La biotecnología vasca y la administración pública, dos aliados que se necesitan
El sector bate su récord histórico de gasto en I+D+I coincidiendo con la recuperación del pulso financiador de entidades públicas.
28 diciembre, 2023 03:01Cuando una institución pública se llena la boca de promesas en favor de su apoyo a la ciencia, a la investigación y a la disrupción en general, sabe que sus palabras no pueden ser un simple brindis al sol.
Hoy en día hay medidores lo suficientemente fiables como para destapar las vergüenzas de aquel que se atreva a desafiar sus propias promesas.
En resumen, y por ir al caso concreto que nos ocupa, el gobierno vasco o las diputaciones forales de aquella región no podrían defender a capa y espada su apuesta por sectores punteros en Euskadi como la biotecnología -como así hacen cada vez que tienen ocasión- y que luego el informe anual que publica el instituto de estadística vasco (Eustat) les sonrojara evidenciando que ese apoyo ha disminuido.
Es lo que sucedió, por ejemplo, en el año 2021. El impulso desde lo público -de palabra- para que la I+D+I en biotecnología se reforzara para hacer frente al coronavirus con tecnología puntera y disruptiva chocó con la realidad de los datos.
Aquel año, por primera vez desde que se dispone de datos, el capital público financió menos de la mitad del gasto del sector biotecnológico vasco.
Veníamos de una serie histórica en la que el apoyo financiador de la administración siempre había alcanzado porcentajes superiores al 50% y por encima de la financiación procedente de empresas o capital externo.
En 2017, los fondos públicos representaron hasta el 56,5% de la financiación total de las actividades en biotecnología; en los años posteriores, ese impacto se redujo, pero siempre representó más de la mitad de los fondos.
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El apoyo financiador de las instituciones vuelve a superar la barrera del 50%, concretamente del 52,3%, dato que se acerca al cosechado el año 2020, el de la pandemia.
Este incremento de la financiación pública coincide con una buena noticia para el sector: el gasto en I+D interna en actividades relacionadas con la biotecnología en Euskadi en 2022 ascendió a 156,2 millones de euros, un 9,8% más que en 2021, convirtiéndose en el gasto más elevado de la serie histórica, según datos elaborados por Eustat.
En este sentido, la administración pública también tiene mucho que decir más allá de su función financiadora, porque, lógicamente, una cosa es financiar y la otra asumir gastos que deriven en desarrollos biotecnológicos.
En este último capítulo, es decir, en gasto directo en la I+D+I del sector, lo público ha contribuido con un 6,2% con respecto al total. En este capítulo también se ha producido un crecimiento con respecto al año anterior, ya que en 2021 el gasto público en I+D+I biotecnológico supuso un 5,9% sobre el total.
En resumen, el sector de la biotecnología y la administración pública se necesitan de manera irremediable. Y estos datos lo demuestran.
Crecimiento año tras año
En cualquier caso, estos datos no son los únicos que merecen un análisis pormenorizado. El informe también revelaba ese crecimiento del gasto en I+D+I biotecnológica de un 9,8%. Cabe recalcar que este crecimiento es menor al que se produjo entre los años 2020 y 2021 (de un 12,3%).
Eso sí, lo positivo es que año a año, en mayor o menor medida, el sector crece en el País Vasco. El mayor salto se produjo de 2017 a 2018, cuando el gasto en la I+D+I biotecnológica se incrementó en casi un 21%.
Eustat, por su parte, hace otra lectura -igualmente positiva-. Estos 156,2 millones de euros de gasto en biotecnología en 2022 suponen un incremento de 14 millones de euros sobre los del año 2021 y casi duplican los consignados en 2007 (80,8 millones de euros), primer año de la serie histórica disponible, o, por referir una fecha más reciente, los de 2016, (84,7 millones de euros).
Conviene resaltar también que el gasto de I+D en biotecnología representó el 8,7% del gasto total en I+D interna en 2022 y, aunque de manera moderada pero constante, ha ido ganando relevancia sobre el total de gastos en I+D en los últimos años. Así, en 2015 suponían el 6,7% del total, el 7,9% en 2018 y el 8,5% en 2020.
El personal empleado, por su parte, ascendió a 2.715 personas que, en equivalencia a dedicación plena (EDP) suponen 1.740. Este personal EDP en biotecnología aumenta un 4,4% respecto al año anterior y representa el 8,0% del personal total en EDP dedicado a I+D.
Eustat destaca que estos datos de personal son los más elevados de la serie histórica iniciada en 2007, incluso en mayor medida que lo son los del gasto. Efectivamente, el personal de 2022 duplica el de 2007, 779 personas, si bien su progresión ha sido más escalonada a lo largo del período que la del gasto.
Asimismo y, tal y como ocurría en años anteriores, es de reseñar la presencia de mujeres en esta rama de la I+D, representando el 59,8% del total de las personas que trabajaron en biotecnología a jornada completa en 2022.
En cuanto a las áreas de aplicación de los productos obtenidos en la investigación en biotecnología, destaca la de salud humana con un 75,5% del gasto total. A mucha distancia le sigue alimentación y la de salud animal y acuicultura, con un 8,9% y 6%, respectivamente. El resto de las áreas -agricultura y producción forestal, medioambiente e industria- se reparten el 9,6% restante, en porcentajes similares.
Por último, en la percepción de los principales obstáculos que dificultan el avance de actividades en I+D en biotecnología en 2022, destacan la relación tiempo/coste y el acceso a capital, con un 92% y un 88%, respectivamente. Los requerimientos reguladores figuran en tercer lugar, con un 86%.