El Ibex 35 ha vivido su peor semana desde el rescate el bancario de junio 2012 con una caída acumula del 6,8%. Se eleva al 17% desde enero y al 20% si se toman como referencia las elecciones generales del 20 de diciembre. La pérdida de valor de la Bolsa española en su conjunto supera los 100.000 millones de euros.
Pero no todos pierden con las caídas de las bolsas. Hay quien gana y mucho con ellas. De las 114 empresas cotizadas en el mercado continuo, 49 de ellas tienen en su capital a inversores que desean que caigan las cotizaciones para obtener beneficios, según los datos extraídos de la CNMV por EL ESPAÑOL.
Son los bajistas y se están frotando las manos con el inesperado 'crash' bursátil que se ha registrado en las últimas semanas. Al cierre del viernes, estos inversores -en su mayoría fondos de cobertura o 'hedge funds' con sede en Londres y Nueva York- acumulaban posiciones cortas valoradas en 4.836 millones de euros.
La cifra es sensiblemente inferior a los 5.800 millones que tenían al cierre de 2015, pero en la diferencia está la plusvalía téorica que han cosechado y que todavía está por ver hasta que no deshagan la inversión recomprando las acciones que antes vendieron (la operativa bajista es opuesta a la inversión 'normal') o bien liquiden los derivados financieros que representan a esas posiciones cortas.
Los favoritos para caer
Un patrón significativo de estos inversores es que apenas han modificado sus posiciones en estas semanas de desplomes en bolsa, es decir, siguen apostando por que estas empresas caigan en bolsa. La cadena de supermercados DIA es la favorita, con el 11,4% de su accionariado usando en corto. Hay novedades en la segunda empresa más presionada. Es Bolsas y Mercados Españoles (BME), la propia gestora de los mercados de renta variable, renta fija y derivados en España. El 9,6% del capital está bajista sobre ella, porcentaje similar al que persigue a Indra o Técnicas Reunidas.
Entre las mayores apuestas de la Bolsa española aparecen, una vez más, la gestora francesa Boussard & Gavaudan (vinculada a BNP Paribas), que se hizo célebre en el mercado español tras su participación en la guerra de OPAs de Telepizza en 2006. Su gran apuesta desde hace meses es que caiga la todopoderosa Telefónica, donde mantiene más de 1.100 millones de euros invertidos 'a la baja'.
La segunda apuesta bajista más importante en el mercado española es la que mantiene Lansdowne Partners, fondo vinculado a Morgan Stanley, sobre la plataforma de reservas de viajes Amadeus, que cede un 14% desde enero. Pero la mejor inversión de estas características sobre los grandes valores de la Bolsa española aparece en Repsol. Allí está Soroban Capital, un fondo que lleva más de un año corto sobre el capital de la petrolera español y se ha beneficiado de su desplome: del 46% en los últimos doce meses.
¿Qué son y cómo funcionan los cortos?
Pese a que el objetivo natural para el que se crearon las posiciones cortas es la cobertura y aseguramiento de una inversión a largo plazo por parte de un accionista, su desarrollo posterior ha provocado que se conviertan en instrumentos de especulación e inversión en una sola dirección: beneficiarse de las caídas. Existen, por tanto, inversores que solamente están invertidos a la baja, es decir, que su pretensión es obtener rentabilidad con la caída de una acción y especulan con ello.
La operativa bajista consiste en tomar prestadas acciones de un inversor estable de una empresa, a cambio de un alquiler o comisión, y venderlas luego en mercado con la expectativa de que baje la cotización. Más tarde, cuando este inversor quiere deshacer la operación, lo que hace es recomprar los títulos en mercado.
Si la cotización está por debajo de su precio de venta se llevará la diferencia, mientras que si está por encima, incurrirá en pérdidas. No obstante, el uso de derivados (warrants, CFDs, futurios y opciones) que venden bancos y brókers son la fórmula más habitual y accesible para los inversores a la hora de abrir posiciones bajistas. En la mayoría de las ocasiones, las acciones que se usan para esta operativa se encuentran a recaudo de grandes entidades depositarias y pertenecen a inversores estables como fondos de planes de pensiones e, incluso, particulares.