El exministro de Industria, José Manuel Soria, recordará el año 2016 para siempre. Esta tarde ha cerrado su corto pero breve periplo como candidato a representar a España en el Banco Mundial. Lo ha hecho en una carta remitida al secretario de Estado de Economía, Ignacio Fernández de Mesa, en la que renunciaba al cargo que previamente le había otorgado a dedo. La justificación que ha dado Soria es la “desproporcionada” reacción política que provocó su nombramiento, pero la realidad es que ha sido el propio Gobierno quien, desbordado por el vendaval que ha despertado su designación, ha presionado al exministro para que tomara esta decisión. Se culminan así cinco días de infarto en Economía y el Gobierno desde que anunciaran la nominación de Soria.
El camino de rosas de Soria se embarró repentinamente en abril, cuando salieron a la luz los papeles de Panamá. El Confidencial y La Sexta dieron el premio gordo en España: un ministro que había formado parte de una sociedad radicada en un paraíso fiscal. Soria no estaba dispuesto a renunciar a su ascenso hacia el poder y aseguró, como ocurre en estos casos, que todo era mentira. El exministro llegó a alegar que se trataba de una persona con el mismo nombre, pero las pruebas eran demasiado contundentes. Para entonces, mediados de mes, el barro le llegaba ya al cuello y la situación se volvió insostenible.
Soria anunció su dimisión el 14 de abril, no por tener sociedades offshore, sino por "los errores cometidos en los últimos días". La decisión de negarlo todo resultó fatal para el ministro. El Partido Popular se encontraba entonces en plena carrera hacia las segundas elecciones, por lo que este escándalo suponía un gran peligro de cara a los comicios del 20 de junio (aunque finalmente terminó mejorando sus resultados).
El ministro comprendía que su continuidad en el Ejecutivo suponía un “daño evidente”, tanto “al Gobierno de España, como al partido”. Soria renunció de golpe a la cartera ministerial, a su puesto de diputado y a la Presidencia del PP en Canarias. Pero todavía se guardaba un as en la manga.
El salto a EEUU
"A partir de hoy dejo toda actividad política", aseguró Soria en su renuncia. Para el ya exministro comenzaba un nuevo periplo profesional, ya se había acabado el camino hacia la cima política. Su objetivo era apartarse del foco público y retomar los estudios de economía internacional. Eligió un país cualquiera, Estados Unidos, y allí, una universidad cualquiera, Harvard. No era la primera vez que estaba en Harvard, ya que había asistido a un curso en el año 2011, antes de que el PP ganara las elecciones de finales de ese año.
Según publicó Andrés Chaves en Diario de Avisos, se realizó una fiesta de despedida al exministro "en la casa de Luis de Guindos […] con amigos del Gabinete, entre ellos el propio Mariano Rajoy y José Manuel García Margallo".
En junio se matriculó en Harvard para dar un curso intensivo sobre economía internacional. Una de las opciones que barajaba Soria era quedarse posteriormente en la Universidad como docente. En ese momento se publicó que lo que no quería el exministro era fichar por ninguna gran empresa.
Entre todas las opciones eligió Harvard y así dio el salto a EEUU. En esos momentos, ya julio de este año, Soria ya tenía la convocatoria del Ministerio de Economía a ocupar el puesto de España como director ejecutivo rotativo del Banco Mundial. La cartera dirigida por Guindos envió la convocatoria a finales de junio y esta posibilidad ya estaba sobre la mesa de Soria.
En esos momentos, La Sexta publicó que el exministro estaba valorando presentar su candidatura a ese puesto, pero el Gobierno se lanzó en bloque a desmentirlo. El propio Guindos lo rechazó asegurando que iba “a una universidad americana”. La realidad es que en agosto Soria ya estaba en EEUU dispuesto a emprender una nueva aventura.
El diluvio
El salto de Soria a EEUU consiguió calmar el temporal mediático que se cernía sobre el exministro y las elecciones de junio cambiaron el tema de conversación en las tertulias. Sencillamente desapareció de la primera plana española. El país se volcó entonces con las negociaciones entre los partidos políticos para formar gobierno y, ya al final de agosto, en la sesión de investidura de Rajoy. Mientras tanto, Soria aspiraba a su cargo en Washington.
El líder de los populares se presentaba ante los diputados para solicitar su confianza y todo tenía que ser impecable. El debate estuvo tan limpio que Economía no publicó el bombazo hasta que sus señorías terminaron de votar. La noticia era el nombramiento de Soria como representante español en el Banco Mundial. El Ministerio hizo pública la noticia el viernes dos de septiembre, justo cuando acababa la investidura. Nadie en el Congreso pudo protestar por la nominación de Soria. Pero sí lo hicieron los españoles: las redes sociales se llenaron de críticas al Gobierno por el dedazo y el diluvio contra el exministro volvió a arreciar, o lo que Soria ha calificado como reacción “desproporcionada”.
Lo cierto es que Rajoy y Guindos se vieron obligados a dar explicaciones sobre el nombramiento. “Se presentó y hubiese sido ilegal no dárselo”, explicó el ministro de Economía; “es un funcionario reingresado en la Administración y ha participado en un concurso que se ha resuelto”, argumentó el presidente en funciones. Aunque el cargo no es exclusivo para los altos funcionarios del Estado, la realidad es que Economía sólo envió la convocatoria a “la Asociación de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado y a la de Diplomados”, por lo que el resto de españoles no pudo concurrir.
Lo más probable es que tampoco se les hubiese concedido el puesto. La antigüedad como alto funcionario de Soria era uno de los puntos más sólidos de su candidatura, pero desde Economía aseguran que no fue el único: "Se valoró sobre todo la idoneidad y el currículo". También se tiene en cuenta el "historial de servicio público". Al parecer, Soria era el mejor candidato, aunque no se sabe a cuántos rivales tuvo que superar.
Los 183 Gobernadores del Banco Mundial tendrían que empezar hoy a votar a los distintos candidatos de los países. De hecho, la institución internacional guardaba muchas dudas al respecto de la aprobación de Soria. Fuentes del Banco Mundial explican a EL ESPAÑOL que “la nominación de un representante de un país corresponde exclusivamente al propio país. Sin embargo, cuando recibimos la nominación, tiene que ser confirmada por los gobernadores”.
En cualquier caso, el Banco Mundial no tendrá que enfrentarse al trámite de tener que aceptar o rechazar a Soria, ya que esta misma tarde ha presentado su renuncia ante el Ministerio de Economía. De esta forma se termina la aspiración del exministro a ocupar un alto cargo (aunque de baja relevancia ejecutiva) en el Banco Mundial. Finalmente fue el propio Gobierno quien presionó a Soria para retirarle un cargo que le había dado sólo cuatro días antes.