Giro en la historia de Tutankamón: una egiptóloga asegura que su máscara dorada fue hecha para una mujer
- Controversia entre los expertos en el Antiguo Egipto por una nueva interpretación de las orejas perforadas de la icónica pieza del faraón niño.
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La máscara de Tutankamón es probablemente el objeto más famoso y representativo del Antiguo Egipto. Con 54 centímetros de altura y 11 kilos de oro y lapislázuli, se trata de un verdadero icono de la civilización faraónica. Contaba con un uraeus (cobra sagrada) y un buitre adornando su frente y una barba postiza dorada y pasta de vidrio. Los ojos del rey niño, muerto cuando tenía 19 años, hacia 1324 a.C., se elaboraron con cuarzo y obsidiana. En la parte trasera se inscribieron una serie de textos mágicos del Libro de los Muertos.
Todo lo que rodea a Tutankamón y a su tumba ha sido sujeto de fascinación y numerosas investigaciones desde el momento de su hallazgo, hace algo más de un siglo. Uno de estos últimos trabajos, realizado por un equipo de la Universidad de Oxford —en el Instituto Griffith, perteneciente a dicha institución, se conservan los documentos de Howard Carter, descubridor de la tumba en noviembre de 1922—, se ha centrado precisamente en la máscara del faraón niño. Concretamente en la presencia de agujeros en las orejas.
La egiptóloga Joann Fletcher desliza una sorprendente hipótesis: que la máscara dorada no se habría concebido originalmente para Tutankamón, sino que estaba destinada a un enterramiento femenino de la realeza. Entre las posibles candidatas cita a Nefertiti, madrastra del faraón niño y esposa de Akenatón. Esta reina de la poderosa Dinastía XVIII falleció poco antes que el joven gobernante, aunque en una fecha indeterminada. Su tumba en el Valle de los Reyes tampoco ha salido a la luz.
"La investigación sugiere que el rey no habría usado pendientes más allá de la infancia, por lo que a la edad de 20 años, cuando murió, no habría sido retratado con las orejas perforadas", ha valorado la profesora de la Universidad de Oxford, apuntando a que se trata de una característica generalmente reservada para las mujeres o los miembros más jóvenes de la realeza. Según su opinión, esta peculiaridad de la máscara ha sido "ignorada durante mucho tiempo".
Pero no todos los expertos en el Antiguo Egipto coinciden con esta interpretación. "En las momias de Tutankamón y otros faraones todavía se conservan las orejas perforadas, por lo que la representación de este tipo de características en retratos como la máscara dorada del faraón niño no deberían sorprender", ha señalado en un artículo en The Conversation Claire Isabella Gilmour, arqueóloga, egiptóloga y antropóloga de la Universidad de Bristol.
Otras hipótesis
Joann Fletcher defiende que el oro utilizado para dar forma a las facciones del rostro de Tutankamón es completamente diferente al del resto de la máscara. Es decir, su teoría se apoya en el supuesto de que la cara del faraón niño fue "injertada" en una pieza anterior que se había elaborado para un gobernante previo, probablemente una mujer.
La tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes es bastante pequeña para tratarse del lugar desde el que un faraón iba a emprender su viaje hacia el más allá. Como murió tan joven, probablemente por la infección de una herida tras sufrir un accidente de carro, siempre se ha especulado que la KV-62 no estaba en principio destinada a cumplir esta función, sino que iba a ser el lugar de descanso de un noble.
El egiptólogo británico Nicholas Reeves lleva años defendiendo que dicho enterramiento fue concebido para Nefertiti y que se trata tan solo de la sección exterior del enterramiento mucho más grande de su madrastra. Sin embargo, los análisis con las últimas tecnologías de teledetección de las paredes de las cámaras no han identificado espacios secretos. Otros investigadores del Antiguo Egipto como Aidan Dodson han sugerido que la sucesora de Akenatón, la faraón Neferneferuatón, probablemente la famosa Nefertiti, nunca recibió un entierro real. Por lo tanto, según este egiptólogo es probable que su ajuar funerario fuera reutilizado para Tutankamón.
Un análisis de la máscara realizado en 2015 por el restaurador de metales Christian Eckmann demostró que, si bien estaba hecha de dos partes, en realidad esa era la forma habitual de fabricar este tipo de piezas. El investigador no encontró ningún rastro de que la cara hubiera sido reemplazada.
"Creo que no hay una base real para las propuestas del equipo de la Universidad de York en lo que respecta a las perforaciones o cualquier significado para la historia de la máscara", ha valorado Claire Isabella Gilmour. "Sin embargo, el análisis de las características de la máscara demuestra que, más de 100 años después del redescubrimiento de Tutankamón, la vida después de la muerte del joven faraón sigue inspirando la imaginación del público y la erudición".