Sin paños calientes. A José María Aznar, expresidente del Gobierno, le gusta hablar claro sin matices. Hoy ha aprovechado el Foro de Economistas Tres décadas de la economía española en la Unión Europea, para repasar la historia reciente del país y de las decisiones políticas que han ido tomando los distintos responsables, en especial, por el actual desequilibrio de las cuentas públicas (déficit y deuda) del Gobierno Rajoy y sus directos responsables en la materia (Guindos y Montoro).
En su opinión, “sobra mala política y falta la buena política”. Estas han sido sus principales críticas:
1. A Felipe González, por asumir que España estaba en el vagón de cola. Aznar ha criticado con dureza a sus predecesores en el Gobierno, esto es, al Gobierno socialista de Felipe González porque “habían decidido que España no fuera parte fundacional del euro”. Para Aznar, sus predecesores ya habían asumido una Unión Europea a dos velocidades. En la locomotora estarían los países que entraron en el euro, más pujantes y con una situación macroeconómica más estable, y otros en el vagón de cola, entre los que se quedaría España, que no tenían el nivel suficiente para entrar en el selecto club del euro.
“La decisión que se tomó finalmente (ya con Aznar como presidente) fue exactamente la contraria, que España fuera parte fundacional del euro”, ha asegurado el expresidente. En su opinión, esta fue la mejor decisión posible, “cualquier ejercicio contrafactual ilumina más la importancia de ese hecho para los españoles y para España.
2. Para los economistas que critican el mal diseño del euro. “Todos sabíamos quién era Mundell”, ha reivindicado Aznar. El economista a quien se refiere es Robert Mundell, Nobel de Economía en 1999, que fue el principal economista que advirtió de los problemas a los que se enfrentaba el euro ya que intentaba agrupar unos países que no formaban lo que se conoce como una unión monetaria óptima. Aznar, como pieza fundamental en el diseño del euro, ha asegurado que “todos sabíamos que la unión monetaria no era una zona óptima”, pero defiende la decisión de seguir adelante con el euro porque “la plena movilidad de personas y capitales se beneficia claramente de una unidad monetaria”.
En otras palabras, consideraron que los beneficios superaban a los costes y a los riesgos. En su opinión, ha supuesto un “ahorro de costes de transacciones y cambios de divisas” que hace del euro una decisión acertada. Para Aznar, “el problema ha sido considerar el euro un punto de llegada cuando era, y es, un punto de partida”. Esto es, los países de la eurozona tienen que colaborar hacia la convergencia y mantener la estabilidad presupuestaria para construir una unión monetaria óptima. Aquí también ha querido criticar a Alemania y Francia por ser los primeros países que rompieron el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en la primera mitad de la década de los dos mil. Fue el peor precedente posible para la joven eurozona.
3. A Montoro, por llevar a España a una “espiral de problemas de todo orden de la que es difícil salir”. Para Aznar, el punto de ‘no retorno’ que lleva a esta situación es cuando un país supera el umbral de deuda pública sobre el PIB del 100%. Según ha publicado el Banco de España esta misma semana, España superó este nivel en el primer trimestre del año, después de que en la legislatura de Mariano Rajoy (incluyendo esta fase en funciones), la deuda de las administraciones públicas se haya disparado en casi 350.000 millones de euros, esto es, en torno a un 35% del PIB.
4. A Guindos, por posponer la reducción del déficit y pedir a Bruselas una prórroga de un año. En palabras de Aznar, “relajar la corrección del déficit público es un grave error”. Montoro y Guindos han defendido que la política fiscal expansiva que llevó a cabo España en 2015 y que llevó al incumplimiento del déficit se produjo con el objetivo de beneficiar la recuperación económica y la creación de empleo. Pero Aznar ha criticado con dureza este planteamiento: “El déficit público no crea empleos”, ha advertido, “todos los empleos creados por el déficit se irán con el ciclo económico, pero el déficit no se irá con el ciclo económico, se quedará”.
Para Aznar, la estabilidad presupuestaria tiene que ser un objetivo prioritario para España y pone el ejemplo de su Gobierno. “El control de las cuentas públicas, la disminución hasta cero de la prima de riesgo y el cumplimiento de los criterios de convergencia entre 1996 y 2004 coincidieron con el mejor momento de nuestro modelo de bienestar”.
5. A Montoro, por no ajustar el gasto público y no rebajar los impuestos. Para Aznar, España está en un momento positivo del ciclo económico que deja al Gobierno en la posición ideal para realizar una reducción del gasto público. En su opinión, hay que repetir el proceso que se realizó cuando él era presidente del Gobierno en la segunda década de los años noventa cuando se realizó un “proceso de sustitución del gasto público por la inversión y el consumo privado”.
Aznar considera indispensable reducir el gasto público en este momento de ciclo económico expansivo para permitir reducir el déficit estructural y así mantener la estabilidad financiera cuando el ciclo entre en su fase baja. Este es el camino opuesto al que ha planteado Montoro en la nueva senda de reducción del déficit que planteó a Bruselas. El ministro en funciones proyectó una reducción del déficit con un gasto público creciente y que se ajustaría gracias a que los ingresos fiscales crecerían a un ritmo mayor. “Los objetivos del déficit probablemente se podrán cumplir con los ingresos cíclicos, pero esto es algo temporal”.
Para el expresidente, el debate entre “disciplina y crecimiento es un debate ideológico, no económico, avivado por las posiciones de alguna izquierda europea”. En su intervención ha defendido que no hay ningún indicio empírico que demuestre que la estabilidad presupuestaria es incompatible con el crecimiento económico, sino al contrario, es un motor para el crecimiento desde el punto de vista de que genera un escenario fiscal y financiero sostenible.