Así era la playa donde el Vesubio devoró a los romanos que escapaban de Herculano
Un proyecto rehabilita la zona de la antigua ciudad que lindaba con el mar en el año 79 d.C. y donde se han descubierto más de 300 esqueletos.
20 junio, 2024 16:55La estampa del horror en Herculano, otra de las ciudades romanas sepultadas por el Vesubio en el año 79 d.C., emergió en la década de 1980 en los llamados fornicis, una docena de almacenes portuarios ubicados frente a la playa y donde se amontonaban más de trescientos esqueletos humanos. Eran las víctimas de la furia del volcán, abrasadas con sus escasas posesiones, las que les había dado tiempo a empaquetar, cuando trataban de escapar subiendo a bordo de algún barco que nunca llegó. Este es uno de los espacios más impresionantes del yacimiento, pero ha estado cerrado al público durante mucho tiempo.
La zona de la antigua playa de arena volcánica —en la actualidad el nivel del mar ha retrocedido varios centenares de metros— ha sido sometida en los últimos años a un proyecto de rehabilitación para solucionar un gran problema: las filtraciones de agua, que habían reducido al suelo a una suerte de ciénaga. El Parque Arqueológico de Herculano ha anunciado este miércoles la reapertura del área, de más de 3.000 metros cuadrados y con "la única fachada marítima de una ciudad romana que se conserva casi en su totalidad".
Los trabajos, que han contado con el apoyo de la fundación estadounidense Packard Humanities Institute, pretendía devolver a la zona de la playa el aspecto que habría tenido en la Antigüedad solucionando la corrosión y el deterioro, provocados por una mezcla de factores naturales como las inundaciones. Se ha creado un espacio totalmente transitable para los visitantes que permite volver a sumergirse en las trágicas historias de los fornicis y de los individuos que fallecieron en la arena. La siguiente fase del proyecto contempla comunicar la playa con la famosa villa de los Papiros, ahora unidas por un túnel.
"La antigua playa es un lugar extraordinario y único en el mundo. Para preservarla para el futuro hemos reducido el riesgo de inundaciones continuas y los peligros para la estabilidad de los frentes de excavación y del paseo marítimo de la antigua ciudad", ha explicado Francesco Sirano, el director del Parque Arqueológico. "Recuperamos el paisaje del año 79 d.C y permitimos a todos los visitantes que vuelvan a pasear por su playa". A finales de 2021, durante las excavaciones del proyecto, se encontraron los restos de otro individuo, un hombre de entre 40 y 45 años que cayó víctima de la abrasadora erupción cuando escapaba con un pequeño saco con monedas, anillos y artefactos de escritura.
Dada la particular ubicación de la antigua playa, aproximadamente a 3 metros bajo el nivel del mar, las obras hidráulicas eran de primordial importancia para recoger el agua, tanto del manantial natural como la transportada desde la antigua ciudad a través de las alcantarillas originales. Las inundaciones no solo habían creado un paisaje pantanoso, sino que ponían en riesgo la conservación de los monumentos y edificios de época romana. La nueva superficie creada está formada por un relleno coronado por arenilla de basalto y es apta para el tránsito de vehículos.
Las investigaciones en la zona de la playa han permitido documentar que los fugitivos llegaron a los almacenes portuarios de noche, como demuestra el hallazgo de numerosas lámparas de aceite en terracota. Iban además acompañados de animales, como mulas y caballos. Toda forma de vida fue sorprendida y arrasada por una primera nube ardiente de 400ºC —en otros lugares de la ciudad los flujos piroclásticos alcanzaron los 550ºC, incinerando y vaporizando a las personas— que se movió a una velocidad de 80 kilómetros por hora. Fue una muerte instantánea por choque térmico. Luego el material volcánico cubrió por completo todas las estructuras.
Los arqueólogos también identificaron hace años, a pocos metros de los fornicis, un barco de unos nueve metros con el casco íntegro. Estaba bocabajo y también escondía a varias víctimas, como un remero y un soldado que portaba un gladius, un puñal de hierro y una bolsa de monedas con un valor equivalente al sueldo mensual de la guardia pretoriana. Quizás fue uno de los integrantes de la fatal flota de rescate enviada por Plinio el Viejo.