Cuando se reabran de verdad las fronteras de Europa, la Agencia Europea de Fronteras y Guardacostas, Frontex, tendrá que asumir un tiempo nuevo, en el que las presiones migratorias y la reactivación de negocios y turismo adquirirán una nueva dimensión con los rescoldos de la pandemia de la covid-19.
Antes de esto, Frontex ya tenía un plan para aplicar tecnologías digitales, biometría y una nueva organización armonizada en todos los países implicados, para cumplir su misión de defender las fronteras exteriores de la UE y, por extensión, del espacio Schengen. La directiva de 'fronteras seguras' es de 2017 y el sistema debería estar en funcionamiento en 2022.
El plan se basa en tres factores: identificación biométrica de quienes lleguen a un punto de entrada en la UE por avión, barco, tren o carretera; creación de un token digital de identidad única, con el rostro y las huellas digitales, validado en una base de datos centralizada y compartida; y control particularizado en cada país, pero con una plantilla estándar obligatoria y común para todos, establecida por Frontex.
La utilización de un token supone que la información sobre el sujeto registrado puede circular entre los sistemas autorizados anonimizada, pero conservando la integridad de los datos.
"Francia ha sido el primer país que ha licitado su sistema y el proyecto lo hemos ganado nosotros", explica a D+I Yann Tremeac, manager de la línea de producto para fronteras y verificación de identidad de Thales, en sus dependencias en Madrid.
Lo peculiar del asunto es que el software y los quioscos de identificación que la multinacional francesa instalará en su país se desarrollan en España. "La fabricación [del dispositivo físico] se hace en Europa", añade Tremeac sin especificar el lugar.
"Somos la división especializada de Thales en toda la línea de biometría y sistemas de identificación de personas", aclara Miguel Mendoza, global account manager Iberia de Identity & Biometric Solutions. La división cuenta con 50 profesionales dedicados a la biometría avanzada.
Quiosco Gemalto
El 'quiosco' que captura la información, denominado Gemalto, está planteado como un sistema de 'autoservicio' para los viajeros. A primera vista puede recordar los que desde hace algunos pueden verse en aeropuertos de algunos países, en particular en Estados Unidos.
El sistema europeo incluye una cámara biométrica de alta resolución con iluminación directa, para identificar los rasgos faciales; un lector de documentos para el pasaporte; y un escáner de huellas dactilares.
Y otra parte fundamental: un sistema de comunicación automática y consulta con una base de datos central a alta velocidad.
Además, tiene una cámara con la capacidad de detectar la 'prueba de vida', para confirmar la naturaleza del rostro. Que se trata de una persona real, no una foto o una careta, y que, como se deduce de la definición, esté viva.
Aunque comparten elementos tecnológicos, es un dispositivo diferente de otro que también ha desarrollado la misma división de Thales, para facilitar en los aeropuertos de Aena el acceso a los aviones 'mostrando la cara' a una cámara, en vez de la típica tarjeta de embarque, innovación de la que D+I ya ha ofrecido referencias con anterioridad. "Son proyectos complementarios, pero distintos", dice Mendoza.
"Leemos 30 puntos característicos de la cara que están al lado de la nariz y en la parte cercana a los ojos. Utilizamos un algoritmo basado en deep learning con redes neurales. Aunque ahora, hemos tenido que modificar esos puntos característicos para poder hacer la identificación con la mascarilla puesta", señala.
Diseño con reglas propias
Mendoza concreta que el algoritmo "es una caja negra, con una serie de características propias. Cada fabricante, las suyas". Los algoritmos son revisados en el NYSE, un centro internacional que los evalúa y determina su idoneidad. No hay una regla fija de funcionamiento, "cada fabricante utiliza sus reglas".
La información que se recoge en el quiosco para Frontex se añade y contrasta en la base de datos EU-Lisa, "propiedad de la Comisión Europea", en menos de un minuto. A continuación, se envía al viajero a un punto de control, donde un agente de fronteras tendrá ya en su monitor sus datos y cualquier información de interés o confidencial sobre él en el ámbito europeo.
Iván Minaya, ingeniero experto en soluciones de identificación y biométrica, explica, mientras hace una demostración práctica para D+I, que el sistema es "una herramienta", pero la decisión final de autorizar el paso franco por la frontera sigue dependiendo "del criterio profesional, experiencia e intuición del agente de aduanas".
Solo que podrá hacerlo con toda la información disponible sobre la persona a la que está evaluando. Especialmente, si pesa sobre ella alguna reclamación o antecedente policial.
El sistema se aplica a personas de terceros países, de fuera del espacio Schengen, para hacer seguimiento de su entrada y salida, por cualquiera que sea el paso fronterizo de la UE. Dentro del espacio Schengen disfrutan de plena movilidad (es decir, así será cuando todo vuelva a ser normal), como los propios ciudadanos europeos.
Por ejemplo, un estadounidense puede tener "un registro en el 'Entries ID' por Madrid y el control de salida por el aeropuerto de Fiumicino en Roma" en la base de datos, que traza así el seguimiento, dice Mendoza.
Impacto en los flujos migratorios
Una de las consecuencias de este control digitalizado afecta directamente a los flujos migratorios. En particular, a quienes entran presentándose como solicitantes de asilo.
Cuando un emigrante susceptible de pedir asilo llega a la UE, su caso es registrado en Eurodac, una base de datos que lo asocia con el país por el que ha entrado. Y es responsabilidad de ese país dilucidar la situación y otorgar el asilo si cumple los requisitos.
"Lo que hacen muchos hoy en día es entrar, por ejemplo, por Madrid. Se van a Francia y piden allí el asilo, porque les da más ventajas. Los países quieren regular esto y el tránsito de los procedentes de terceros países para evitar la picaresca", detalla Mendoza.
"La especificación funcional y la calidad de la información que captará Frontex están definidas por Europa. Cómo conseguirlo de manera segura y rápida, lo propone cada proveedor", comenta Tremeac.
Cada proyecto puede estar sujeto a patentes propias, para, por ejemplo, "conseguir la captura de información muy rápida". Es un factor "importantísimo, porque hay que manejar un flujo de pasajeros". Thales presume de tener un sistema patentado muy veloz.
España no ha licitado todavía los dispositivos para sus fronteras y el control centralizado, que es también propio de cada país, aunque lo pague Europa. Lo que sí ha de atenerse a formatos específicos es el flujo de entrada y salida de información para la base de datos EU Lisa. "En esto, todos los países tienen que jugar con las mismas reglas", sentencia Mendoza.