Los ingredientes de una hamburguesa pueden ser tan variados y distintos como los gustos y preferencias de los comensales. Pero hay uno que nunca falla: el pan. Su textura, su sabor, si es más o menos esponjoso o está más o menos salado pueden dar al traste con el bocado o, por el contrario, dar paso a su disfrute. Y en esto también tiene algo que ver la presentación y la apariencia del plato.
Tras la silueta de una hamburguesa perfecta se esconden los moldes con los se prepara ese pan. Un equipo de investigación del Área de Ingeniería de Procesos de Fabricación, de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Córdoba (UCO), lleva tiempo trabajando en perfeccionar una técnica relativamente reciente de elaboración de estas molduras conocida como deformación incremental.
Este sistema permite la fabricación de sartenes y moldes utilizando chapa, para lo que se utiliza un punzón y un centro de mecanizado, explican desde esta universidad. "La principal ventaja de este método es su flexibilidad y rapidez", asegura Pablo Romero, profesor en la UCO y uno de los investigadores responsables del trabajo.
"Si quieres fabricar un molde o una bandeja con una geometría determinada, simplemente lo diseñas, lo envías a la máquina y en poco tiempo tendrás el modelo en tus manos", explica.
El personal investigador destaca que el proceso en el que están trabajando reduce plazos y coste, ya que no es necesario disponer de matrices y prensas para fabricar los moldes.
La silueta perfecta
Hasta aquí todo son benefios. Sin embarto, uno de los principales problemas de este proceso es la falta de precisión geométrica. "Lo habitual es que haya pequeñas diferencias entre el modelo diseñado y el molde fabricado. Éste es uno de los caballos de batalla de investigadores y talleres interesados en este proceso", aclara Romero.
Para evitarlo, el equipo de trabajo del Área de Ingeniería de Procesos de Fabricación ha propuesto usar herramientas de machine learning, una de las tecnologías más empleadas en la industria 4.0. Concretamente, han utilizado un algoritmo que, si se entrena adecuadamente, es capaz de predecir si la geometría del molde es o no correcta. De este modo, se pueden seleccionar con antelación los parámetros del proceso para que sea lo más preciso posible.
Para comprobar la fortaleza de esta metodología, los investigadores han fabricado pequeñas series de moldes para hamburguesas utilizando distintos parámetros y estrategias. Posteriormente, se ha evaluado la geometría del molde usando una máquina de medición de coordenadas. Los datos obtenidos son lo que se han utilizado para entrenar y testear el algoritmo.
El trabajo, recientemente publicado, aporta varias innovaciones adicionales. Por un lado, se trabaja con una chapa de acero aluminizado. Se trata de un material que se utiliza habitualmente en la fabricación de moldes, pero sobre el que se han realizado pocos estudios hasta el momento. Su peculiaridad es que tiene un núcleo de acero y una protección de aluminio por ambas caras.
En procesos convencionales de deformación incremental, el punzón utilizado para deformar arranca el aluminio, una de las condiciones para que el molde tenga contacto alimentario. "Para no dañar la capa de aluminio, entre el punzón y el molde se coloca una lámina de sacrificio que evita el contacto directo y protege el recubrimiento", indica el profesor Romero.
A veces, el punzón perfora esta lámina de sacrificio y se daña igualmente la protección de aluminio. Para evitar esto, los investigadores han propuesto una nueva estrategia ‘radial’, que permite generar un camino alternativo para el punzón que evita daños en la lámina de sacrificio, detallan desde la universidad.