España quiere elevar sus inversiones en Marruecos al nivel de su comercio
Casablanca (Marruecos), 2 jul (EFECOM).- España y Marruecos han alcanzado en los últimos años un nivel óptimo en sus relaciones comerciales, pero en el terreno de las inversiones queda todavía mucho por hacer, como quedó patente en el Foro de Inversiones que hoy inauguró en Casablanca la ministra española de Industria y Comercio, Reyes Maroto.
Al foro asisten más de 300 empresarios marroquíes y un centenar de españoles, la mitad con presencia en Marruecos y la otra mitad llegados desde la península, síntoma del interés despertado por el foro.
"España se va hasta Latinoamérica y hasta Asia, a veces a 10.000 kilómetros de distancia para invertir, ¡cómo no viene a nuestro país, que está solo a catorce kilómetros!", bromeó el ministro marroquí de Turismo y Transporte Aéreo, Mohamed Sajed, lo que arrancó el aplauso de los asistentes.
España es desde 2013 y hasta ahora el primer socio comercial de Marruecos, como importador y como exportador, y el volumen total de intercambios fue en 2018 de 15.000 millones de euros, según explicó Maroto en el foro, pero las inversiones están lejos de esas cifras porque España no ha encabezado los grandes proyectos de inversión en los últimos años por el país magrebí.
Las razones tienen que ver tanto con la "preferencia francesa" que en Marruecos siempre se ha manifestado en sus grandes proyectos -caso del tren de alta velocidad Rabat-Tánger o de las plantas de montaje automovilístico de Renault y Peugeot- como con el hecho de que España no ha tenido "músculo financiero" suficiente para financiar alguna de esas grandes obras, como los parques solares.
Esos grandes proyectos han supuesto la llegada a Marruecos de numerosos ingenieros y técnicos españoles, pero en calidad de subcontratistas, por lo que la titularidad del proyecto recae siempre en otros países.
La ministra Maroto no negó que ambas cosas hayan frenado el desarrollo inversor en Marruecos, pero destacó en declaraciones a Efe que "el acompañamiento institucional" es la mejor herramienta para superarlos, lo que explica la apuesta de su Gobierno por apoyar directamente este tipo de foros.
Además del apoyo político, Maroto destacó que su Ejecutivo ha creado dos fondos específicos para ayudar a las pymes españolas a dar el santo internacional, algo que puede ayudar en el caso de Marruecos, "un país que se está modernizando y generando muchos proyectos de inversión".
Entre los sectores más prometedores para el futuro inmediato del país magrebí está la industria automovilística -Marruecos ya es líder en África-, las energías renovables, tanto solar como eólica, el tratamiento de aguas y la agricultura.
"Marruecos es uno de los países elegidos para centrar nuestra acción de Gobierno y la internacionalización de la empresa española -recalcó Maroto-. La empresa española tiene talento y sabe hacer bien las cosas", recalcó.
Fuentes cercanas al sector de la inversión en Marruecos reconocieron que hay otros problemas de los que no se habló abiertamente en el foro, como son los retrasos en los pagos -especialmente si el cliente es institucional, tanto estatal como local- o las interferencias políticas que pueden significar obstáculos para la acción empresarial, a veces por una inquina personal entre un gobernador regional y un empresario.
Las fuentes recordaron que ambos problemas serán más improbables cuanto mayor sea la red de empresas en Marruecos y cuanto mayor sea el apoyo institucional español, por lo que foros como el de hoy no pueden suponer sino un espaldarazo a toda la acción inversora.
La densidad de las relaciones comerciales bilaterales llama la atención: 22.000 operadores españoles exportan en distintos grados a Marruecos; 600 empresas españolas están establecidas en Marruecos y generan 20.000 empleos directos.
Los españoles son el segundo grupo de turistas en Marruecos, pero lo que es menos conocido es que su número es inferior al de turistas en sentido contrario, marroquíes que van a España.
Todos estos factores forman parte del famoso "colchón de intereses" frecuentemente evocado por la diplomacia española.
En un momento en que la relación política con Marruecos es excepcional -solo en 2018 han visitado el país el rey Felipe VI, el presidente Pedro Sánchez y seis ministros-, falta ahora que las inversiones se pongan al mismo nivel.
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