Los accionistas de DIA, entre lo malo y lo peor
Óscar Tomasi
A quince días de la junta de accionistas decisiva para el futuro de DIA, la mayoría de analistas coincide en que quienes tienen participaciones en la compañía afrontan un escenario poco halagüeño, obligados a elegir entre lo malo y lo peor.
Mientras llega el momento y como si de un combate de boxeo se tratase, el multimillonario ruso Mijaíl Fridman -mayor accionista de la cadena de supermercados a través de la sociedad LetterOne con el 29 % de los títulos- y el consejo de administración de la empresa intercambian derechazos a golpe de comunicado casi a diario.
En un lado del cuadrilátero, Fridman ofrece a los accionistas una salida fácil con su opa a cambio de 67 céntimos por título, un precio muy lejano de los 4 euros a los que cotizaba hace un año pero por encima de los 58 céntimos de hoy en el mercado. A posteriori, se compromete a ampliar capital por 500 millones de euros.
En el otro costado del "ring", el consejo capitaneado por el ex de El Corte Inglés Borja de la Cierva aboga por una ampliación de capital de 600 millones de euros que, en la práctica, diluiría la participación de los accionistas que no acudan a la operación.
El enfrentamiento decidirá quién se hace con el control del grupo, cuya delicada situación financiera añade complejidad al proceso: está en situación de quiebra técnica desde diciembre, por lo que necesita medidas urgentes para recuperar el equilibrio patrimonial.
De hecho, los actuales gestores de la empresa insisten en que los acuerdos alcanzados con la banca acreedora para alargar el vencimiento de sus créditos dependen del éxito de su propuesta, y advierten de que el plan de Fridman no incluye pacto alguno con las entidades financieras, lo que podría abocar a la firma a la disolución o el concurso de acreedores.
"No hay solución buena", señala en declaraciones a Efe la analista de Renta4 Ana Gómez, quien recuerda que la propuesta del consejo cuenta ya con la oposición de LetterOne (29 % de las acciones) y el previsible voto en contra de dos grupos de minoritarios (cuyos cálculos apuntan a que controlan un 9 %).
La opa de Fridman, por su parte, necesita del respaldo de un 35,5 % del capital, aunque según Gómez la clave radica en -si una vez aprobada- la banca acreedora estaría dispuesta a llegar a un acuerdo para alargar los vencimientos de sus líneas de crédito, tal y como ya ha suscrito con el consejo.
En una nota de análisis, el banco Haitong va en esta misma línea: "Los accionistas de DIA deberán optar por una de las ampliaciones de capital en la próxima junta, y ambas alternativas implican riesgos".
En su opinión, si vence la propuesta de LetterOne, existe la posibilidad de que la opa se retrase y los actuales gestores se vean forzados a pedir la disolución.
Si, por el contrario, el consejo se alza con la victoria, los accionistas verían diluida su participación a no ser que invirtieran más capital en DIA, lo que también implica riesgos, ya que el plan de choque diseñado está dirigido "por un equipo de directivos entre los que hay miembros que son responsables de la difícil situación en la que se encuentra la firma".
Por ese motivo, los analistas de Haitong recomiendan acudir a la opa, el mismo consejo que da Bankinter, aunque "apurando los plazos" por si aparece una oferta competidora, algo "no probable pero posible".
Los técnicos del banco español advierten, de hecho, de la "confusa y conflictiva" situación por la que pasa la empresa.