escapó en esa final que estaba prácticamente ganada. ¿Te dolió mucho aquella derrota cuando el partido estaba casi en la mano?
Eso a un deportista siempre le tiene que doler. Y más sabiendo en ese momento que sería mi último partido de Euroliga. Pero gracias a Dios he tenido la suerte de poder ganar tres y de poder disfrutar de muchísimos momentos buenos. El año pasado ganamos la Supercopa, la Copa del Rey y la Liga, son tres títulos en un año y al final te das cuenta de la dificultad que tiene. Gracias a la consistencia que hemos tenido en esta última década, el Real Madrid siempre ha intentado competir por todo y siempre lo hemos hecho. Y hemos tenido la suerte de ganar muchísimos títulos durante todos estos años. Acabar con tres títulos y perder ese partido que teníamos ganado por supuesto que tiene que doler. Pero me siento muy afortunado de haber vivido hasta el último momento una final de Euroliga.
Estos últimos años has vivido en un Madrid un poco diferente con la llegada de Chus Mateo. Ya lo conocías de su etapa como segundo entrenador de Pablo Laso, pero ¿qué ha significado para ti cerrar tu carrera en el Real Madrid de su mano y cómo ves a este nuevo Madrid que se está gestando y que ya ha tenido muchos éxitos?
Bueno, a Chus yo siempre se lo digo, que ha tenido la mala suerte de pillarme en un momento en que mi cabeza estaba también en otros lados. Yo siempre me he centrado muchísimo en el baloncesto y Chus siempre me ha ayudado, cuando era segundo y ahora cuando ha sido mi primer entrenador. Pero es cierto que tenía otro rol en el equipo aunque tenía que intentar hacerlo lo mejor posible. Creo que siempre me ha respetado como deportista, igual que yo a él como entrenador.
Con lo poco que lleva en el Madrid ya ha conseguido todos los títulos y eso no lo puede decir cualquiera. Así que en ese sentido hay que reconocer todo su trabajo y por supuesto también valorar a mis compañeros que están en una forma muy buena. Estamos en un momento en el que tenemos que tener tranquilidad porque el equipo está trabajando para poder llegar lo mejor posible al final de la temporada que es cuando compites por los títulos.
Obviamente no se puede entender la carrera de Rudy Fernández en el Real Madrid sin la figura de Pablo Laso. ¿Qué ha significado para ti en tu trayectoria?
Pablo y yo coincidimos justo en el momento de entrar a la vez en el Real Madrid y cambiamos un poco la forma en la que el Madrid estaba jugando. Yo creo que Pablo para mí ha sido un entrenador que me ha dado esa estabilidad a nivel de madurez porque venía de la NBA con muchísimas ganas de poder conseguir muchas cosas en Europa y de vincularme a un equipo de mucha exigencia como era el Real Madrid. Y me ayudó a ser el jugador que he sido en el Real Madrid. Me hizo entender un poco lo que quería de mí y creo que me hizo ser un jugador que intentaba dar lo máximo en cada partido, estar vinculado en todo lo que necesita el equipo y considerarme una pieza importante dentro de un club tan grande como era el Real Madrid.
En aquel Madrid que empezó contigo y con Pablo formasteis un núcleo muy fuerte con jugadores como Sergio Llull, Chacho Rodríguez, Felipe Reyes, Jaycee Carroll y tantos otros. ¿Qué significa para ti haber formado parte de una de las mejores generaciones en la historia del Real Madrid?
Para mí vincularme al Real Madrid ha sido la mejor decisión que he tomado. Deportivamente no he tenido que tomar muchas decisiones, pero cuando llegué al Real Madrid y vi cómo trabajaba el club y cómo trataban a los jugadores, sabía que me quería retirar aquí e intentar dar lo máximo para que mi nombre estuviera en la historia del club. Y por supuesto, con los jugadores que has nombrado hemos construido una última década en el Real Madrid que será recordada en el futuro.
Recuerdo el día de tu despedida con el Real Madrid en el WiZink Center que había una pancarta que decía 'contigo cambiamos el rumbo' y creo que define muy bien lo que ha sido tu trayectoria en el Real Madrid. ¿Tú sientes que gracias a tu entrega y a tu carácter, más allá de tu talento, que te has convertido en un símbolo del madridismo a pesar de ser un jugador que no te has criado en la cantera y que llegó aquí siendo ya una estrella? Que la afición se ha vinculado de una manera especial contigo.
Mi padre me lo ha inculcado mucho. Me decía 'tú sobre todo te tienes que centrar en la camiseta que llevas y en lo que tienes que hacer por ella'. Y eso es lo que he intentado hacer en todos los equipos en los que he estado. Pero el Real Madrid fue un vínculo más especial. Sabía que era un club que tenía muchas exigencias, pero era una motivación para mí el poder llegar ahí y poder estar con mis compañeros de Selección y poder hacer historia en un club tan grande. Poder estar con nombres legendarios y verme entre ellos para mí es un verdadero honor y por eso siempre he intentado dejarme todo en la pista para cumplir esos objetivos y sobre todo para hacer más grande al club de lo que ya es.
Cerrando el capítulo del Real Madrid, otro lugar donde has sido muy importante ha sido en la selección española. ¿Qué ha significado para ti tu trayectoria en la Selección, sobre todo estos últimos años como capitán en los que te has convertido en el referente de un vestuario que está en plena reconstrucción con chicos muy jóvenes y actuando en esa faceta de líder y de transmisor de valores?
Yo he intentado transmitir lo que a mí me ha generado el estar tantos veranos en la selección española. En ese sentido siempre he intentado continuar lo que me han transmitido durante muchos años Juan Carlos Navarro, Pau y tantos otros. Y eso es lo que en los últimos años he intentado hacer con los jóvenes. Al final la Selección tiene que ser un honor, poder vestir esa camiseta por todos los jugadores que han pasado por ella y por todo lo que se ha conseguido en estas últimas dos décadas. Yo me he sentido un privilegiado de poder jugar al lado de jugadores históricos y de referentes del mundo del baloncesto y de capitanear una Selección en la que se han conseguido tantos objetivos.
Antes te preguntaba por Chus y por Pablo. Ahora te quiero preguntar también por Sergio Scariolo. ¿Cómo han sido estos últimos años con él en los que muchas veces se te veía prácticamente en una labor casi de segundo entrenador siendo su prolongación tanto en la pista con el vestuario? Había mucha conexión entre vosotros por tu madurez y por tu implicación como líder, ¿no?
He pasado muchísimos años junto a él. Más que entrenador y jugador ya éramos amigos. Él me preguntaba muchísimas cosas y yo le preguntaba muchísimas a él. Yo creo que hemos hecho un grandísimo equipo y una grandísima pareja en el sentido de que nos hemos ido entendiendo. Y eso es lo que nos ha permitido plasmarlo después en competiciones como el último Eurobasket. Sabíamos que era muy complicado, pero con su talento a nivel profesional y después con el compromiso que tuvimos todos los jugadores lo hicimos. Como digo yo, tenía soldados en el equipo que se adaptaban al trabajo que Scariolo quería. Y así es como al final salen las cosas y eso es lo que nos ha hecho el tener tantos éxitos juntos. Y ojalá ahora que yo me retiro, poder verlo desde otra zona y apoyarlo.
Después de más de 20 años como profesional, 11 medallas con la Selección con dos mundiales y dos platas olímpicas, casi 30 títulos a nivel de clubes con tres Euroligas y un montón de distinciones individuales, ¿serías capaz de elegir dos o tres momentos con los que te quedas en tu trayectoria y que para ti han sido los más especiales?
Es muy difícil. Son muchos años. Pero te diría, por supuesto, el primer momento en el que debuto con Joventut con 16 años recién cumplidos justo contra el Real Madrid. Manel Comas me dio esa oportunidad, ya llevaba tiempo entrenando con el primer equipo, pero ahí me dio el empujón para entrar en dinámica. Luego, la segunda pues te diría mi momento de la NBA, porque al final fue algo que siempre había soñado, poder jugar contra los mejores y encima tener minutos en esa liga que a veces es muy difícil. Y tercero, cuando firmo por el Real Madrid porque me estaba dando cuenta de que me vinculaba al mejor club del mundo. Me he quedado aquí en Madrid, adoro la ciudad, adoro la comunidad y estoy muy a gusto. Y encima mis hijos son madrileños.
Después de tantos años y de tantos éxitos evidentemente también hay momentos malos. ¿Te queda alguna espinita clavada en tu carrera o algo que te hubiera gustado cambiar?
Bueno, creo que mi paso por la NBA. El haber estado no tan bien asesorado por mi gente de alrededor. Eso me hizo no tener la paciencia que tendría que haber tenido. Pero bueno, son cosas que pasan y luego eso me hizo vincularme al mejor club del mundo. Así que en ese sentido tampoco puedo decir que sea un pero. Son situaciones que a veces como jugador nos dejamos asesorar por gente que no nos hace bien.
Como deportista estás acostumbrado a que te premien por un buen partido o por un buen campeonato. Sin embargo, ahora recibes el Premio El León de El Español a toda una trayectoria. ¿Qué te hace sentir que se te reconozca todo un camino de más de 20 años estando siempre en la élite? Es un poco un reconocimiento a toda una vida, ¿no?
Cada reconocimiento tiene su valor y por supuesto siempre el poder ser homenajeado o premiado para mí tiene que ser un orgullo por todos los años que he trabajado, no para recibir premios, sino para conseguir los objetivos que nos hemos ido planteando durante todo este tiempo. Me siento muy agradecido de todo lo que he vivido, de los buenos momentos y de haber aprendido muchísimo de los malos. Eso me ha hecho crecer y ser un jugador reconocido por todo el mundo.
Y ya las últimas dos para terminar que en realidad es una pregunta doble. ¿En algún momento has sentido ese picor de arrepentimiento por la decisión de tu retirada y si crees que tu vida va a seguir ligada al baloncesto quizás como entrenador? ¿Qué tienes pensado para el futuro?
Siempre tienes momentos de pensar que te encantaría poder estar jugando. Pero nunca he pensado en volver, eso te lo puedo asegurar. Pero sí que tengo el picorcito cuando voy al pabellón y veo el ambiente... Me gustaría poder estar ahí jugando.
Respecto a la segunda pregunta, yo como entrenador no me veo. Sí que es cierto que me veo vinculado al baloncesto, por supuesto, porque es el deporte que me ha dado todo. Lo he vivido desde tan pequeño que sé mucho de esto, pero no quiero vincularme como entrenador porque al final sería volver un poco a la rutina de siempre, de tantos viajes y eso. Pero sí que me gustaría estar vinculado al baloncesto.