Bruselas

El Eurogrupo ha vuelto a comprar tiempo en la interminable saga de los rescates de Grecia. Ha logrado una nueva tregua. Un acuerdo precario que evita que se reabra el debate sobre el Grexit en las semanas previas al referéndum británico del 23 de junio, o a las elecciones españolas. Todas las partes han renunciado a algunas de sus exigencias para no provocar un nuevo incendio que se añada a las múltiples crisis de la UE.

 

En primer lugar, los ministros de Economía han aprobado desbloquear de manera inmediata 10.300 millones de euros para Grecia, que permitirán al Gobierno de Alexis Tsipras esquivar de nuevo la suspensión de pagos que le amenazaba en las próximas semanas. Se trata del segundo tramo del tercer rescate de 86.000 millones de euros. Atenas llevaba sin recibir ayuda de la UE desde diciembre por el retraso en sus reformas y por el desacuerdo entre Bruselas y el FMI sobre la gestión del rescate.

 

Pero además, el Eurogrupo ha alcanzado un principio de acuerdo con el FMI sobre cómo aliviar la insostenible deuda griega, que a finales del año pasado se situó en el 177% de su PIB. Los detalles de la reestructuración de la deuda helena todavía no se han cuantificado y parecen mucho menos ambiciosos de lo que exigía el FMI. Pero son suficientes para que el organismo dirigido por Christine Lagarde acepte seguir en el rescate griego, tal y como quiere Alemania. Estas son las principales cesiones que ha hecho cada parte para llegar a un pacto:

 

Grecia

 

De pedir el ‘no’ a las exigencias de sus acreedores en el referéndum celebrado en julio del año pasado, el Gobierno de Tsipras ha pasado a aprobar un paquete de recortes sin precedentes. Ajustes que ni los socialistas ni los conservadores griegos se atrevieron a adoptar cuando gobernaban. Un paquete que en algunos aspectos va incluso más allá del acuerdo del año pasado que frenó el Grexit en el último minuto, tal y como se ha quejado el líder de Syriza, que sin embargo ha acabado aceptando todas las exigencias de la UE y el FMI.

 

Las primeras medidas fueron aprobadas por el parlamento griego el 9 de mayo: una reforma de las pensiones y un aumento del impuesto sobre la renta que suponen un ajuste equivalente a 2 puntos del PIB griego. El pasado fin de semana, Atenas adoptó un segundo conjunto de iniciativas que incluye un aumento del IVA del 23% al 24%, la subida de los impuestos especiales, la creación de un gran fondo de privatizaciones o la puesta en marcha de una agencia independiente de recaudación tributaria. Y se ha creado un mecanismo de recortes adicionales que se activará automáticamente si Grecia no cumple los objetivos de deuda.

 

Pero la troika todavía pide ajustes adicionales antes de desembolsar los 10.300 millones. En particular, Atenas debe liberalizar el mercado de créditos morosos y hacer ajustes adicionales en la reforma de las pensiones. El dinero se pagará en dos subtramos y el Eurogrupo confía en que el primero, de 7.500 millones, se abone durante la segunda mitad de junio.

Para el ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos, que sustituyó al polémico Yanis Varoufakis, el acuerdo permite ver ya la luz al final del túnel. “Esto puede ser el principio para convertir el círculo vicioso de la recesión en Grecia en otro en el que los inversores tengan una pista clara para invertir en Grecia”, ha dicho.

 

Alemania y el Eurogrupo

 

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha tenido que ceder en la reestructuración de la deuda griega. Schäuble, que el pasado julio puso sobre la mesa la opción del Grexit, alega que esta medida no es necesaria y provocará que el Gobierno de Tsipras se relaje en las reformas. Al mismo tiempo, Alemania quiere que el FMI continúe participando en el rescate griego. No se fía de la Comisión, a la que ve demasiado permisiva en la vigilancia de las finanzas helenas. Pero el organismo dirigido por Christine Lagarde ha amenazado repetidamente con abandonar el programa de ayuda financiera a Grecia si la UE no reestructura la deuda.

 

Todos los ministros del Eurogrupo, incluido el español Luis de Guindos, rechazan una quita, es decir, perdonar una parte de la deuda griega. Pero este miércoles han aceptado por primera vez, con el consentimiento expreso de Berlín, reestructurarla. El objetivo es que las necesidades de financiación de Atenas no superen el 15% de su PIB en los próximos 20 años y el 20% durante los años siguientes. Las medidas para lograrlo todavía son difusas y no se han cuantificado. Incluyen el alargamiento de los vencimientos, la recompra de deuda griega en manos del FMI, que paga tipos más altos, o el pago a Grecia de los beneficios logrados por el Banco Central Europeo por la compra de su deuda.

 

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, se ha defendido de las críticas de que esta reestructuración no va suficientemente lejos. “Lo que el Eurogrupo ha puesto sobre la mesa es algo que incluso hace un mes ni podía soñar que los ministros lo aprobarían. Los ministros han estirado su capital político”, ha asegurado.

 

El FMI

 

El FMI quería que las medidas de alivio de la deuda griega empezaran a aplicarse de inmediato. Finalmente, ha aceptado la petición del Eurogrupo de retrasar su puesta en marcha hasta el final del rescate griego, que concluye en julio de 2018. Esto es una victoria para Schäuble: la reestructuración de la deuda no se discutirá en el parlamento alemán hasta después de las elecciones de 2017. “El FMI ha hecho una concesión importante. Queríamos que las medidas se aprobaran ya y hemos aceptado que se aprueben al final del periodo del programa de ayuda a Grecia. Todos hemos mostrado flexibilidad”, ha dicho el director del departamento europeo del FMI, Poul Thomsen.

 

Para aumentar la presión sobre el Eurogrupo, el FMI publicó a principios de semana un informe cuya conclusión es que la deuda griega es insostenible. El Fondo reclamaba una moratoria de los pagos hasta 2040, la ampliación de los vencimientos hasta 30 años y un tipo de interés fijo del 1,5%. Las medidas aprobadas por el Eurogrupo son mucho menos ambiciosas. “Algunas todavía deben ser calibradas”, ha admitido Thomsen. El FMI volverá a recalcular su impacto y decidirá antes de fin de año si participa en el tercer rescate griego. El Eurogrupo lo considera imprescindible. “No seguiremos sin el FMI, estamos juntos en esto”, ha dicho Dijsselbloem.

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