El Producto Interior Bruto (PIB) de China aumentó un 6,9% durante 2015 después de registrar un incremento del 6,8 % en el cuarto trimestre del año pasado, según ha anunciado la Oficina Nacional de Estadísticas. El dato, que supone el incremento anual más bajo en 25 años, corresponde con las previsiones del Gobierno chino, que se había fijado la meta de un aumento del PIB de "alrededor del 7 %" para 2015. El sector servicios -que supera el 50% de peso en el PIB- lideró la mejora económica con un ascenso del 8,3%, frente al 6% de la industria y el 3,9% del sector primario.
Junto al informe de la principal medición de la economía china, la oficina estadística dijo que la producción industrial en diciembre creció un 5,9% respecto al mismo mes de 2014, mientras que las ventas minoristas crecieron un 11,1% interanual. La inflación se situó en un moderado 1,4% el pasado año. Estas cifras se situaron en línea con las previsiones de los analistas y logran apaciguar el pesimismo de los inversores respecto a un posible aterrizaje brusco de China. Las principales bolsas asiáticas registraron fuertes ascensos esta pasada madrugada tras los datos.
Las dudas y temores sobre una desaceleración mayor de la prevista continúa como telón de fondo del informe. Pesan las sombras sobre la solidez y sostenibilidad de una economía cuyo Producto Interior Bruto (PIB) viene de crecer un 100% desde que estalló la crisis en 2008, según los datos del Banco Mundial en dólares. Esto supone que la actividad anual de su economía -que agrupa a más de 1.200 millones de personas- ha pasado de 4,5 a rozar los 10 billones de dólares en menos de una década.
El 'drama' de crecer al 6,5% hasta 2020
Pero el rendimiento pasado no es suficiente para unos mercados que se mueven al son de las expectativas. Y éstas señalan que China parece haber tocado techo en el último año. El objetivo oficial del Gobierno es que, de aquí a 2020, se mantenga un crecimiento del 6,5% anual. De hecho, este mismo fin de semana, el primer ministro, Li Keqiang, avanzó que la economía habría cumplido ese pronóstico al avanzar cerca de un 7% durante 2015.
“La depreciación del yuan y el derrumbe del parqué chino son un claro reflejo de los temores que está generando la desaceleración de la segunda mayor economía mundial y su impacto negativo en el crecimiento global”, explican desde Mirabaud Asset Management. “Las distintas medidas anunciadas por el Banco Popular de China hasta ahora han tenido poco efecto en la estabilización de los mercados financieros, dando lugar a gran confusión”.
El dato y la crisis
En 2014, el PIB chino creció un 7,3%, la cifra más baja desde 1992, de forma que la cifra de 2015, ligeramente inferior al 7% (el actual consenso de los analistas se sitúa en el entorno del 6,9%) arroja el menor crecimiento en un cuarto de siglo. En una entrevista este lunes con El Economista, Carmen Reinhart, profesora de la Universidad de Harvard, señala que China se encuentra en una situación de “aterrizaje brusco” y “se ha convertido en un nuevo elemento desestabilizador enorme para los emergentes”.
Con todo, al final, el sentimiento de los inversores se ha vuelto muy negativo con China y su capacidad para mantener el crecimiento de años anteriores. También para poder dibujar el final o continuación de la actual crisis financiera que está protagonizando el país. “Para los más pesimistas, un crecimiento de la financiación del 14% anual no es suficiente para asegurar un crecimiento económico estable. Al final, son necesarias más medidas expansivas desde el Banco Central”, apunta José Luis Martínez Campuzano, economista jefe de Citigroup.
Un -15% en 2016
El Banco Popular de China adoptó el lunes nuevas medidas encaminadas a contener la salida de divisas del país y la especulación con el yuan en los mercados. Se trata de una nueva marcha atrás. Después de eliminar los mecanismos automáticos de suspensión de cotizaciones en bolsa -que entraron en vigor el pasado 4 de enero-, el banco central ha restaurado el ratio mínimo de reservas en yuanes para los bancos extranjeros que quieran operar con su divisa en los mercados internacionales. El regreso de este coeficiente llega después de su eliminación hace más de un año.
Del dato del PIB dependerá en gran parte que China salga de su actual bache bursátil, que le ha llevado a perder más del 15% en el arranque de 2016. El índice CSI 300 de la Bolsa china ha regresado a sus niveles más bajos desde agosto de 2015, cuando otro episodio de pánico provocó el crash bursátil. Entonces se puso de manifiesto el exceso de apalancamiento (inversión a crédito) de los inversores chinos, que dejó un rastro de ventas forzadas en bolsa y obligó al Gobierno a intervenir. Ahora China repite dudas ante el mundo, pero esta vez son los datos los que están en cuestión.
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