¿Cuáles son los retos pendientes que presenta la formación continua y el reciclaje profesional? Es quizá el gran dilema al que se enfrenta el sector laboral. Hacer frente a desafíos como la flexibilidad del entorno, la personalización de la especialización y la adquisición de nuevas competencias se presentan como líneas maestras fundamentales. Este ha sido uno de los temas tratados en la última de las mesas redondas del foro Málaga en la vanguardia del talento: educación, innovación y tecnología.
El diagnóstico realizado por José María de la Vega, director general de Recursos Humanos, Talento y Cultura de Unicaja Banco, es claro: “Han quedado atrás aquellos tiempos en los que uno estudiaba una vez y se tiraba 40 años trabajando con pequeñas píldoras”. El dinamismo, la revolución, la tecnología… Elementos que han conllevado a una vorágine repleta de técnicas “para ir reciclándonos”.
De esta forma, De la Vega ha explicado que el problema no está en que uno tenga el mismo empleo durante toda la vida, sino que ese puesto ha cambiado: “Hay que conseguir que uno pueda seguir en ese sitio y, en caso de que desaparezca, esa persona pueda seguir dentro de la compañía”.
Ante esta coyuntura, se presentan una serie de retos que, yendo de la general a lo particular, nacen del propio entorno: la capacidad de adaptación. “Tenemos que fomentar esa capacidad entre los trabajadores porque el entorno es flexible para todos. Nunca ha estado más de moda el principio darwinista de que no sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan”.
¿El otro desafío? La personalización: “Ya no vale el café para todos. Antes hacíamos un plan y el 40% de los cursos eran comunes. Hoy nadie puede pensar que un programa de formación vale para todo el mundo. Tenemos mucha información sobre los empleados, inquietudes, habilidades… Hay que poner un itinerario profesional y formativo para que vean hacia dónde quieren ir”.
Pero no solo definir un camino, sino un cómo y cuándo. Ante esa disyuntiva, la tecnología resulta clave porque ofrece herramientas que hoy no se conocían. Esto, sumado al liderazgo, conforman un combo indisoluble: “Parece que ha pasado de moda con la digitalización, pero para nada”, ha sostenido.
Así, De la Vega ha insistido en la idea de que, si no se ofrece una oportunidad de desarrollo, el talento “se te va”: “La formación es una inversión”.
Por su parte, Beatriz Barbeyto, presidenta de la Comisión de Formación de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), ha expuesto la dicotomía existente entre sectores de constante desarrollo formativo (como la banca o la industria) frente a otros con un gap muy amplio: “Agricultura u hostelería necesitan mucho reciclaje y formación”, ha asegurado.
La formación externa e interna, sin embargo, no puede implementarse dentro de todas las compañías por el tamaño de estas. Especialmente reseñable en Andalucía, debido al gran número de pymes. En este caso, se trata de una especialización “mucho más ad hoc” para mejorar las habilidades de sus trabajadores y, del mismo modo, un ahorro de costes: “Si tengo un servicio que externalizar, puedo desarrollar competencias de mi personal para que pueda ejercer esas funciones. Mejoro el nivel y le puedo dar un aumento salarial al incluir otras competencias”, ha explicado Barbeyto.
El reto de los trabajadores
José Ríos, miembro del Gabinete Técnico de CCOO Málaga, ha ido al núcleo de la cuestión, asegurando que el origen no es otro que la irrupción tecnológica “tan bestial que estamos viviendo”. Esta cuarta revolución resulta especialmente identificable por la “velocidad, amplitud y profundidad”: “Ha transformado todo. Vida personal, social, economía y el mundo del trabajo”.
Sin embargo, sigue quedando “la mayor parte del camino y la más intensa”. Por eso, se proyectan una serie de amenazas para los trabajadores como la pérdida de puestos que van a desaparecer. Según las previsiones, el 47% de estos empleos van a desaparecer en EEUU de aquí a una década. Similar en España: “Pero van a aparecer otros”.
¿Qué plantean los sindicatos? Políticas públicas potentes para abordar este tema, especialmente dirigidas al sistema educativo y formativo, abriendo nuevas puertas a la forma de adquirir competencias. Así, el abanico analizado por Ríos va desde la Escuela 42, donde una institución forma sin profesores, solo con dinamizadores de equipo, con un centro abierto 24 horas, sin coste y una inserción del 100%, frente a instituciones formales que arrastran inercias complicadas de cambiar.
También ha señalado que la mayoría de las carreras de la UMA no incluyen, al menos, nominalmente, ninguna asignatura con referencia a las nuevas tecnologías.