El historiador Ángel Viñas.

El historiador Ángel Viñas. Crítica

Historia

Ángel Viñas hace de historiador de sí mismo: "Fui catedrático gracias a que Franco murió"

El infatigable investigador desmenuza en un libro la intrahistoria de sus trabajos y reflexiona sobre su metodología, que le ha llevado a derribar numerosos mitos.

12 marzo, 2024 08:25

Recién cumplidos los 83 años, Ángel Viñas mantiene esa sonrisa suya tan pilla y enérgica. Dice que ya no está para darse trotes por los archivos de medio mundo, aunque anuncia que está cocinando un nuevo ensayo sobre la Guerra Civil que va a dar mucho que hablar. "¡Un bombazo!", adelanta, pero como siempre, apoyado en papeles. No cesa el maratoniano historiador en su producción literaria, si bien es cierto que el foco de su nuevo ensayo es más bien él, su trayectoria, que Franco o el oro de Moscú, sus temas fetiche. 

La forja de un historiador (Crítica) es un libro para autoexplicar su propia obra, una radiografía de una prolífica carrera entre documentos que edulcora también con episodios cómicos, como cuando el cuñadísimo Ramón Serrano Suñer le escribió una nota pidiendo clemencia antes de participar en un programa televisivo dedicado al fascismo italiano.

"Con los libros de ¿Quién quiso la Guerra Civil? (2019) y El gran error de la República (2021) me di cuenta, y los lectores pueden tener otra opinión, que eso no lo había escrito nadie. Entonces podría ser interesante explicar cómo he llegado hasta ahí", arranca Viñas, uno de los grandes conocedores e iluminadores del siglo XX español, hoy con camisa rosa y pajarita de puntos, más moderna aún que la escogida para ilustrar la portada. 

Él mismo se define como "un historiador arrastrado por la curiosidad y los propios acontecimientos", pero que ha completado un asombroso legado: "He escrito una obra que, modestia aparte, no tiene paralelo en la historiografía española. Y lo digo así porque quién ha estado en 40 o 45 archivos de una decena de países durante treinta años. De mi generación ninguno. He descubierto cosas que nadie había descubierto. Por eso creo que me puedo morir con la tranquilidad de que he hecho mi granito de arena".

Pregunta. ¿Este repaso por su experiencia personal y profesional como historiador es un paréntesis o un epílogo? ¿Quedan más investigaciones?

Respuesta. Pues ya estoy terminando un libro con un amigo mío, que yo solo no soy capaz de hacerlo, lo reconozco humildemente. Es un ingeniero industrial y economista que se llama Guillermo Martínez Molinos. Estamos escribiendo un libro sobre la guerra de Franco: petróleo y espionaje. La guerra de Franco, no la Guerra Civil. Y cuando salga el año que viene será un bombazo, una visión completamente diferente de la actual que existe sobre una parte de la Guerra Civil. Así de simple, porque conozco la literatura sobre la Guerra Civil en español y en idiomas extranjeros accesibles. Tenemos documentación inédita.

"¿Si no hubiera habido sublevación militar, social y política en julio de 1936 hubiera desembocado la República en una matanza de derechistas? La respuesta evidente es no"

P. ¿Ángel Viñas ha llegado a ser historiador por accidente, por casualidad o porque lo lleva en la sangre?

R. Ha sido en parte por azar, en parte por formación. Me siento muy orgulloso de haber tenido una educación prácticamente laica y muy influida por los valores de la Ilustración y de haber visto realidades foráneas desde muy joven que han influido mucho en mi forma de contemplar el mundo. Y luego, por casualidad. Sí, porque fue así como me voy a Washington en 1969 después de hacer las oposiciones a técnico comercial del Estado; cómo allí no me siento cómodo y decido marcharme a Alemania como último mono en la embajada de España en Bonn; cómo allí tengo la idea de hacer una tesis y Enrique Fuentes Quintana me dice de escribir algo sobre la economía de la Guerra Civil en una revista que estaba dirigiendo; cómo me meto ahí, veo los archivos y hay paz. Y se me despierta la curiosidad, que yo ya había saciado con lecturas de libros prohibidos en España porque voy en 1958 a Francia y en los años siguientes a Alemania.

P. Una de las cosas que más llaman la atención en todos sus libros es la continua referencia a los "papeles", a las evidencias primarias relevantes de época, como las llama. Es una obsesión.

R. Pues sí, por una razón muy sencilla. Yo estudio esencialmente políticas de gobierno estatales (exterior, económica, cultural). Esas políticas surgen de la mente de ciertos políticos, pero las instrumentan burocracias, aparatos burocráticos que, con independencia de que sean democráticos, fascistas, nazistas, conservadores, izquierdistas o comunistas, tienen su lógica porque las ideas de los jefes hay que plasmarlas en acciones y esas acciones tienen que ser plasmadas en el papel y el papel tiene que ser circulado. Y eso queda: quedan los archivos, con lagunas.

»Yo no caigo en el giro lingüístico ese de que no existe nada y todo hay que ponerlo en duda. Los papeles reflejan opiniones, actitudes, la personalidad de los que los hacen, pero dicen algo sobre lo que ven. Entonces lo que tiene que hacer un historiador es comparar y no examinar un papel, sino 8.000 papeles. Eso te dice algo real, que ha ocurrido, que ha pasado, que forma parte del pasado. De ahí mi obsesión. Si la Shoa está documentada porque hay papeles, cómo no iba a estar documentada la política de Franco o de la República. Lo que ocurre es que ciertos segmentos históricos están flojitos de papeles porque se destruyen, como la represión franquista, y esto lo dice Óscar Alzaga. Lo que queda, hay que sacarlo a la luz, y esa es la labor del investigador.

Portada de 'La forja de un historiador'.

Portada de 'La forja de un historiador'. Crítica

P. ¿Cómo definiría el conjunto de su obra? ¿Se ve como un detector de las mentiras del franquismo?

R. No, porque también he puesto de relieve mentiras de la República. Mis opiniones personales cuentan, pero no hay historiador que no tenga opiniones ni ideología. Yo me acerco al pasado con documentos, un médico forense con cadáveres, con la exhumación de fosas. Esto jode mucho a la derecha española. No les dio tanta rabia cuando la dictadura franquista exhumaba a las víctimas de la represión republicana. ¡Paracuellos! Sabemos desde hace mucho tiempo que a la sublevación se fue con la intención de dar un golpe masivo a todas las izquierdas españolas, ya fueran republicanas, socialistas, comunistas, anarquistas, librepensadoras, ateas... Eso hay que decirlo.

»¿Si no hubiera habido sublevación militar, social y política en julio de 1936 hubiera desembocado la República en una matanza de derechistas? La respuesta evidente es no. ¿Que hubo agitación política y social en la primavera del 36? Que se lean el libro de Eduardo González Calleja Cifras cruentas y verán todas las muertes que hubo en el periodo republicano, contaditas una tras otra.

[La verdadera razón que explica por qué la dictadura de Franco duró tanto tiempo]

P. ¿En qué grado diría que sus libros han cambiado la historia de la República, la Guerra Civil y el franquismo?

R. He demostrado con documentos en la mano que hubo una conspiración contra la República desde el primer momento con la ayuda fascista. Otros lo habían dicho, yo los cito, pero esta conspiración que se materializa un poquitín en la Sanjurjada, va tomando cuerpo a partir de 1933-1934 con la ayuda fascista y culmina con la preparación del golpe militar con la ayuda fascista civil y militar. Y esto, con papeles en la mano, no lo había demostrado nadie. Otros en la izquierda habían afirmado que los nazis estaban metidos en la melé, pero no he encontrado dónde.

»Yo me quedo hasta donde los papeles examinados críticamente me permiten llegar. ¿Qué más puedo decir? Que la política de Franco con la II Guerra Mundial de no subirse al carro de las potencias del Eje responde a una serie de factores que expliqué en Sobornos (2016). El caso Balmes, que explico en El primer asesinato de Franco (2018), tampoco se había demostrado. Luego está el tema de la política autárquica, que fue un desastre para España: nadie había documentado la génesis y el desarrollo de la misma y lo hice con un equipo de amigos. Descubrí la cláusula secreta de activación de las bases estadounidenses en España, que suponía la enajenación de la soberanía estratégica española a una potencia extranjera.

"Una de las puertas que se me han cerrado  es la documentación existente en los archivos militares españoles sobre las negociaciones militares de los pactos con EEUU de 1953"

P. Son muchos hallazgos, ¿pero cuál le produce mayor satisfacción?

R. Todas esas... Y luego he demostrado que Franco fue un mangante, y los papeles están el Palacio Real. Que Franco aspiró con malas artes a ganar la Cruz Laureada de San Fernando. Y luego cómo poco a poco costó muchísimo trabajo eliminar la dependencia estructural de Estados Unidos. Son cosas en las que de alguna manera innové. ¿Puede decirse que he escrito la última palabra? Pues ya te digo que no porque no hay historia definitiva.

P. Ha trabajo como diplomático, como asesor de Ministerios, es ideológicamente beligerante... ¿Todo esto le ha cerrado alguna puerta a la hora de investigar?

R. Claro que sí. Una de las puertas que se me han cerrado, y no lo he dicho nunca, es la documentación existente en los archivos militares españoles sobre las negociaciones militares de los pactos con EEUU de 1953.

P. ¿Nadie ha podido consultarlos? ¿Por qué?

R. No lo sé. Es una cosa muy curiosa porque se conocen los pactos públicos y los secretos, y su desarrollo y aplicación —lo he escrito yo En las garras del águila (2003). Otros autores han seguido examinando las relaciones hispano-hispano-estadounidenses. Son temas conocidos. Pero Franco, jefe del Estado, da instrucciones a su negociador militar jefe, el teniente general Juan Vigón, y este le va informando de la marcha de las negociaciones de dos años de duración. Es una operación político-militar que tiene que estar completa, salvo que alguien la haya destruido. Como tendría el máximo secreto, lo más probable es que nadie haya metido la nariz y desde luego no se ha publicado nada al respecto. Alguien no quiere abrir la puerta, ¿pero por qué si ya conocemos los resultados? Al historiador lo que le interesa es ver detrás de lo que se conoce.

El historiador Ángel Viñas, en una foto de una entrevista con este periódico en 2016.

El historiador Ángel Viñas, en una foto de una entrevista con este periódico en 2016. Moeh Atitar

P. ¿Al Ángel Viñas investigador cómo le gustaría ser recordado?

R. Hombre, pues como historiador. Bueno, me podrían decir que fui catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense. Ojo, este es uno de los temas que nunca había tocado y que abordo en el libro. Fui catedrático en parte gracias a que Franco murió. Con él cae Cruz Martínez Esteruelas, que era el ministro de Educación franquista, súper convencido, y se desatan los lazos que se habían lanzado para quitarme la cátedra que había ganado en buena lid. 

P. ¿El régimen le tenía el sambenito?

R. No el régimen, pero sí ciertas personas del régimen que no cito. Con los muertos que no son conocidos no me meto, no es mi estilo. Doy pistas y los economistas de mi generación sabrán a quién me refiero claramente. Y eso va a la inspección del Ministerio de Hacienda, del Ministerio de Educación, al Consejo de Estado, al Tribunal Supremo, a la Audiencia Nacional... Y al cabo de los años, lo que había era un chanchullito, que era como se hacían las cosas en el régimen: por la puerta de atrás, manteniendo apariencias de legalidad.

P. ¿Eso venía por su tesis, por las primeras investigaciones sobre el oro de Moscú...?

R. Venía porque no había rendido mis servicios a ciertas presiones que tampoco identifico. Yo era entonces un pelao, pero no me caso con cualquiera. Yo defiendo mi dignidad personal.