Comisiones Obreras (CCOO) tiene por delante una de las semanas más importantes de los últimos años. Los sindicatos han convocado dos grandes movilizaciones para el jueves 15 y el domingo 18 como protesta a la actitud reacia que se han encontrado en Mariano Rajoy. Para el sindicato es la hora de la verdad después de cuatro años sin hacer un llamamiento tan importante como este, lo que servirá para medir su poder de convocatoria.
El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo (Ferrol, 1952), confía en llenar las calles para convencer al Gobierno de que “2017 tiene que ser el año de las personas”, pero reconoce que el Partido Popular está fortalecido ante la división de la izquierda. Asume que, “conociendo a Rajoy, la legislatura durará cuatro años”, apoyado en la debilidad del PSOE. Esta legislatura, que será la de la salida de la crisis, el sindicato se marca como objetivo que la recuperación llegue a todos los niveles de la sociedad para que sea inclusiva. La reforma de las pensiones, la subida del salario mínimo o la igualdad laboral entre hombres y mujeres están entre sus prioridades. Esta semana se conocerá cuál es el respaldo social con el que cuenta en esta tarea.
Empieza una semana muy importante para CCOO por las movilizaciones que han convocado. ¿Esperan un seguimiento masivo?
Las fechas no son las más adecuadas, pero nos parecía que era imprescindible que antes de que se cierre todo el debate de Presupuestos pudiéramos hacer visible el malestar de la ciudadanía y los trabajadores con la orientación que sigue la política económica. Yo espero que, a pesar del calendario, haya una participación muy importante de la gente.
Desde la huelga general de noviembre de 2012 los sindicatos no habían convocado grandes movilizaciones, ¿por qué?
Ha habido movilizaciones muy importantes también en 2013. Después quisimos darle una oportunidad al diálogo social, pero lo cierto es que la producción ha sido escasa. Había un corsé muy fuerte, que es la condicionalidad establecida por la UE a partir del rescate bancario, por lo que se disponían de muchos menos recursos. Ahora, tras el cambio de Gobierno y el inicio de legislatura, parece el momento en el que ya empiece a alinearse la economía con las necesidades de las personas. A pesar de eso nos hemos encontrado en la primera reunión con el presidente del Gobierno con unos límites tan estrechos que son los que nos han llevado a plantear la movilización.
Si no se cumplen las demandas de los sindicatos, ¿habrá huelga general en 2017?
A mí no me gusta poner el carro delante de los bueyes. Vamos a trabajar primero estas movilizaciones de diciembre y ver si el Gobierno empieza a mover la posición. Ha movido muy poco el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). No desprecio la subida del 8% porque hay mucha gente que depende del salario mínimo y también porque referencia algunas políticas importantes, pero lo han movido de forma insuficiente amparándose en el pacto que han alcanzado con el Partido Socialista.
El Gobierno ha subido muy poco el salario mínimo amparándose en su pacto con el PSOE
Hay que ver su voluntad en otras materias. En un mes tendremos ocasión de ver qué pasa en el Parlamento con la Iniciativa Legislativa Popular que hemos presentado para dotar a la gente sin recursos de una renta mínima. Hay que ver qué sucede con los salarios y el empleo en la función pública, con la subida de las pensiones para el año que viene, la lucha contra la pobreza, o los salarios de los trabajadores. Serán esos hitos los que irán determinando si vamos a asistir a un proceso creciente de movilización o por el contrario se sustancia en acuerdos en beneficio de las personas que impidan que esto entre en una espiral de conflicto social.
El Gobierno está utilizando el mensaje de que el fin de la mayoría absoluta es una oportunidad para todos porque les obliga a negociar. ¿Cree que es un cambio real o va de cara a la galería?
Tiene bastante de pose pública, porque luego uno se encuentra con limitaciones muy fuertes al diálogo. Primero, porque se niega a tocar la línea de reformas que se han aplicado en los últimos años, principalmente en el tema de la reforma laboral. ¿Ha funcionado? No. Ha funcionado para despedir más rápido a la gente cuando la crisis estaba en su fase más aguda y ahora está funcionando para debilitar las condiciones del trabajo de millones de personas.
La voluntad de negociar de Rajoy tiene bastante de pose
Si esto no se puede mover y además tenemos un corsé financiero que es que el déficit público tiene que caer al 3,1% para el año que viene y no se aborda una reforma fiscal que permita dotar de más recursos a las Administraciones Públicas, se puede hablar de diálogo, pero al final parirá un ratón, como ha parido el acuerdo con el Partido Socialista en el inicio del mes de diciembre.
¿Les parece un acuerdo muy de mínimos?
Claro. Tan de mínimos que han pactado un techo de gasto que reduce el gasto considerablemente sobre los Presupuestos ya restrictivos del año anterior. España lo que necesita es una política fiscal expansiva en mi opinión. Tenemos amplias necesidades en materia de crecimiento, de inversión productiva, de salarios en la función pública, de pensiones, de prestaciones por desempleo que están bajo mínimos... La situación no es como para alcanzar un pacto de esa naturaleza.
Da la sensación de que los sindicatos se entienden mejor con la patronal que con el Gobierno.
Últimamente viene siendo así. No es malo entenderse con la patronal. Yo creo que los acuerdos de negociación colectiva que hicimos primero en 2011 y después en 2014 son muy importantes y han dado estabilidad a las relaciones de trabajo en las empresas en un contexto muy difícil. Lo que tejíamos durante el día por un lado, lo destejía el Gobierno con sus reformas por el otro.
¿Subir el salario mínimo lastra la creación de empleo?
Hay quien dice que sí, yo creo que todo lo contrario. Hay evidencias empíricas por el mundo que demuestran esto: no son los países en Europa que tienen el salario mínimo más alto los que peor están. En España necesitamos mover las rentas familiares para incrementar la actividad económica. La aportación de la demanda interna al crecimiento del PIB es mucho más importante que la demanda externa, esto lo sabe hasta Álvaro Nadal, que es el apóstol de la reducción del salario mínimo.
Nadal es el apóstol de la reducción del salario mínimo
La derogación de la reforma laboral de 2012 cada vez parece más lejana. ¿Es la sensación que os da a vosotros?
Yo voy a intentar que no, pero tenemos esa sensación, claro. El PP ha revalidado el Gobierno, lo que no coloca automáticamente la derogación de la reforma en su agenda. Nosotros vamos a intentarlo, pero va a ser difícil. La posibilidad de derogar esa reforma se ha alejado por el pacto que acaban de realizar el PSOE y el PP, aunque habría en el Parlamento una mayoría favorable a la derogación. Vamos a trabajar en la línea de modificaciones convencionales o legales hasta que consigamos derogarla por completo.
¿Qué partido está más cerca de lo que pide CCOO, PSOE o Podemos?
Nosotros hemos hablado mucho con los dos y también con el PP, Ciudadanos, Izquierda Unida y otras formaciones. Si uno mira los programas de los partidos se encuentra una proximidad importante tanto con el Partido Socialista como con Podemos. El programa de Podemos tiene más coincidencia en materia de pensiones con lo que nosotros estamos planteando, en otras materias coincidimos más con otras formaciones.
El problema es que la izquierda tiene que darse cuenta de que tal y como se ha configurado el mapa político en nuestro país, el único partido que está capacitado para organizar un gobierno, y a las pruebas me remito, es el PP. Si no hay una confluencia real de las formaciones de la izquierda, van a tener dificultades para disputar el gobierno cada una por separado. La izquierda está obligada a entenderse y hoy estamos muy lejos de esa situación.
¿Entenderse es agruparse bajo las mismas siglas?
No necesariamente. Hay fórmulas de gobierno de coalición posible, pero para esto hay que tener una posición para la alianza y la confluencia que no he visto desde diciembre de 2015 hasta este momento. Lo cierto es que las formaciones de la izquierda no quisieron o no supieron aprovechar la oportunidad que les dieron las urnas, por tacticismo o por lo que fuese.
¿La configuración del Congreso permitirá actuar como contrapeso efectivo del Gobierno?
Debiera serlo, entre otras cosas porque esto es una democracia parlamentaria. Podemos asistir a una vida parlamentaria mucho más intensa que en la legislatura anterior, o a un conflicto permanente entre el Ejecutivo y el Legislativo, lo que no sería bueno. Esto de apelar al 114 de la Constitución [si el Congreso niega su confianza al Gobierno, éste presentará su dimisión al Rey] para decir que el Gobierno tiene al final la última palabra ya me parece demasiado. Antes se gobernaba por Decreto Ley y ahora se amenaza con bloquear toda la iniciativa parlamentaria. Esto es desvirtuar el sentido del voto de la ciudadanía y la función que tiene el Parlamento.
Mucha gente tiene miedo de no cobrar una pensión pública en el futuro; ¿tienen motivos para estar asustados?
No; primero hay que mandar un mensaje de tranquilidad. Independientemente de que se vacíe la hucha, que yo preferiría que no se vaciase, el Estado está obligado a pagar las pensiones. Así como en otros tiempos se utilizaron las cotizaciones de la Seguridad Social para cubrir agujeros de déficit, ahora hay que utilizar los impuestos para pagar las pensiones. En parte ya se viene haciendo.
El sistema público de pensiones como tal no está en riesgo, lo que está en riesgo es la calidad de las pensiones
El sistema de pensiones como tal no está en riesgo, lo que está en riesgo es la calidad de las pensiones. La reforma que hizo el Gobierno del PP de forma unilateral, rompiendo el Pacto de Toledo, sin consenso con la patronal ni con los sindicatos, aboca a los pensionistas a una pérdida de poder adquisitivo constante a partir de la entrada en vigor de las dos grandes medidas que se aprobaron en esa reforma [el factor de sostenibilidad y el Índice de Revalorización de las Pensiones]. Hay alternativas, nosotros la hemos planteado muy consistentemente en el Pacto de Toledo: el sistema público de pensiones necesita, de aquí al año 2050, 40.000 millones de euros.
¿Hay que subir las cotizaciones del Régimen General?
Sí, subir dos puntos a las cotizaciones para atravesar el bache de ingresos que tenemos en este momento. Dos puntos son 7.000 millones, una cantidad importante. Hay quien se queja que esto es subirle la tributación a las empresas; sí, es cierto, a las empresas y a los trabajadores, pero es que en los años ochenta se les bajaron cuatro puntos.
¿Hay que subir las cotizaciones de los autónomos?
En unos casos, bajarlas y en otros casos, subirlas. Las bases de cotización de autónomos deberían ir aproximándose a las bases de cotización del Régimen General. Ahora un autónomo que tenga ingresos mínimos paga 130 euros más de cotizaciones a la Seguridad Social que un trabajador del Régimen General. A éste habría que bajárselas y colocarle la base mínima donde está la del Régimen General.
Al resto, que son autónomos con mayores ingresos, en lugar de pagar por la estimación que se hace actualmente, tiene que pagar por sus ingresos reales. Esto tendría que estar acompañado de otra operación fiscal: la de acabar con el sistema de módulos y que los autónomos también fiscalmente tributasen por los ingresos reales. El juego de compensaciones permitiría a los autónomos mantener una presión similar o inferior a la actual, pero provocar unos efectos que es donde los necesitamos ahora, en Seguridad Social, que redujese, si no eliminase, ese déficit que el régimen de autónomos aporta al conjunto del sistema.
¿Sería apropiado subir otro tipo de impuestos o crear un tributo específico para financiar el déficit?
Tenemos un problema gravísimo de ingresos públicos. España tiene la presión fiscal más baja de toda la eurozona: ingresamos del orden de 7 puntos de PIB menos, de media, que el resto de países de la eurozona, por eso tenemos limitaciones como las que tenemos para alimentar el apoyo social, la política de inversión pública, el sistema de pensiones, etc.
Tenemos un problema de ingresos públicos gravísimo
No basta solo con conseguir 20 o 21 millones de ocupados en el país, que es un objetivo perfectamente asumible por la sociedad española, es que tienen que ser empleos de una determinada calidad. Por eso hay que derogar aspectos muy importantes de las leyes laborales que hoy conducen a la precariedad a varios millones de trabajadores y trabajadoras. Hay que potenciar el papel de la negociación colectiva, evitar el dumping salarial con la prevalencia del convenio de empresa sobre el convenio salarial. Recuperar la prevalencia del convenio sectorial podría generar 19.000 millones de euros de ingresos nuevos para la Seguridad Social.
¿Cómo acaba CCOO la crisis?
Terminamos el año pasado con un proceso electoral que acabó muy bien. CCOO se ha consolidado como la primera fuerza sindical del país, a mayor distancia que nunca en nuestra historia del segundo sindicato y lejísimos de cualquier otra opción sindical.
Estamos terminando este año con un repunte de la afiliación, lo cual es un indicador de que marchan mejor las cosas en la economía, empiezan a marchar un poco mejor a las personas y, se anima la afiliación a las organizaciones sindicales. Hemos tenido un periodo durísimo, pero creo que el sindicato está terminando este recorrido con un repunte que espero que se confirme en los próximos trimestres.
Más allá de la cuestión de la afiliación. ¿El sindicato consigue conectar con los jóvenes? ¿Perciben que CCOO está adaptado a los nuevos tiempos?
El sindicato tiene que estar adaptado a la nueva situación. Una de las cosas que hemos aprovechado para hacer ha sido una revisión completa del funcionamiento de la organización, de la relación con los trabajadores y las trabajadoras.
Desgraciadamente los jóvenes no se incorporan masivamente al empleo o si lo hacen, es fuera de España. Queremos acompañarles y decirles que en el sindicato tienen la posibilidad de apoyarse cuando no les queda otro remedio que buscarse el empleo fuera de España, por las relaciones que tenemos con las organizaciones sindicales europeas y de otras regiones. Hemos ido a buscar a los jóvenes allí donde están: a las universidades, a los institutos, las escuelas de formación profesional, y estamos desplegando una iniciativa amplia en ese sentido.
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