La Comisión Europea se ha vuelto a poner seria con España porque volverá a incumplir el déficit. Bruselas asegura que el país cerrará el año con un desfase de sus gastos del 3,6% frente al 2,8% pactado, esto es, en torno a 8.000 millones de déficit. El Ejecutivo en funciones dice que se ajustará a sus compromisos, pero su credibilidad está por los suelos después de equivocarse sistemáticamente en los últimos años. Sin embargo, tendría una vía para conseguirlo (por el devengo) sin subir ningún impuesto y sin recortar los gastos presupuestados.
La solución pasaría por hacer que las grandes corporaciones pagasen por sus beneficios el mismo porcentaje que las pymes, para lo que sería necesario eliminar un buen número de deducciones y exenciones que tiene el Impuesto de Sociedades. No sería necesario aumentar el tipo impositivo a las grandes empresas, al contrario, podrían incluso rebajarlo.
Bastaría con armonizar lo que pagan las pequeñas y las grandes, lo que serviría, a su vez, para eliminar las distorsiones que genera este impuesto. Esta propuesta estaba dentro del programa con el que el PSOE se presentó a las elecciones, pero tras su acuerdo con Ciudadanos cambió y su objetivo ahora es acercar el tipo efectivo al tipo nominal, lo que también tendrá un gran impacto sobre la gran empresa.
Según los datos de la Agencia Tributaria, las firmas que no forman parte de un grupo corporativo, principalmente medianas y pequeñas, pagaron en 2013 (último dato disponible) un impuesto del 14,9% sobre su resultado contable positivo, mientras que los grupos empresariales pagaron un 6%. Esto es, por sus beneficios conseguidos, los grandes grupos están pagando una proporción que es menos de la mitad que el resto de empresas. “Y en algunos casos llega a ser hasta un tercio menos”, asegura José María Mollinedo, secretario general del Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha).
Si las corporaciones pagaran el mismo porcentaje que el resto de empresas medianas, la recaudación del Estado hubiese sido de 7.226 millones de euros más en 2013. Las deducciones y exenciones siguen siendo las mismas y, como los beneficios empresariales están aumentando gracias al crecimiento económico, la cifra que podría conseguirse este año serviría para cumplir con el objetivo de déficit con el que se comprometió España.
La 'gran fuga' de impuestos
La figura del Impuesto de Sociedades es la que ha sufrido un castigo mayor desde el inicio de la crisis. La recaudación cayó desde 2007 (el máximo de la crisis) hasta 2014 un 58%, mientras que el ingreso por el conjunto de los impuestos aumentó casi un 1% en este periodo.
José Ignacio Conde Ruiz, profesor de la Universidad Complutense e investigador de Fedea, explica cuál es el problema: “Nuestro sistema impositivo está mal diseñado y sólo es capaz de recaudar bajo los efectos de una burbuja inmobiliaria. O dicho de otra forma, teníamos un sistema impositivo que era perfecto para recaudar bajo un boom inmobiliario”.
En el momento en el que se desplomó la tributación de las ganancias por la apreciación de los suelos y las viviendas, España pasó de ser uno de los países que más ingresaba de la OCDE por Sociedades, a uno de los que menos. Y eso que el tipo nominal, esto es, lo que deberían pagar sin todas las deducciones, se sitúa entre los más altos. El tipo aplicado en 2015 fue del 28%, mientras que la media de la OCDE estuvo en el 23,68%, según los datos recopilados por KPMG en su estudio Encuesta global de impuestos en 2015.
Con datos al cierre de 2013, la media de la OCDE recaudaba por Sociedades un 3% de su PIB, mientras que en España, con un impuesto mayor, recauda un tercio menos, sólo un 2% de su PIB. De este modo, si España se igualase al nivel del resto de países desarrollados, los ingresos del Estado aumentarían en algo más de 10.000 millones de euros. Con esta cifra sí que se acabaría el problema del déficit.
La diferencia entre lo que pagan las grandes corporaciones con el resto de empresas provoca además una gran distorsión en el sector privado, de ahí la ineficiencia que denuncian muchos expertos fiscalistas. “Los cuadros de sociedades nos dicen que el tipo real del impuesto disminuye conforme aumenta el tamaño de la empresa”, indica Mollinedo, “esto es así porque las grandes compañías, a medida que aumentan, tienen acceso a servicios más especializados de asesoría tributaria y se hacen trajes fiscales a medida para beneficiarse de todo el catálogo de deducciones”.
Hacia un impuesto unificado
Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, reunidos el martes en el Ecofin, dieron un paso importante hacia el objetivo de perfeccionar la recaudación del Impuesto de Sociedades, evitando que las grandes corporaciones aprovechen los países con unos tipos impositivos más bajos.
Los Veintiocho acordaron reforzar el intercambio de información fiscal de las multinacionales entre las autoridades competentes de cada Estado miembro. “La revolución de la transparencia fiscal que está en marcha no se parará”, aseguró el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici. Su objetivo no es armonizar el Impuesto de Sociedades, sino que cada empresa tribute lo que corresponda en cada país y que no acumulen el pago de impuestos allí donde sean más bajos.
El texto firmado obligará a las multinacionales (cuando lo apruebe el Parlamento) a informar a las autoridades competentes sobre los ingresos, los beneficios y los impuestos realizados en cada Estado miembro. Cualquier camino hacia la transparencia servirá para que la Agencia Tributaria pueda realizar con más eficacia su trabajo y podría ayudar a elevar la recaudación del Estado. Sin embargo, las empresas que emplean todas las deducciones y exenciones que aparecen en la legislación no están realizando ninguna operación ilegal.