Unir la innovación médica con la ciencia y la ingeniería
Martha Gray, directora del MIT linQ, busca en España "proyectos con impacto en los pacientes" para la colaboración con Boston
26 abril, 2018 10:00Para explicar su trabajo actual, Martha Gray habla desde su historia personal: "He estado en el MIT 30 años y durante los últimos 20 he tratado de diseñar e impulsar investigación que tenga un impacto en el avance de la medicina".
La doctora Gray es graduada en Informática, máster en Ingeniería Eléctrica, doctora en Ingeniería Médica y profesora del MIT. Ha desarrollado un método de resonancia magnética para explorar sin biopsia el estado de tejidos, con aplicaciones en cardiovascular y para el diagnóstico y tratamiento de la degeneración de los cartílagos causada por la artritis.
"Intentamos convertir la investigación en innovación que tenga una incidencia en cómo los pacientes pueden vivir sus vidas", concluye Gray, que es piedra angular de la expansión mundial de la más prestigiosa universidad tecnológica, como directora del centro MIT linQ que impulsa la iniciativa IDEA2.
"En 2010 establecimos una colaboración con Madrid, donde vimos muy buenas posibilidades", explica Gray a INNOVADORES en una salita del Instituto de Salud Carlos III. Ella y la directora de IDEA2, Mercedes Balcells, estuvieron en la selección, junto con Fipse, de seis proyectos españoles de innovación biomédica que se sumergirán en el programa Catalyst.
"La clave es expandir tus puntos de vista, para observar los problemas y las oportunidades como nunca antes se hizo. Y eso se consigue colaborando con gente diferente. Para producir innovación médica es necesario unir ese mundo con el de la ciencia y la ingeniería. Por eso creamos el consorcio Madrid-MIT M+Vision", señala.
"Las estructuras de universidades y hospitales tienen bases diferentes. Es inusual que haya muchos ingenieros en centros médicos y tampoco suele haber muchos médicos en centros de ingeniería", añade Gray. "Eso es lo que hacemos nosotros. El programa ‘Catalizador’, lo creamos hace tres años en España, para buscar proyectos con impacto en los pacientes. La guía es detectar un problema médico que puedes resolver y hacerlo utilizando cualquier tecnología [hardware, software] que puedas necesitar".
Su mentoring incluye estancias en Cambridge y mucha teleconferencia: "Cuando un proyecto es seleccionado tiene que reclutar colaboradores en Boston, organizarse internamente y mantener reuniones con lo que llamamos grupo de trabajo de la Facultad [del MIT], para debatir objetivos y planes. No es un típico trabajo de universidad, en el que un profesor les dice a todos lo que tienen que hacer".
Gray ofrece un ejemplo de resultado con esta metodología: "El equipo neuroQWERTY presentó un proyecto para observar la evolución de pacientes con parkinson, y ayudar a las farmacéuticas a evaluar el efecto de medicamentos. Con un algoritmo monitoriza cómo interactúan con el teclado del ordenador en la actividad cotidiana. Ir a una clínica para una prueba específica con un especialista, durante media hora una vez cada seis meses o un año, es muy limitado".
Un proyecto de éxito que "partió de cero, implicando expertos en neurociencia e informática, en colaboración desde España y Boston". De ahí nació hace un año la startup nQ Medical, para comercializar la tecnología. Y no es el único caso. "De 16 proyectos, hay ya siete en comercialización. Eso es un 40%, cuando la media en el MIT es el 15%...", subraya Gray. Una tarea impresionante, aunque deje al final una confesión en voz baja: "Echo de menos el laboratorio, pero esto es lo que toca".