Una empresa asturiana desarrolla una plataforma en la nube para el cultivo de precisión del olivar
La digitalización de la agricultura "es crucial" para mantener la posición de España como "productor, exportador y referente internacional".
25 marzo, 2022 01:07Noticias relacionadas
Así, de primeras, cuesta imaginar qué tienen que ver los olivos con el cloud. La relación entre una de las herramientas tecnológicas más relevantes en la actualidad junto a una de las prácticas agrícolas más tradicionales puede parecer difícil de encontrar.
Sin embargo, una iniciativa con sello español ha conseguido relacionar ambas industrias de forma exitosa con el objetivo de dar solución a muchos de los problemas que entraña su cultivo.
Seresco, de origen asturiano, es la compañía que ha liderado el proyecto CIP Olive, que consiste en el desarrollo de una plataforma en la nube para el cultivo de precisión del olivar, integrando el manejo de enfermedades, salinidad y riego eficiente.
En este proyecto, la firma ha estado acompañada por la empresa egipcia Smartec Systems y la Universidad de El Cairo, así como de la Universidad de Córdoba y el grupo de investigación del CEBAS-CSIC.
Rubén Pérez Sobrino, director del área de consultoría y software de la enseña española cuenta a D+I que el proyecto pretende desarrollar un sistema integrado de hardware y software para monitorizar los diferentes patógenos del cultivo y el control del riego y la salinidad.
"Esta plataforma permite reducir las pérdidas de los cultivos de olivo, favoreciendo una explotación más rentable y competitiva", precisa.
Una colaboración entre España y Egipto
Pérez explica que, en los últimos 20 años, el sector que ocupa el core del proyecto se ha enfrentado a "grandes desafíos" derivados del calentamiento global (por ejemplo, inviernos más cálidos o menor fluctuación entre temperaturas diurnas y nocturnas), lo que ha afectado de forma negativa a su calidad.
Por ello, la compañía asturiana decidió llevar a cabo un análisis en el que, según explica, se han estudiado más de 2.350 datos de variables epidemiológicas o biológicas y climáticas provenientes de 6 ensayos de distinta naturaleza y localización geográfica.
En total, el proyecto ha contado con un presupuesto de 323.563 euros, de los cuales más de la mitad han sido financiados por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) mediante una ayuda de 225.000 euros, en el marco del Programa Bilateral Hispano-Egipcio de Cooperación Tecnológica.
Sobrino explica que la decisión de realizar esta investigación junto a entidades procedentes de Egipto nace de la similitud de las condiciones climáticas entre ambos países, así como de la importancia que dan a la oliva como "alimento vital".
El directivo de Seresco precisa que las dos regiones se han visto amenazadas por problemáticas comunes como la escasez de recursos hídricos o la existencia de plagas que afectan a este tipo de plantaciones. Aún así, asegura que la plataforma desarrollada puede adaptarse "perfectamente" a los cultivos de olivos en España.
"El objetivo de la relación entre la tecnología y los cultivos es, en todo momento, el de aplicar el concepto inteligente de la agricultura de precisión para mejorar las prácticas agrícolas", explica Pérez.
Así, señala, la aplicación de IoT ha permitido la supervisión y el control remoto de los diferentes atributos de los olivos a través de la red, mientras la computación en la nube y la inteligencia artificial se han utilizado para desarrollar sistemas expertos que tomen decisiones informadas a partir del aprendizaje y del análisis de datos.
Un 7% menos de riego y un 13% más de eficacia
Todas estas aplicaciones se han materializado en el diseño de la primera versión de una plataforma en la nube accesible desde cualquier dispositivo a través de un navegador web que ofrece al agricultor control del olivar desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Esta herramienta está sustentada por un algoritmo llamado IrriOlive que ha sido validado en campo comparando los resultados obtenidos con el riego empírico del agricultor.
En concreto, el directivo explica que CIP Olive proporcionará información en tiempo real que permitirá ajustar las estrategias de riego, fertilización y detección temprana de plagas y enfermedades.
Pérez destaca que el riego aportado en este tratamiento ha sido un 7% inferior al del tratamiento tradicional y, a nivel global, la aplicación de agricultura de precisión ha permitido incrementar la eficiencia del cultivo hasta en un 13%.
A futuro, la compañía explica que su próximo paso será validar las técnicas de machine learning aplicadas en los ensayos con datos reales de fincas comerciales para incrementar el nivel de precisión.
Así, tras una primera fase de implementación a nivel nacional en España y Egipto, el siguiente objetivo será "el despliegue comercial en Europa y mediterráneo en los principales países productores de aceitunas".
La tecnología como factor clave
Pérez explica que el sector agrario se está enfrentando, actualmente, a numerosos retos (por ejemplo, la necesidad de alimentar a una población cada vez mayor con una superficie cultivable limitada o la escasez de materias primas) en los que la tecnología se esgrime como un factor clave para su resolución.
Así, el directivo señala que la relación entre ambas industrias no es algo puntual, sino una tendencia que se está generalizando y que se materializa, entre otras, en la toma de decisiones a partir de datos.
El portavoz de Seresco cree que el sector estará cada vez más vinculado a la aplicación de procesos automatizados mediante dispositivos agropecuarios que tomarán decisiones a partir de machine learning, mientras que el agricultor se centrará en tareas de mayor valor estratégico.
Según afirma, la digitalización de la agricultura "es crucial" para mantener la posición de España como "productor, exportador y referente internacional". "La competitividad de nuestras empresas del sector dependerá de su capacidad de automatizar los procesos más costosos e improductivos, obtener datos para mejorar decisiones y hacer una gestión más eficiente de sus recursos", insiste.
Para ello, Pérez explica que son imprescindibles modelos de colaboración público-privada que permitan que "los pequeños productores agrícolas puedan incorporar la innovación".
Así, señala que confía en que los fondos europeos contribuyan a la implementación de estas herramientas y procesos en el campo que no solo mejoren la calidad, sino también la capacidad productiva e innovadora de las empresas del sector.