Tiene en plantilla a una docena de trabajadores pero, durante seis días, los ‘multiplica’ hasta 200, incluidos 70 jinetes. Y da cobijo a 180 caballos. El centro hípico de Casas Novas, en Arteixo, a menos de media hora de A Coruña, vive durante 259 días al año de ser una escuela de hípica. Sería una academia de equitación más, aunque capaz de albergar concursos de saltos cinco estrellas (los de categoría más alta). Pero no lo es. Detrás de ella está la mano del fundador de Inditex, Amancio Ortega. “Hasta el año 2000, allí no había más que vacas, pero a su hija le gustaban los caballos, así que compró el terreno, frente al mar, y lo construyó”, explica una vecina de Arteixo.
En Casas Novas (y en Arteixo) el fundador de Inditex es el Señor Ortega. Nadie le llama Amancio pero casi todos los que trabajan en la hípica han hablado alguna vez con él. Algunos de ellos, relatan a EL ESPAÑOL cómo viven los tres días de competición en la hípica de quien, este otoño (aunque sólo por unas horas) se convirtió en el hombre más rico del mundo.
Carolina, jinete
"Llevo en esto toda mi vida. Mis padres me llevaron a dar un paseo en caballo, todo inocentes, y a los siete años ya competía y desde los 17 como profesional. Ahora tengo 27 años [es sobrina de Ana García Obregón] y llevo muchas ediciones compitiendo en Casas Novas. Es de los mejores concursos de España, con diferencia. Nunca he ganado, he quedado tercera, cuarta, quinta… Este año compito con Scaramouche. Él es uno de mis tres caballos, pero tengo otros, en total siete, el resto a medias con otras personas. Estoy con el caballo casi todo el día, desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde, con una pausa de una hora para comer. También tengo que hacer gimnasio, me encanta el spinning. Creo que estaré en esto hasta que el cuerpo aguante".
Mikel, encargado de pista
"Me encargo de que la pista esté perfecta, de preparar el recorrido antes de la prueba y, durante la competición, si se cae un obstáculo lo tengo que colocar y limpiar. También tengo que ayudar a los jinetes si se caen. Pero el momento álgido es cuando acaba la prueba, porque te dan diez minutos para quitarlo todo. A veces te despistas, estás rastrillando y te salta un caballo por encima, pero lo que suelen pasar son resbalones y torceduras porque siempre vamos corriendo. Llevo seis años en los concursos de Casas Novas, aunque trabajo para Oxer [la empresa que organiza la competición]. Tengo 26 y empecé aquí porque estudié un módulo de actividad física en el medio natural, para hacer montaña, rutas a caballo. Ahora estoy en paro, así que trabajo de lo que me salga: de monitor, de repartidor...".
Lucía, azafata
"Tengo 17 años pero, en menos de una semana tendré 18, y llevo desde los cuatro años en Casas Novas. Empecé en la escuela montando ponis y, si puedo, algún día me encantaría volver a saltar. Este es el primer año que trabajo en el concurso, como azafata, pero llevo años haciéndolo como voluntaria. Me encargaba de ‘andar’ los caballos de la escuela durante la competición, porque alguien los tiene que sacar, pero sin molestar a los que están compitiendo. No sé cuánto me van a pagar este año pero espero poder darme algún capricho. Ojalá pueda comprarme algún día un caballo. Lo haré en cuanto tenga un sueldo con el que lo pueda pagar porque prefiero comprarme un caballo que una casa. Mientras, estudio Comunicación Audiovisual en la Universidad de A Coruña. Me gustaría ser directora de cine".
Pablo, mozo de cuadra
"Mi trabajo es transportar e instalar los caballos. El primer día es bastante tranquilo. Cuando comienza la competición hay que prepararlos, para que estén listos. Los caballos calientan por la mañana y luego concursan, pero sólo compiten una vez al día. Ahora me encargo solo de uno. Tengo que darle la comida. Come piensos compuestos, sobre seis kilos al día, en tres comidas. También tengo que tenerlo limpio y estar pendiente de que esté bien y no tenga ningún síntoma. Ahora tengo 42 años y llevo 20 años en esto por afición. Antes sí montaba. No tengo un jefe, soy autónomo. Alguna vez he llevado los caballos de Marta Ortega. Aquí, a Casas Novas, he traído a Tarzán. Cuando acabe, lo tengo que llevar a Gijón, a una cuadra privada. Después, me tocará ir a otro sitio".
Eduardo, comisario
"Soy comisario y tengo que ver que se cumplen las normas, preservar la salud de los caballos y que no haya ilegalidades, por ejemplo, en su alimentación. Llevo dedicándome a los caballos desde 1992, desde los Juegos Olímpicos de Barcelona. Voy a todos los concursos donde me requieren, éste me gusta. Son muchas horas, cuadras, pistas de ensayo, tanto de día como de noche. Somos varios comisarios y nos vamos turnando. En las pistas tenemos comprobar que los saltos estén correctamente construidos para que no dañen al caballo. No son habituales los problemas, porque cuanto más nivel, mejor cuidan a los caballos. También soy jinete. Sigo saltando pero ahora no tengo caballos para competir a este nivel. Ahora tengo tres, en Badajoz".
Paloma, ayudante de veterinaria
"Me encargo de recepcionar los camiones cuando llegan y cojo los pasaportes de los caballos. Son una guía que indica de dónde vienen y a dónde se dirigen. Hay que refrendarla antes de que vayan a otro destino. El caballo tiene que llegar y salir de aquí sano. Luego estoy con los veterinarios de la Xunta de Galicia rellenando los datos que les haga falta. El resto del año no trabajo en Casas Novas. Este es el quinto concurso que hago. Acabé aquí porque me gusta saltar, pero no me veo compitiendo, tengo que ser realista. Tengo dos caballos pero no tengo nivel para saltar en este concurso, ni mis caballos tampoco. Para mí esto es una afición. Estudié Ciencias del Mar, hice un Master en Acuicultura y ahora estoy estudiando un FP de Farmacia. Espero que me salga un trabajo".
Pablo, director del concurso
"Soy el director del concurso. Lo organizo desde la primera edición, desde diciembre de 2000. Organizar el concurso lleva una parte comercial, conseguir y negociar con los patrocinadores; y una parte deportiva. Este es un concurso de cinco estrellas y cuando ya estás en el calendario oficial eres una referencia. Al principio, tenía que convencer a los jinetes para que vinieran; ahora ya es más fácil, porque quieren venir. En invierno, Casas Novas es de cinco estrellas, en verano es de cuatro. Al jinete le pagamos el alojamiento, cómo vienen hasta aquí se lo tienen que pagar ellos. No puedo decir cuánto cuesta organizar un concurso de este tipo. El resto del año, estoy en Oxer Sport y organizo concursos en otros sitios. Como casi todos los que nos dedicamos a esto, soy aficionado a la hípica y fue hace 17 años cuando empecé a organizar concursos. Ya no monto, no tengo tiempo, tampoco tengo caballos".
La gestión de la familia Ortega
Quienes gestionan la hípica son Marta Ortega y su madre, Flora (la segunda esposa de Amancio). Marta también compite. Este año, tiene que abandonar la competición el primer día, el viernes, por culpa de una caída durante un salto. Ve la segunda jornada desde la grada, en el palco, junto a su padre. También hay varios centenares de vecinos que guardan cola para poder acceder a la grada. La entrada es gratuita, aunque se requiere invitación pero es relativamente fácil conseguirla. El ayuntamiento las reparte; también hay en la garita de entrada al recinto.
Tras las gradas, donde no accede el público, se encuentran las cuadras y el recinto donde entrenan los caballos antes de la competición. Algunos de ellos llegan a costar más de ocho millones de euros. No están al alcance de muchos jinetes, sí de los cataríes que han roto el mercado. De hecho, entre los jinetes que compiten este año en Casas Novas hay algún jeque árabe. Y en las cuadras, muchos perros, casi tantos como caballos. Prácticamente, cada mozo tiene uno. Hacen compañía en los continuos viajes. Llama la atención que haya bastantes más mujeres que hombres. “Aquí no hay tradición, pero fuera de España casi todos ‘los mozos’ son mujeres porque dicen que cuidan mejor a los caballos, pero a veces los miman demasiado”, asegura un mozo español.
Comparado con Inditex, Casas Novas es un pequeño negocio para Amancio Ortega. Es una afición. ‘Sólo’ gana 10 millones de euros. Detrás del centro hípico está la sociedad Grilse, que se encarga tanto de la administración y explotación de la instalación gallega como de a la actividad inmobiliaria. Sus cuentas, que desvelan un volumen de ingresos de 19,5 millones de euros en 2014 están firmadas por Marta Ortega y Flora Pérez.
La organización del concurso corre a cargo de Axer Sport, una sociedad con sede en Irún (Guipúzcoa), dedicada al marketing deportivo y a la organización de competiciones deportivas. Su presidente es Carles Villarrubí, vicepresidente segundo del FC Barcelona y esposo de Sol Daurella, presidenta de Coca-Cola Iberian Partners, la empresa que fabrica en España el refresco. Según la memoria de la empresa vasca, el pasado año, su volumen de ingresos alcanzó los 4,9 millones, casi el doble que el año anterior. Su beneficio fue de 39.000 euros. No detalla, sin embargo, qué parte corresponde al concurso gallego.
Este año, el gran premio del concurso de Casas Novas, valorado en 500.000 euros, fue para la holandesa Lisa Nooren, de 18 años. Su patrocinador, la firma de relojes Longines, es uno de los habituales del circuito hípico. Se trata de la prueba clave del certamen del invierno de 2015, la única que se retransmite por televisión, a sesenta países.