El compromiso de una administración autonómica con su ecosistema de investigación e innovación se puede demostrar de tres formas: con buenas palabras, con buenas inversiones o con ambas a la vez.
Las buenas palabras suelen ser el preludio de las buenas inversiones, pero a veces, se las lleva el viento. De ahí que, quizá el mejor termómetro para medir el compromiso de los gobiernos regionales con la I+D+i sea echar un vistazo a cuánto dinero gastaron durante el pasado año.
El Ministerio de Hacienda ya ha hecho públicos los datos pormenorizados de los presupuestos consolidados del pasado año 2021, que nos permiten ver cuánto se dedicó a qué.
D+I ha diseccionado los datos de los gobiernos autonómicos y hay una primera lectura de carácter global que no es muy positiva: el gasto público en I+D+i en 2021 descendió un 2% con respecto al año anterior (2.676 millones de euros en 2020 por los 2.621 millones del último ejercicio).
Ahora bien, son los resultados de sólo cuatro comunidades autónomas los que lastran ese resultado negativo. Los gobiernos regionales que han gastado menos en este sector son Canarias (un 9,2% menos), País Vasco (un 11,11% menos), Andalucía (un 12,69% menos) y Comunidad Valenciana (un 30,33% menos).
Llama la atención que se trata de comunidades autónomas con mucho peso específico en el ecosistema innovador del país y cuyas administraciones públicas demostraron un evidente compromiso con la I+D+i en 2021. Pero es esto lo que dicen los datos de los presupuestos autonómicos consolidados que maneja el Ministerio de Hacienda.
En el lado opuesto, encontramos a las regiones que mejor hicieron sus deberes. Los gobiernos de La Rioja (con un gasto en I+D+i un 34,69% superior al de 2020), Murcia (un 38,71% más) y Castilla-La Mancha (un 40,21%) dieron un paso adelante.
Los tres casos tienen rasgos muy marcados. El gobierno castellanomanchego lleva tiempo recuperando el tiempo perdido en las últimas décadas, en campos como el medioambiental (hidrógeno verde en Puertollano), el tecnológico (grandes proyectos en Talavera de la Reina) y el sanitario (con inversiones globales en maquinaria puntera en los hospitales públicos de la región).
Por su parte, el gobierno murciano, ha emprendido una interesante campaña de exportación de tecnología agraria que ha contado con apoyo público y que podría estar detrás de parte del crecimiento experimentado por el sector de la I+D+i.
Por último, el caso de La Rioja merece mención aparte. De estas tres regiones que registran los mayores aumentos en inversión pública, el gobierno riojano es el único que también está en el podio de las autonomías que otorgan una mayor importancia relativa a la I+D+i en comparación con las inversiones de carácter económico (agricultura, infraestructuras, industria, comercio, transporte y turismo).
El gasto público en I+D+i de La Rioja supone el 29,43% del total de esas inversiones mencionadas, sólo superado por el impacto que tuvo el sector en el País Vasco, donde, de cada 100 euros de inversiones de carácter económico, 35,81% van a la investigación o la innovación.
El impacto sobre el total
Este impacto también es importante en otras regiones como Navarra (el 14,25% de las inversiones de carácter económico son para I+D+i), Galicia y Comunidad Valenciana, ambas con un porcentaje superior al 10%.
Los gobiernos autonómicos que ofrecen un peso menor a la I+D+i son Extremadura (4,89%) y Castilla-La Mancha (1,86%), demostrando en este último caso que un aumento importante de la inversión de un año a otro no significa que tenga un peso específico mayor en relación con el total de inversiones y que, por tanto, aún queda trabajo por hacer.
Volviendo precisamente al aumento de gasto público en I+D+i con respecto a 2020, además de los gobiernos manchego, riojano y murciano, presentaron crecimientos significativos los presupuestos regionales de Asturias (19,6% más), Galicia (20% más) y Aragón (un 33,87% más).
Las grandes áreas de la investigación y la innovación en nuestro país apenas registraron variaciones inversoras con respecto al año anterior. Cataluña, según los datos del Ministerio, invirtió exactamente lo mismo, y Madrid, sólo gastó un 3,48% más. Todo ello demuestra que los territorios periféricos están empeñados en seguir creciendo de la mano de la I+D+i.
Esta última reflexión todavía queda más clara si estos datos de 2021 se comparan con los registrados cinco años atrás.
En ese caso, los mayores incrementos de la inversión pública en I+D+i en relación con la de 2016 los encontramos en Cantabria (que multiplicó por siete el presupuesto para este sector), Aragón y Galicia (con un aumento del 80,5% y del 74,1%, respectivamente).
Regiones como Castilla-La Mancha, Murcia o Asturias también salen bien paradas, con incrementos del gasto público en I+D+i superiores al 60%.
En resumen, análisis se pueden hacer tantos como datos disponibles, pero los aportados ofrecen una visión optimista, en términos generales, sobre cómo la I+D+i se está haciendo un hueco importante en el imaginario de los gestores públicos autonómicos.
Y esto es algo clave para complementar las cuantiosas inversiones privadas que ayudan a que el sector gane músculo ya no sólo en los territorios tradicionales de referencia (los grandes polos y capitales) sino en regiones y provincias de todo el país.