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Coche eléctrico, desalación y datos, el nuevo negocio de infraestructuras de Sacyr

Víctor de Ávila destaca el potencial de Hyperloop en el nuevo paradigma energético, apuesta por desalar para el sector privado y cree que el BIM cambiará las licitacionesrn

26 febrero, 2019 07:00

Hablamos mucho de la movilidad desde el punto de vista de los vehículos, los sistemas de gestión y, por supuesto, los usuarios, pero es menos habitual preguntarse cómo deben ser las infraestructuras del nuevo entorno inteligente. Para el director de estrategia y desarrollo corporativo de Sacyr, Víctor de Ávila, la clave está en las ciudades, que "serán polos de generación de valor y desarrollo tecnológico, mucho más fuertes que ahora". En paralelo, la disminución "sustancial" del número de vehículos, "a un tercio de lo actual", vendrá asociada a un aumento del tiempo de circulación, "lo que liberará mucho espacio dedicado hoy a parking, y permitirá nuevos modelos de negocio para estar más cerca del consumidor en la última milla".

De Ávila incorpora a sus análisis como un valor fijo el coche eléctrico. "Hoy un coche eléctrico de alta gama compite con uno de combustión, las curvas se cruzarán en un coche de gama media en 2024 y en baja gama en 2022. En la próxima década, el coche eléctrico se comerá con patatas al de combustión interna", afirma. Unido al auge de la smart city, coincide en que se impondrá el concepto de "transportation as a service".

En lo que se refiere a la transformación digital del sector de infraestructuras, Víctor de Ávila destaca el potencial todavía latente de soluciones como el BIM (Building Information Modeling). El sistema, que permite planificar virtualmente todo el proceso de construcción, hará que la licitación de obras públicas sea mucho más precisa. "En América Latina ya no puedes presentar propuesta en muchos países sin el BIM. Un error al principio, te cuesta muy poco, uno al final te cuesta 100.000 veces más. Si al proveedor lo metes al principio, cambia completamente. Este es un negocio de muy poco margen, porque tienes errores a lo largo de la cadena de aprovisionamiento. Si eres capaz de limitarlos a las primeras etapas, tus márgenes subirán, porque no haces cambios». 

En el mundo real, la hiperconectividad está abriendo la puerta a nuevos modelos de negocio en la explotación de infraestructuras. El directivo de Sacyr ratifica su obsesión por monetizar el dato. "A través de programas de reconocimiento de imagen en las casetas de peaje puedes hacer programas de facturación dinámica, y partir de ahí tienes capacidad de vender lo que sea", explica. 

"Estamos haciendo proyectos de monetización del dato en intercambiadores: donde hay mucha gente pasando por una infraestructura qué puedo hacer para monetizar ese valor, sin romper la confidencialidad, cómo mejorar la experiencia de usuario del cliente. Sucede normalmente en carreteras, pero un aeropuerto también es un intercambiador de transporte". 

Es uno de los grandes vectores de cambio, junto al nuevo paradigma energético. En línea con la iniciativa Mobility City de la Fundación Ibercaja, de la que forma parte su compañía, De Ávila prevé una proliferación de electrolineras. "Cuando el Gobierno dice que para 2040 ya no habrá diésel la gente se tira de los pelos, pero es que en 2040 a nadie le interesará tener diésel", dice.

También ligado al nuevo modelo energético está el auge de fenómenos como Hyperloop, que Sacyr sigue de cerca como miembro del Railway Innovation Hub. "Hay tecnologías que van a ir disminuyendo su precio hasta un punto en el que se convierta en marginal, ya no será un issue el precio. Esto pasará con el tema de la movilidad y la electricidad", apunta De Ávila. "Será mucho más interesante tener volumen que precio, porque costará, según hemos estado hablando, entre cinco y 10, posiblemente 20 euros, ir de Madrid a París. Las distancias de Hyperloop se quedan entre los 500 kilómetros del AVE y los 2.000 del avión, cualquier trayecto dentro de ese rango es más competitivo".

En el ámbito de la economía circular, la presion medioambiental será "enorme" en el caso del agua y la gestión de residuos. La estrategia de Sacyr en el primer caso pasa por las desaladoras y la reutilización. "La desalación es un área de oportunidad muy importante, pero estaba muy politizada, de modo que nos vamos a ir al sector privado, además del público, a vender plantas de agua para la gente que la necesita para crecer. Tenemos comunidades de regantes a las que invertir en una planta de agua y les sale tremendamente rentable".

Por otra parte, "hay países, como Israel, donde el agua tratada se utiliza para beber, aquí no se permite, me parece una tontería". Y en el caso de los residuos sólidos, "estamos lanzando un reto para reciclar el máximo de residuo textil, porque hemos identificado que representa en torno al 10-12% del total y consume grandes cantidades de agua. Lo mejor es limpiar en la fuente y si no buscar soluciones tecnológicas".

Sacyr identifica 20 tecnologías que "van a cambiar el mapa de forma radical". De puertas hacia adentro ha creado la herramienta Ingenium que lanza retos tecnológicos a la plantilla, con el compromiso de poner en marcha proyectos piloto. De puertas hacia afuera, capta satrtup utilizando, además de la fórmula de los retos tecnológicos, programas de aceleración e incubación. Gracias a ello lleva a cabo un programa de digitalización de obras con EPC Tracker y otro de gestión del conocimiento mediante inteligencia artificial con Zapiens. 

Monitorizar obras, saber el coste real

Con sistemas IoT como Sacyr Tracking, que incorpora sensores en los vehículos, "sabemos cuánto se han movido y cuánto han cargado, están georreferenciados, hacemos un seguimiento de toda la cantidad de activos en una obra". Ese conocimiento puede ayudar a predecir el coste real de una obra en el momento de la licitación, lo que ayudará a hacer más eficiente la gestión pública. "Es tremendo, te da una capacidad de información brutal", dice De Ávila.