Tras las elecciones del 20 de diciembre, los grandes inversores bajistas presentes en la Bolsa española han recortado ligeramente su exposición a las empresas españolas hasta los 5.816 millones de euros, unos 500 millones menos o un 7% inferior a las registradas hace tan sólo tres semanas. En este periodo, el índice general de la Bolsa de Madrid -que agrupa a la mayoría de las cotizadas- apenas ha cedido un 1%. De hecho, pese al susto inicial del 21 de diciembre, el Ibex 35 terminó la semana prenavideña prácticamente como empezó (-0,35%).
Sin embargo, el resultado de las urnas ha dejado un escenario confuso a la hora de formar gobierno y una incertidumbre más para el horizonte económico. Los ‘hedge funds’, los fondos más agresivos en su operativa y que también operan a la baja, mantienen en su punto de mira a Telefónica con posiciones valoradas en 1.100 millones de euros, equivalentes al 2,32% de su accionariado. El banco francés BNP Paribas y la gestora Boussard & Gavaudan sendas posiciones de 400 millones en corto sobre la operadora de telecomunicaciones, la compañía española más afectada por la actual recesión en Brasil.
Junto a Telefónica sobresalen, por volumen de inversión, otras cinco empresas con acciones bajistas valoradas en más de 300 millones de euros. La plataforma de reservas de viajes Amadeus es la segunda del ranking con 530 millones, algo más del 2,5% de su capital. Lansdowne Partners, un fondo participado por Morgan Stanley, agrupa de manera individual la práctica totalidad de esa inversión a la baja sobre la empresa de viajes.
Por detrás de la operadora y Amadeus, la tercera empresa con mayor inversión bajista es la cadena de supermercados DIA, con 423 millones de euros, repartidos entre un grupo de fondos que ostenta el 12,6% de su acciones. Banco Sabadell y Popular son las dos acciones de entidades bancarias más presionadas por este tipo de inversores, que suman con 332 y 323 millones, equivalentes al 3,7% y 4,9%, respectivamente de sus accionariado. La petrolera Repsol también se sitúa en este listado (327 millones, 2,11%) debido a la apuesta a la baja del fondo Soroban Capital Partners, que con 91 millones se erige en el corto de mayor valor.
Cerca de la mitad de las empresas de la Bolsa española tienen posiciones bajistas sobre su capital. En concreto, son 51 de las 114 cotizadas analizadas, que tienen en total acciones valoradas en 5.816 millones de euros en manos de inversores que apuestan a la baja por estas acciones, o que usan coberturas para protegerse de las caídas bursátiles. Apenas supone el 1,5% de la capitalización la Bolsa española, pero su actividad provoca fluctuaciones visibles en las cotizaciones. En el último mes y medio, ese volumen se ha recortado en 650 millones.
En términos proporcionales, las compañías con mayor porcentaje de acciones en posición corta respecto al total de su accionariado están encabezadas por los supermercados DIA (12,65%), seguida de la hotelera Meliá (12%) y la ingeniería Técnicas Reunidas (11,56%), muy afectada por el crash de los precios del petróleo y la paralización de inversiones en nuevos proyectos en su sector. Por detrás de estas tres empresas se encuentra la tecnológica Indra (10,31%), en permanente reestructuración desde hace un año, el gestor de las bolsas españolas BME (8,94%) y la siderúrgica Acerinox (7,52%).
¿Qué son y cómo funcionan las posiciones cortas?
Pese a que el objetivo natural para el que se crearon las posiciones cortas es la cobertura y aseguramiento de una inversión a largo plazo por parte de un accionista, su desarrollo posterior ha provocado que se conviertan en instrumentos de especulación e inversión en una sola dirección: beneficiarse de las caídas. Existen, por tanto, inversores que solamente están invertidos a la baja, es decir, que su pretensión es obtener rentabilidad con la caída de una acción y especulan con ello.
La operativa bajista consiste en tomar prestadas acciones de un inversor estable de una empresa, a cambio de un alquiler o comisión, y venderlas luego en mercado con la expectativa de que baje la cotización. Más tarde, cuando este inversor quiere deshacer la operación, lo que hace es recomprar los títulos en mercado.
Si la cotización está por debajo de su precio de venta se llevará la diferencia, mientras que si está por encima, incurrirá en pérdidas. No obstante, el uso de derivados (warrants, CFDs, futurios y opciones) que venden bancos y brókers son la fórmula más habitual y accesible para los inversores a la hora de abrir posiciones bajistas. En la mayoría de las ocasiones, las acciones que se usan para esta operativa se encuentran a recaudo de grandes entidades depositarias y pertenecen a inversores estables como fondos de planes de pensiones e, incluso, particulares.