Berlín

Con Martin Schulz como líder, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) afila su perfil más izquierdista. Pese a la legislatura que los socialdemócratas llevan en el Ejecutivo con la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, el SPD se muestra con Schulz al frente como un partido que “no está vinculado a la gran coalición del actual Gobierno”. Así lo presenta al menos Bernd Westphal (Heldesheim, 1960), portavoz para temas económicos de los socialdemócratas en el Bundestag además de presidente de la comisión parlamentaria de Economía y Energía.

Justicia social, más inversiones, mejores condiciones de jubilación e impuestos para los que más ganan son algunas ideas que este diputado presenta a EL ESPAÑOL como líneas del SPD en materia económica en este año, en el que Alemania celebra elecciones generales el próximo mes de septiembre. Westphal habla en su despacho situado a dos pasos de la Cámara Baja, en el centro de Berlín.

Europa es otro de sus temas de conversación recurrentes. Abordar la política europea le permite distanciar a su partido de la canciller, que ha llevado a Alemania a comportarse en el debate europeo “como si uno fuera un maestro de escuela o un profesor que dice cómo se deben hacer las cosas”, según Westphal.

El SPD plantea hacer correcciones en la Agenda 2010, el programa de reformas que introdujera en su día el canciller Gerhard Schröder. ¿Por qué?

La Agenda 2010 data de 2002 y, en el momento de lanzarse, el canciller Schröder tenía razón. Había que hacer algo para que grandes cantidades de personas volvieran al mercado de trabajo. Teníamos más de cinco millones de personas en paro. Quince años después del lanzamiento de aquella agenda, hay algunas consecuencias de dicho programa de reformas que hay que corregir. Hay que mejorarlo en algunos aspectos.

Concretamente, ¿Qué se quiere corregir?

Por ejemplo, lo que toca al trabajo temporal. La evolución aquí no es buena porque éste es un sector con bajos salarios y está sirviendo para sustituir al empleo fijo. Por eso ha dicho Martin Schulz, por ejemplo, que cuando un trabajador tiene más de 50 años y lleva décadas trabajando, si pierde el empleo, no puede ser que esa persona tenga durante el mismo tiempo una indemnización de desempleo que otra persona que lleva trabajando sólo cinco años. Hay que hacer una diferenciación. Además, esa persona de más de 50 años tiene que seguir formándose.

Cuando en el SPD comenzó a hablarse de hacer correcciones en la Agenda 2010, Angela Merkel salió en defensa de esas reformas. ¿Qué piensa usted de esa defensa de la canciller?

La CDU está ahora mismo vacía de contenido. Defiende ahora algo que se hizo en 2002. Lo defienden como si fuera algo propio. La Agenda 2010 tiene que reconsiderarse y el SPD está ahí para hacerlo.

Más allá de la Agenda 2010. ¿Qué tiene que ofrecer el SPD desde un punto de vista económico de cara a las próximas elecciones generales?

Hay muchos ámbitos en los que actuar. Pero el punto principal es la justicia social. Hay que aliviar a las familias que no pueden vivir de su trabajo. Tenemos que posibilitar buenas opciones de formación, especialmente para las familias más desfavorecidas. Éstos son asuntos de justicia social, como también lo es lograr que las condiciones de las jubilaciones sean mejores. Además, hay que pensar en temas como la modernización de la economía. Me refiero a la digitalización de la economía o la movilidad eléctrica, porque la industria del automóvil es un sector importante en Alemania. Todo esto pasa también por la inversión en infraestructuras.

Hay posibilidades reales de subir los impuestos a los que más dinero ganan

Schulz ha hablado de la posibilidad subir los impuestos a los “súper-ricos”. ¿Qué piensa usted?

Hay posibilidades reales de subir los impuestos a los que más dinero ganan. Éstos tienen que ayudar para el bienestar común. Esto también es justicia social.

¿Tiene usted en mente un porcentaje? En Francia, al poco de crearse, dejó de existir ese impuesto al 75% para quienes ganaran más de 1 millón de euros anuales que instauró le presidente François Hollande.

El porcentaje exacto habría que estudiarlo. Lo mejor sería que en este tema hubiera una unión en Europa, donde se creara una franja impositiva. En Alemania, en su día tuvimos un nivel impositivo al 53% para los que más ganan. Pero desde tiempos del canciller Helmut Kohl [de la CDU, ndlr.] se rebajó al 42%. Creo que hay posibilidades de que ese porcentaje se eleve.

A Schulz se le acusa de no ser concreto en sus propuestas.

En términos de propuestas, todo está por llegar. Pero él ya está convenciendo a la gente, sin ser especialmente concreto, de que el SPD no está vinculado a la gran coalición del actual Gobierno. Los detalles del programa se desvelarán en junio. Los electores tendrán tiempo de estudiarlo antes de las elecciones del 24 de septiembre.

De Merkel ha llegado poco el mensaje de que se puede ayudar a Europa a estar más unida

A nivel europeo, ¿Qué ideas se barajan en el SPD?

Después del 'brexit', y viendo lo que está pasando en los Países Bajos y Francia [el auge de la extrema derecha euroescéptica, ndlr.], hay que hacer una política europea que una a los países de Europa. De parte de Merkel ha llegado poco el mensaje de que se puede ayudar a Europa a estar más unida. En Europa, no se puede hacer como si uno fuera un maestro de escuela o un profesor que dice cómo se deben hacer las cosas.

¿Tiene Europa las herramientas necesarias para hacer frente a nuevas crisis económicas?

En 2008 y 2009 la crisis fue muy dura para todos. En Alemania tuvimos, de verdad, suerte por tener un sector de producción industrial fuerte. Otros países como Italia, Grecia, España, Reino Unido o Francia, en las últimas décadas, se habían desentendido de la producción industrial para dedicarse a los servicios. Ante todo, lo que hace falta, frente a nuevas crisis, es ser capaz de llevar a cabo reformas.

En Alemania tenemos un buen modelo de diálogo social, entre el Gobierno, sindicatos y patronal. En él se pueden plantear preguntas como “¿Qué podemos hacer frente a la digitalización?”. En 2009 vinieron a Alemania procedentes de España muchos jóvenes porque habían perdido su trabajo. Muchos pudieron formarse, aprender el alemán, estudiar, pero claro, esto luego afecta a la economía española, porque se echa en faltan a esos jóvenes.

Los elevados niveles de paro juvenil en España no son nada bueno

El paro juvenil en España es de casi el 43%.

Los elevados niveles de paro juvenil en España no son nada bueno. Tenemos que encontrar soluciones, como el plan de inversiones de Jean-Claude Juncker, con 320.0000 millones de euros en inversiones en diferentes proyectos. Tenemos la política de bajos tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), que muchos critican, pero que, en realidad, permite comprar tiempo para llevar a cabo reformas.

Habla usted de la necesidad de hacer inversiones. Pero desde Berlín se ha hecho sobre todo hincapié en la austeridad. ¿No es así?

Sí, la política de austeridad. En realidad, ambas cosas tienen que ir de la mano. Las deudas tampoco se pueden disparar, porque en la UE tenemos condiciones económicas que cumplir, al menos aquellos países que forman parte de la zona euro. En ella, los países que compartimos la moneda única tenemos una responsabilidad común.

El Instituto Alemán de Investigación económica (DIW, por sus siglas alemanas) concluía en un reciente estudio que “la austeridad fue contraproducente en España, Portugal e Italia”. ¿Crece la crítica a las políticas de austeridad en Alemania?

Todas las partes en la zona euro tenemos que ver qué soluciones podemos encontrar, porque las soluciones no se logran sólo a base de recortes. Hay que ver que, en Grecia, por ejemplo, una mejor organización de la administración también es importante. Cuando alguien está en la zona euro, hace falta solidaridad, claro está. Pero no solidaridad a costa de vivir de los demás.

Los eurobonos dificultan que se pueda justificar la responsabilidad de los gobiernos

¿Son los eurobonos una herramienta a considerar en Alemania ?

Los eurobonos dificultan que se pueda justificar la responsabilidad del Gobierno de un país. Hay que ver si esa idea tiene la suficiente aceptación. La cuestión es saber quién tiene que pagar por las deudas de los otros. Porque los eurobonos son eso. Tiene que haber solidaridad en Europa. Y la hay. Cuando viajo a España, en cada obra que veo, en calles o infraestructuras, me queda claro que esas obras se financian en parte con dinero de la Unión Europea. Pasa lo mismo en Polonia. Como parte de Europa, Alemania ya asume su responsabilidad.

¿Qué piensa usted de la idea de una integración europea a varias velocidades?

Tiene que haber una Europa de dos velocidades, la de quienes quieren hacer más cosas juntos, apostar por más crecimiento y más desarrollo en la región, y la de los que no.

El tema del SPD para las próximas elecciones es “justicia social”. Los sindicatos apoyan esa idea, pero desde la patronal critican a Schulz. ¿Está el SPD acercándose a los sindicatos?

El SPD siempre ha estado cerca de los sindicatos. Tenemos las mismas raíces históricas. Surgimos del mismo movimiento, que tiene ya 150 años. Es algo bueno que ahora estemos más cerca de los sindicatos, que nos ocupemos de la justicia social y que nos posicionemos a la izquierda del panorama político. Le sienta bien al partido.

¿Estaba el SPD alejado de esas posiciones en 2002? Schulz ha dicho que, con Schröder en el Gobierno, el SPD tendría que haber introducido el salario mínimo.

En Europa hay una gran cantidad de países con salario mínimo. Alemania es de los países que más tarde han introducido el salario mínimo [entró en vigor a partir del 1 enero de 2015, ndlr.]. En Francia, el salario mínimo es del orden de 9,60 euros y aquí estamos en unos 8,70 euros. Uno debe ver que el éxito económico de un país está en la base de sus condiciones socioeconómicas. Buenos estándares sociales, gente bien formada y buenas herramientas de trabajo en el mercado laboral ayudan a la economía.

Hay margen de maniobra para que haya una evolución favorable a los salarios en Alemania

Hay quien sostiene que Alemania, con sus condiciones socio-laborales, hace 'dumping' social a sus socios europeos. ¿Qué piensa usted?

El salario mínimo es la barrera mínima. Son los sindicatos los que negocian, sector por sector, los salarios a través de convenios colectivos. Actualmente hay margen de maniobra para que haya una evolución favorable a los salarios en Alemania.

Atendiendo a algunas propuestas de los líderes su partido, que han defendido recortar derechos sociales a ciudadanos europeos, da la impresión que la “justicia social” va camino de ser algo sólo para alemanes.

Le explico. Sigmar Gabriel [siendo ministro de Economía, ndlr.] dijo a finales de 2016 que estaba a favor de recortar las ayudas económicas por niño, por ejemplo, a ciudadanos de la UE en casos concretos. Un empleado originario de Bulgaria, que trabaja en Alemania dice que tiene cinco niños y recibe ayuda económica del Estado alemán por cada niño. Pero los niños pueden vivir en Bulgaria. A este tipo de situaciones se refería Gabriel.

Ofrecer perspectivas a un millón de personas y evitar que se ahoguen en el mar no nos hace pobres. Nos hace ricos.

Las ayudas económicas por niño tienen interés en vista la desfavorable situación demográfica del país. Pero ahora que el país ha recibido más de 1,2 millones de refugiados. ¿Ha encontrado en ellos Alemania una solución, por ejemplo, a la falta de mano de obra cualificada?

Siempre hubo dinero por niño en Alemania. Con el canciller Schröder esas ayudas aumentaron. Los refugiados son una oportunidad. Tienen que aprender la lengua, algunos formarse algo más, tenemos que preocuparnos, además, de que existe suficiente oferta en el mercado de trabajo. Para ello hacen falta inversiones. También hay refugiados que tienen que ser alfabetizados. Hay que invertir en la gente que ha venido.

¿Puede Alemania asumir las inversiones de las que habla?

Estoy convencido de que sí. Para los refugiados, lleva siete años integrarlos en el mercado laboral. Para un alemán, hacen falta veinte años. Ofrecer perspectivas a un millón de personas y evitar que se ahoguen en el mar no nos hace pobres. Nos hace ricos. La solución a la inmigración no puede ser construir muros cada vez más altos.

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