¿De dónde sacará el comprador todo ese dinero para financiar la millonaria compra de Yoigo? Es la pregunta clave en la batalla que se libra en una operación cuyas negociaciones se han intensificado en los últimos días. Los dos contendientes, el fondo británico Zegona y MásMóvil, deben hacer frente a un desembolso que superaría, con toda probabilidad, los 600 millones de euros. Y la forma de abordarlo es clave.
Mientras desde los británicos se asegura que Goldman Sachs respalda su financiación, en el operador español una importante ampliación de capital para esquivar un incremento de su deuda, según explican fuentes cercanas a la operación a EL ESPAÑOL.
En abril, MásMóvil pasaba a la acción: compraba el 100% de Pepephone por 158 millones de euros. El dinero saldría de dos vías: una ampliación de capital y deuda bancaria (descartando una emisión de bonos). La emisión de nuevas acciones ya tiene cifras: un máximo de 90 millones de euros. Será sometida a votación en la junta de accionistas extraordinaria que tendrá lugar en la última semana de este mes.
Una ampliación récord
Ahora, la venta de Yoigo está sobre la mesa. Las conversaciones exclusivas entre Zegona y su accionista mayoritario, TeliaSonera, se suspendieron hace una semana. Y MásMóvil se coloca como el otro gran pretendiente. Se incorpora a la puja. Y el guión se parecería mucho al seguido en la compra de Pepephone. Según fuentes cercanas a la negociación, la compañía no quiere financiar todo con deuda y se plantea una nueva ampliación de capital.
En concreto, esa emisión de nuevas acciones cubriría casi la mitad del importe que, finalmente, se pague por Yoigo que superaría, en teoría, los 600 millones de euros. Por tanto, una ampliación que rondaría los 300 millones de euros y que representaría un nuevo ‘récord’ para una compañía que en el último año ha sumado dos: la de Pepephone y la de 21 millones para la adquisición de la operadora Neo-Sky, especializada en empresas y administraciones públicas.
Pero, ¿hay demanda para comprar todas esas acciones? Según las mismas fuentes, se ha realizado un sondeo informal y confirman que existe apetito suficiente entre los inversores.
El resto de la operación sería, en principio, cubierta a través de una operación bancaria. Hay que tener en cuenta que, en caso de completar la totalidad de la ampliación de capital para Pepephone, esa operación necesitaría 70 millones de euros aportados por la banca. A esto habría que sumar otros 300 para Yoigo. El operador amarillo cerró el pasado año 2015 con una deuda neta de 43 millones de euros, casi cuatro veces lo registrado un año atrás.
Zegona y Goldman Sachs
En el otro lado, aseguran que cuentan con financiación suficiente, pese a que otras fuentes advierten de que no hay una firma estampada sobre el papel. Esta misma semana se corroboraba que Goldman Sachs aseguraba la financiación de la oferta de Zegona si el grupo inversor consigue llegar a un acuerdo de adquisición.
Más allá de la financiación, desde el grupo fundado por exdirectivos de Virgin Media aseguraban que contaban con un acuerdo de itinerancia con Telefónica, clave para que Yoigo pueda utilizar las redes de Movistar allí donde no llegan las suyas. Desde Telefónica, de manera oficial, no confirmaron ni desmintieron la existencia de este ‘pacto’ tras la petición de información por parte de este medio digital.
Los plazos
En los últimos días, los tiempos se han acelerado. Desde Zegona quieren alcanzar un acuerdo de manera rápida. Esta semana advertían de que su oferta por Yoigo “no durará siempre”. Sabe que no es la única firma interesada en la compra y el tiempo corre.
En el lado de MásMóvil no hay tanta prisa. O, al menos, así lo aseguran fuentes cercanas a la compañía. “No hay ninguna prisa; cuanto más tiempo pase puede ser mejor”, explican. El propio consejero delegado de la compañía, Meinrad Spenger, aseguraba recientemente: “No vamos a hacer locuras”.
Un mercado en consolidación
Esta compra de Yoigo es la última de un proceso de consolidación en el sector de las telecomunicaciones que arrancó en marzo de 2014 cuando la británica Vodafone anunciaba la compra de la ‘cablera’ española Ono por 7.200 millones de euros.
El siguiente paso lo dio Orange. La compañía decidía hacerse con Jazztel y su mejor activo, la fibra óptica. En total ofrecieron 3.400 millones de euros por el 100% de la compañía fundada por Martín Varsvasky. Esta operación implicó la cesión de activos en conexiones ADSL y fibra a la propia MásMóvil.
El cuarto lugar del mercado es el que más disputado está. Tras estas dos grandes operaciones corporativas, Pepephone, MásMóvil y Yoigo eran los operadores que quedaban al margen de los tres gigantes, junto con la cotizada Euskaltel (que se hizo con la cablera gallega R por 1.155 millones de euros). La primera fue comprada por la segunda. La tercera es la única que se mantiene independiente. Aunque por poco tiempo.