Ha sido uno de los grandes objetivos del sector financiero en los últimos años: más inversión tecnológica para ahorrar costes y no perder terreno ante llegada de nuevos competidores al sector. La banca española invirtió el pasado año 4.000 millones de euros en digitalización, un 15% más que el año anterior, según datos recopilados por la firma BlueTab Solutions. Sin embargo, la crisis y la regulación amenazan ahora con frenar ese ritmo de crecimiento.
Los expertos coinciden en que el escenario actual abre dos vías con las que la banca tendrá que jugar en los próximos años. Por un lado, la necesidad de mejorar los procesos digitales que ya demandan los clientes y que, por otro lado, implican grandes ahorros de costes para las entidades. Por otro, la urgencia por destinar todo el capital disponible a la financiación de la economía y a proteger balances ante el esperado repunte de la morosidad derivado de la crisis.
El reto para el sector está en calcular el equilibrio justo entre ambos caminos, conscientes de que mientras el número de bancos seguirá reduciéndose en los próximos años vía fusiones o adquisiciones, el de competidores fintech y grandes tecnológicas irá en aumento.
Las primeras ya han logrado hacerse un hueco en el mapa financiero nacional, especialmente en el negocio de la inversión y otros servicios, a través de los conocidos como ‘roboadvisor’, por no hablar de los neobancos y entidades cien por cien digitales que ya empiezan a ser un serio competidor en segmentos como las hipotecas.
Las grandes tecnológicas también quieren su trozo del pastel y ya son fuertes actores en servicios como los medios de pago. Es más, Google ya cuenta con licencia de dinero electrónico para operar en toda Europa y mantiene un acuerdo con Citigroup para ofrecer cuentas corrientes a sus usuarios en EEUU. Igual que Apple con su tarjeta de crédito en asociación con Goldman Sachs.
Más lentos que las tecnológicas
“Casi todos los bancos cuentan con su propia app o permiten realizar pagos desde el móvil, pero su estructura no está pensada para operar en tiempo real y eso hace que les cueste mucho más adoptar innovaciones que otros llevamos tiempo desarrollando”, explica Francisco Sierra, director general de N26 en España.
Los clientes bancarios, tanto particulares como empresas, también han empezado a cambiar el chip, obligando a las entidades a acompañarles en este proceso hacia lo digital. Según un estudio realizado por Qonto, casi un 50% de pymes y startups ha considerado la posibilidad de cambiarse a otra entidad bancaria durante la crisis. Y, de ellos, un 70% se ha planteado unirse a un neobanco.
“La crisis de la Covid-19 ha obligado a muchas empresas y autónomos a cambiar su forma de interactuar con su banco. Muchos se han dado cuenta de que cuestiones que antes hacían de forma presencial en una sucursal ahora, mediante soluciones innovadoras y digitales como los neobancos, las pueden hacer de forma más fácil y rápida desde su móvil u ordenador”, afirma Carles Marcos i Guàrdia, Country Manager de Qonto en España.
En el mundo de las inversiones ocurre algo parecido y cada vez son más los usuarios que, antes e acudir al banco a contratar un producto, comparan en Internet. Marketplaces como el de Bnext, que integra los productos de 14 partners diferentes, se presentan como alternativa a la hora de contratar productos de ahorro e inversión, seguros o hipotecas.
Nuevos equipos para no quedarse atrás
Los expertos tienen claro que “la banca no se puede quedar atrás frente a estos competidores, especialmente los gigantes tecnológicos que cuentan con mucha liquidez y son muy rápidos en lanzamiento de productos”. Un proceso que, en realidad, han acelerado en los últimos años, con nuevas unidades dirigidas por perfiles tecnológicos que hasta ahora nada tenían que ver con la banca.
Las inversiones han ido creciendo de la mano de planes específicos para avanzar en digitalización, pero ese crecimiento puede verse mermado ahora. “Todos los bancos mantienen su apuesta por la inversión tecnológica, pero gastarse el dinero que requiere la digitalización tiene un enorme corsé, que son los resultados y la presión regulatoria”, indica Alvaro Tamayo, responsable de Banca y Seguros de Bluetab Solutions.
Desde la firma especializada en datos apuntan a CaixaBank, BBVA y Santander como los mejor preparados para mantener inversiones “porque son más robustos”. Y matizan que otras como Bankinter se pueden permitir el lujo de ir más despacio al no necesitar este proceso para ser más solventes. “Podrá seguir gastándose lo mismo que hasta ahora al mantener mejor ratio de solvencia”, indican.
La firma recuerda que la ratio de penetración en canales online de CaixaBank alcanza ya el 32%, casi seis puntos por encima de la del Santander. En total, y según datos de la Asociación Bancaria Española (AEB) recogidos por Bluetab Solutions, la banca tradicional ofrece ya el 75% de sus servicios digitales. En 2006, solo el 15% de los clientes eran usuarios de banca online, cifra que se ha disparado al 55% en 2019.
La crisis y los datos
Este crecimiento obliga al sector a seguir invirtiendo en un escenario que parece poco propicio para ello, con caídas de resultados a plomo, incluso pérdidas, y tipos de interés que permanecerán bajos durante mucho tiempo. Sin embargo, la necesidad de acompañar al cliente obliga a este esfuerzo.
Desde Banco Santander indican que aún hay que esperar para comprobar si el ‘efecto online’ que los clientes experimentaron durante las semanas de confinamiento ha llegado para quedarse a largo plazo. Pero creen que en todo caso la tendencia será al alza. Lo mismo opinan en CaixaBank. Según explica Tamayo, “en CaixaBank, hay un 75% de clientes que no utilizaba su banca online y que ahora sí lo hacen. Y todo en apenas tres meses”.
Desde Bluetab consideran que este proceso también será beneficioso para el sector. "La digitalización lleva intrínseca la generación de más datos sobre el cliente, con el fin de mejorar el servicio, pero también con la obligación de tener modelos de seguridad más férreos". Y aquí, de nuevo, mayor inversión para la protección de datos.
La firma trabaja actualmente con dos de las principales entidades financieras del país, que ahora mismo están definiendo su nuevo modelo de seguridad y privacidad de datos en sus plataformas a través de estrategias de clasificación y etiquetas para cada dato con inteligencia artificial. Un proceso que todo el sector tiene que llevar a cabo. En este sentido, afirman que las entidades deben cambiar el chip y empezar a analizar, más allá de lo que ganarán con su inversión en tecnología, lo que dejarán de perder con un modelo de prevención del fraude.