Pescanova ya es Nueva Pescanova. La Junta de Accionistas del grupo gallego ha aprobado hoy los planes de futuro con los que quiere dar carpetazo a la crisis que ha protagonizado en los últimos años, después de que se destapara el fraude de su expresidente Manuel Fernández de Sousa Faro y la compañía estuviera al borde de la liquidación.
La transformación será un proceso complejo, de varios pasos. El primero consiste en fusionar una decena de filiales. El segundo movimiento aprobado de forma casi unánime (con el 98,66% de los votos) es la posterior segregación de la compañía, que dará lugar a dos unidades de negocio, para hacer referencia a la actividad dentro y fuera de su mercado doméstico: Pescanova España y Nueva Pescanova.
El tercer paso, ampliar capital. Este era uno de los movimiento más difíciles, porque situaba en posiciones enfrentadas a los bancos acreedores y a los accionistas minoritarios de la ya antigua Pescanova. De hecho, se han aprobado dos ampliaciones de capital diferentes, pero prevalecerá la que se considera “una propuesta mejorada”, según señalan fuentes del grupo pesquero.
En manos de los bancos acreedores
Esta propuesta vencedora dará a los actuales accionistas casi un 20% del capital del grupo sin que tengan que realizar ninguna nueva aportación de monetaria. Sí lo harán los bancos acreedores: Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, BBVA, Caixabank y UBI. Las entidades tendrán que aportar ahora nueve millones de euros y controlarán el 80% del accionariado de la nueva empresa.
Formalmente, Nueva Pescanova nace un un capital inicial de 3.000 euros y realizará una ampliación por 13 millones. De ellos, 2,4 millones proceden del patrimonio de la antigua Pescanova. Sin embargo, su patrimonio real es superior, ya que también hay que sumar los 100 millones de euros resultado del proceso concursal de su filial en Argentina.
Al margen de cómo realizar la ampliación de capital y qué peso tendrán los accionistas, el principal problema de Pescanova durante estos meses ha sido negociar la quita de su deuda financiera. Los bancos han tenido que renunciar a cerca de 2.000 millones de euros y aún quedan otros mil millones más de deuda.
La recién empresa recién nacida iniciará el nuevo rumbo con una deuda superior a los 1.000 millones de euros, tras la quita del 75% aplicada por la banca, unos 2.000 millones de euros.
A falta de un rostro reconocido en su consejo de administración, su portavoz, Fernando Herce ha asegurado hoy que la junta es un “día agridulce” porque permite a la empresa seguir adelante “a costa de las considerables pérdidas” que han tenido que asumir los accionistas. Pero, de no haberse aprobado las propuestas, la situación de la empresa “conduciría a la liquidación” de la empresa gallega.
Mantenerse en Galicia
A partir de ahora, se espera que la compañía redefina quién es quién en su equipo directivo. La Nueva Pescanova se ha comprometido a mantener a la actual plantilla, unos 12.000 empleados en total, y a que su sede social siga en la localidad de Chapela (Pontevedra).
La junta se percibe así como un punto y aparte para que la compañía deje atrás dos años de crisis en, prácticamente, situación de quiebra técnica. Su expresidente sigue teniendo pendiente la vía judicial por el presunto fraude en las cuentas del grupo, que dejó un agujero estimado en más de 3.000 millones de euros. La pesquera estuvo casi un año en concurso de acreedores, entre 2013 y 2014, y sus acciones siguen sin cotizar desde entonces.