A pesar de todos los peros y todos los aunques, la economía española ha despuntado este año dentro de la eurozona. El Banco de España anticipa un crecimiento del PIB español del 3,2% en el conjunto del año, el mejor dato desde 2007, lo que situará al país entre los mejores del club del euro. Este impulso de la economía ha permitido dar buenas cifras en el mercado laboral: casi medio millón de puestos de trabajo creados hasta el tercer trimestre del año. A pesar de todos los matices, son cifras positivas que les gustan a los inversores.
Sin embargo, la evolución de la bolsa española ha dejado de atender a los fundamentales de la economía, al menos este año. El diferencial entre el PIB y el Ibex refleja bien que ha tenido que existir otro factor que ha penalizado al Ibex. Este factor tiene nombre propio: incertidumbre política.
El Ibex 35 se prepara para cerrar el año con un descenso del 6%. Un ‘borrón’ que mancha la gran fotografía que conseguirá este año el mercado europeo. El Mib italiano acumula un avance próximo al 13% desde el inicio del año, el Dax alemán sube más de un 9% y el Cac francés, gana más de un 8%. La máquina de imprimir billetes del Banco Central Europeo y la recuperación de la economía han sido los catalizadores que han permitido a las bolsas del Viejo Continente convertirse en las mejores del mundo.
19 puntos de sutura
El buen año del mercado europeo hace todavía peor el mal año del Ibex. En comparación con el Mib, la sutura es de 19 puntos porcentuales: mientras el selectivo italiano gana un 13%, el español pierde un 6%. Esta brecha entre los dos selectivos no fue tan grande desde el año 2000, lo que refleja bien el pobre año de la bolsa española. Una situación que es extensible al resto de grandes índices de la eurozona.
Si la economía de España ha ido mejor que la de la eurozona, ¿por qué hay esta distancia? El problema para el mercado nacional ha sido evidente: el calendario electoral y la incertidumbre derivada de la fragmentación política. El Ibex lleva todo el año perdiendo terreno respecto al resto de índices europeos, pero se ha centrado especialmente en tres fases.
La primera de ellas se produjo en marzo, cuando el Ibex marcó su mayor diferencial del año contra el Dax alemán. La brecha entre los dos selectivos alcanzó los 17 puntos porcentuales el 16 de marzo. En ese momento, el mercado pagaba las dudas de la campaña electoral en Andalucía y el avance de Podemos en las encuestas, algo que no gustó en un primer momento a los inversores.
La segunda fase en la que se amplió el diferencial fue en septiembre, durante la campaña para las elecciones catalanas. El 15 de septiembre, dos semanas antes de los comicios, el Mib marcó su mayor distancia contra el Ibex del año con 20 puntos de diferencia.
Por último, la última fase de deterioro del Ibex se produjo en las elecciones generales. El día de la resaca del 20D, la distancia entre el selectivo español y EuroStoxx 50 de la eurozona alcanzó los 11 puntos, su nivel más alto de todo 2015. Los inversores han vuelto a demostrar que, si pueden, prefieren evitar los riesgos políticos.
En 2016 el calendario electoral está despejado, pero la incertidumbre política del desafío soberanista catalán y la fragmentación del Parlamento podrían asustar a los inversores. Sin duda, la recuperación de la economía no lo es todo para los inversores. Sin duda, 2016 volverá a estar marcado por la situación política del país, ya sea para bien o para mal.