Cuando el amigo quiropráctico de Adrián Hernández le comunicó allá por 2009 que había encontrado a la persona idónea para llevar adelante su proyecto disruptivo, jamás imaginó que aquella llamada daría lugar en un futuro -aún lejano por aquel entonces en el tiempo- a la relocalización de la industria del calzado en España.
Simplicity Works es el resultado de muchos años de esfuerzo -"y ciertas dosis de locura", indica a D+I el CEO, Adrián Hernández- que ahora fructifican en una fecha y una iniciativa concretas: 2023 y el Proyecto Eco Challenge.
La disrupción de la startup española ubicada en Elche (Alicante) -la cuna nacional del calzado- permitirá revertir la deslocalización en Asia bajo el paraguas de este proyecto en la que participan 47 empresas (Pikolinos, Jeanología, Zahonero, Hilaturas Ferre, Asti o Grupo Soledad, entre otros), y que también cuenta con el apoyo de FICE, AVECAL, AEC e INESCOP, y la Conselleria de Industria.
La fabricación piloto, para el próximo verano
El espaldarazo final ha llegado desde la Comisión Europea al elegir la tecnología de Simplicity Works como beneficiaria de su financiación para proyectos de deep tech, lo que le facilitará la puesta en marcha de la macrofábrica proyectada en Elche para convertir en una realidad Eco Challenge, que ya prevé iniciar la fabricación piloto antes del próximo verano.
"En proyectos como el nuestro, en los que el impacto no llega a tan corto plazo como otras propuestas tecnológicas de hoy en día basadas en el software, es donde la Administración tiene que involucrarse. Es, en ese salto desde el prototipo a la industrialización, donde se necesita el dinero y el riesgo es más alto. Cuesta lograr inversores que te apoyen", se lamenta Adrián Hernández.
Ahora es la Comisión Europea quien establece un punto de inflexión en el proyecto, pero la historia de Simplicity Works no podría escribirse sin la aportación de otras personas que también fueron determinantes en el pasado para llegar a este punto.
Adrián Hernández no puede evitar en su conversación con D+I retrotraerse a los orígenes de la compañía y, por unos instantes, regresa mentalmente a aquel 2009 y a aquella llamada de su amigo americano.
Venezolano y español -de padre canario-, aterrizó en el año 2000 en España para ampliar sus conocimientos sobre el calzado. De espíritu emprendedor, pronto dio rienda suelta a su creatividad, pero en 2007 la 'inclemente' maquinaria asiática asfixió su ímpetu empresarial. Había que seguir peleando, pero de diferente manera.
"Me cansé de fabricar calzado y luchar contra la deslocalización, lo que te llevaba a trabajar mucho y ganar poco", afirma Hernández. Había comenzado a germinar Simplicity Works aunque el empresario aún no era consciente.
El talismán del proyecto
De hecho, todavía tendría que esperar hasta 2009 para que la idea tomara forma de la mano de Christopher Banus -inventor e inversor-, el talismán para que Simplicity Works esté ahora en disposición de marcar un hito en la industria del calzado en España.
"Tenía el primer prototipo, pero faltaba el empujón definitivo. Era un proyecto con alto riesgo y no todos los inversores se deciden a respaldarlo. Un día un amigo americano que es quiropráctico me llamó porque tenía en la consulta a un señor que se había dado contra una roca haciendo surf en la playa. 'Es el hombre que estabas buscando', me dijo".
Aquel surfista accidentado era Banus, una pieza clave para el despegue de esta disrupción española que permite sustituir la costura y el pegado de las distintas partes del calzado por un proceso de unión mediante la inyección química de polímeros. Su técnica (3D Bonding) elimina el 60% de los procesos y el 70% del coste en mano de obra.
Esta misma tecnología es ahora el motor del proyecto Eco Challenge, que incluye a medio centenar de empresas y entidades en un proyecto común para conseguir la relocalización del calzado, e, intenta, además acceder a la financiación de los fondos Next Generation.
Acelerada por la Comisión Europea
Y los pasos se van dando en la buena dirección. El primero de ellos, y más determinante, ha sido la reciente inclusión de la startup española en el selecto grupo de compañías seleccionadas por la Comisión Europea para acceder a los 627 millones de euros del programa Accelerator, la mayor ronda de financiación impulsada hasta el momento por el Consejo Europeo de Innovación (EIC).
Gracias a esta inyección económica, compuesta por una subvención de más de 1,8 millones de euros y la entrada en un fondo del Banco Europeo con participación privada de otros 15 millones de euros, la compañía alicantina seguirá avanzando en el desarrollo e integración industrial de su tecnología.
Simplicity Works es, además, una de las 11 startups y pymes españolas beneficiadas por este fondo, y la única que ha presentado un proyecto focalizado en la industria 4.0.
Según explica Adrián Hernández, el apoyo financiero de Europa permitirá construir la fábrica para antes del próximo verano contar con la primera fabricación piloto. El objetivo, ahora totalmente factible según el empresario, es que la reindustrialización del sector arranque en 2023.
Pendiente de los Next Generation
Por otra parte, Eco Challenge se encuentra a la espera de conocer si su participación en la convocatoria del Ministerio de Industria para la identificación de los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) para el sector dotan al proyecto de un impulso aún mayor, tras conseguir el apoyo de la Generalitat Valenciana, que ha identificado la oportunidad de apoyar esta iniciativa sectorial del calzado.
Desde sus inicios, el objetivo de Simplicity Works ha sido modernizar el sector del calzado a través nuevos desarrollos, patentes y técnicas de fabricación nacidas de una constante labor de I+D+i.
Cuando 2022 toca a la puerta, la empresa está a solo un paso de escribir un nuevo tiempo para esta industria española, con fuerte arraigo en Alicante, de la mano de la disrupción más puntera.