Explorar la visión de un bebé con este dispositivo español de ‘eye tracking’
Huawei usa la tecnología de la española Dive Medical para diagnosticar a 1.500 niños en Hong Kong, México, Vietnam y Rusia
6 noviembre, 2019 07:00La exploración visual temprana es clave para el desarrollo del niño. Si existen problemas de visión que no se diagnostican a tiempo, las consecuencias pueden ser críticas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay más de 19 millones de niños con problemas visuales en el mundo, y que entre el 70% y el 80% se podría haber tratado o curado si se hubiese detectado a tiempo. La dificultad viene del componente de subjetividad que conllevan los métodos habituales.
Con la misión de dotar de objetividad a estas pruebas, el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza recurrió hace seis años al Graphics and Imaging Lab de la Universidad de Zaragoza. Juntos han desarrollado una tecnología que ya ha servido para diagnosticar a más de 4.500 niños de España, Hong Kong, México, Vietnam y Rusia gracias al proyecto AI for Good de Huawei.
El sistema está dirigido a pacientes no colaboradores, aquellos con dificultades a la hora de comunicarse con el doctor. Los instrumentos más extendidos para esta exploración, como son los optotipos, obligan a realizar test por confrontación. "El médico le muestra al niño unos estímulos y tiene que interpretar qué ve según hacia dónde mira", explica Marta Ortín, engineering lead y cofundadora de Dive Medical. "El profesional necesita mucha experiencia para una buena interpretación", añade. Aun así, los resultados siempre tienen cierta subjetividad y requieren una mayor precisión.
El equipo de Graphics and Imaging Lab ha logrado objetivar este problema a través del dispositivo Dive, que consiste en una pantalla táctil de alta resolución donde se muestran los estímulos visuales. Con tecnología se seguimiento ocular (eye tracking), el sistema es capaz de detectar dónde mira exactamente el paciente. “Se basa en mirada preferencial”, explica Ortín. “Todos los humanos nos comportamos de igual manera, si vemos una pantalla gris y aparece un símbolo en diferente color, instintivamente miraremos ahí”.
El sistema es capaz de extraer las métricas del niño y, a partir de indicadores “muy fiable”, lanzar una recomendación de diagnóstico. “Aunque el médico es quien toma la decisión final”.
Ortín reconoce que el desarrollo del primer test fue complejo. Requería sincronización, estímulos válidos, muchas interacciones para que el niño no perdiera la atención... Pero lo consiguieron. Ahora están en la fase final de validación y el Miguel Cervet ya lo ha usado para la investigación en 3.000 pacientes.
Tal es su éxito que el grupo de la Universidad de Zaragoza ya está preparando su spin-off. Así, a finales de este año, la médico que ha liderado el proyecto, Victoria Puello, y los tres ingenieros que lo han llevado a la realidad, Diego Gutiérrez, Belén Masiá y la propia Ortín, crearán la empresa Dive Medical para sacar el sistema al mercado.
Mientras tanto, hay alguien que ya ha detectado la fuerza de esta tecnología: el gigante de telefonía chino Huawei. "La empresa está interesada en lanzar aplicaciones que muestren la utilidad social de los algoritmos de inteligencia artificial de sus móviles", comenta Ortín.
Con ese objetivo, lanzó su programa AI for Good y Dive es una de las pocas tecnologías que ha sido elegida en todo el mundo. Junto al Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón han creado TrackAI, que usa la inteligencia artificial para identificar patrones de mirada, enlazarlos con patologías específicas y así generar una probabilidad de enfermedad. "Permitiría un cribado temprano de patologías visuales".
Su gran potencial es que estas pruebas pueden realizarse en cualquier lugar del mundo, solo con un teléfono. Pero necesitan muchos datos para entrenar al algoritmo. Y en eso están. Ya han explorado a 1.500 niños en cuatro centros de referencia internacionales como son Chinese University of Hong Kong Eye Center (Hong Kong), el Hospital Dr. Luis Sánchez Bulnes (México), Vietnam National Institute of Ophthalmology (Vietnam) y Yasny Vzorpara (Rusia).