Bruselas

La ralentización de la economía mundial y el desplome de las bolsas en las últimas semanas preocupan al Banco Central Europeo (BCE). Su presidente, Mario Draghi, ha avisado este lunes en una comparecencia ante la Eurocámara del preocupante aumento de la incertidumbre. Al mismo tiempo, ha intentando tranquilizar a los mercados sobre la situación de los bancos de la eurozona y ha dejado claro que el BCE está preparado para desplegar un nuevo arsenal de medidas de estímulo en su próxima reunión de principios de marzo.

“No dudaremos en actuar”. Estas son las palabras mágicas que ha utilizado esta vez Draghi para tratar de cambiar el sentimiento de los mercados. El presidente del BCE no ha concretado en qué medidas está pensando. A preguntas de los eurodiputados ha dicho que podría “ajustar el programa de compra de deuda” y usar “otros instrumentos”. La compra de deuda asciende ahora a 60.000 millones al mes y su duración ya se ha extendido hasta marzo de 2017. El BCE podría aprobar una nueva prórroga o aumentar el importe mensual de adquisiciones.

A la hora de tomar esta decisión, Draghi tendrá en cuenta no sólo las perspectivas de inflación (que sigue estando muy lejos del objetivo del 2% del BCE), sino que también examinará si las turbulencias en los mercados impiden que los bancos se beneficien de la política de bajos tipos de interés. Al mismo tiempo, el presidente del BCE ha reclamado a los Gobiernos de la eurozona un aumento de la inversión pública y rebajas de impuestos para impulsar la recuperación. Eso sí, siempre respetando las reglas presupuestarias del Pacto de Estabilidad.

El presidente del BCE reconoce “crecientes preocupaciones sobre las perspectivas para la economía mundial”. “La actividad y los datos comerciales han sido más débil de lo esperado, se han intensificado las turbulencias en los mercados financieros y los precios de las materias primas ha caído todavía más”, ha dicho a los eurodiputados. “El sentimiento de los mercados se ha hecho más volátil y susceptible de cambios rápidos”, y la principal víctima ha sido el sector bancario, ha admitido Draghi.

Los retos de la banca

Para el banquero italiano, está claro que “algunas partes del sector bancario de la eurozona todavía se enfrentan a varios retos”. En particular, “la incertidumbre por los litigios y por los costes de reestructuración en algunos bancos”. Y sobre todo por el alto grado de morosidad, en particular en los países más afectados por la crisis. Aunque Draghi no ha querido señalar a ninguno, el problema afecta sobre todo a Italia, Portugal o Grecia.

No obstante, el presidente del BCE ha sostenido que todos estos préstamos morosos ya han sido detectados y están adecuadamente provisionados. “Por ello, estamos en una buena posición para reducir el número de créditos morosos de forma ordenada en los próximos años”, ha alegado.

“En la eurozona, la situación del sector bancario ahora es muy diferente de lo que era en 2012. Y lo más importante es que los bancos de la eurozona han reforzado de forma significativa su posición de capital en los últimos años”, ha insistido Draghi, que cree también que la calidad del capital bancario ha mejorado de forma sustancial. El BCE no tiene intención de pedir nuevas ampliaciones de capital a los grandes bancos de la eurozona, que están bajo su supervisión. Y mantendrá sus estímulos monetarios, que facilitan la financiación de los bancos y suponen un impulso para la actividad económica, ha defendido Draghi.

Fin a los billetes de 500 euros

Por otro lado, el Banco Central Europeo (BCE) reveló la agenda privada de sus gobernadores en noviembre, poco antes de su reunión de tipos de interés de diciembre. Entre los encuentros destacó uno con el banco español BBVA con el miembro del BCE, Yves Merchs.

El banco central confirmó también lo que era un secreto a voces: está "considerando" retirar de la circulación los billetes de 500 euros, por la "creciente preocupación" en la opinión pública de que están siendo utilizados para actividades delictivas, como la corrupción o la financiación del terrorismo. "Los billetes de 500 euros son vistos cada vez más como un instrumento de actividades ilegales, y es en ese contexto en el que estamos considerando acciones en ese frente", dijo Draghi.

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