Las provincias españolas siguen pisando el acelerador de la desescalada, pero no todas lo hacen con la misma fuerza. La segunda entrega del estudio de la evolución de la movilidad de Invertia deja patente lo asíncrona que está siendo la vuelta a la actividad de los distintos territorios. Pese a las diferencias de ritmo, un dato se impone como denominador común: la recuperación del coche está siendo el doble de rápida que la del transporte público.
En esta edición hemos ampliado el campo del estudio en comparación a la semana pasada. Gracias a los datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana podemos tener una visión de conjunto de cómo ha evolucionado la movilidad en todas las provincias españolas hasta el pasado lunes 18 de mayo. Del mismo modo, hemos ampliado de ocho a 10 ciudades el número de urbes analizadas.
Además de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao, Vigo y Las Palmas de Gran Canaria, desde esta semana contamos con información de Zaragoza y Palma de Mallorca. De esta forma, añadimos al estudio la capital aragonesa, cuyos datos siempre son una referencia para los estudios de mercado españoles por su posición geográfica y su tamaño, y la capital balear para tener información de los dos archipiélagos españoles.
Este estudio pretende analizar cómo el proceso de desescalada por fases está afectando a la movilidad de los distintos territorios. En su realización se han combinado datos de las plataformas de movilidad de Apple, Google, Moovit, junto con la citada información del Ministerio Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, la de la DGT y la de todas las instituciones tanto municipales como autonómicas que han querido colaborar.
Una España a tres velocidades
Lo primero que salta a la vista al analizar los datos de la evolución provincial es que se pueden diferenciar tres grupos de provincias. En las más avanzadas, ya se ha recuperado el 80% de la actividad. Un grupo medio, que se sitúa entre ese 80% y un 60%. Por último, existiría un vagón de cola conformado por las provincias cuya movilidad no llega al 60% de la que tenía antes de que se decretara el Estado de Alarma.
En este sentido, Madrid y Barcelona se destacan como los territorios que menos movilidad han recuperado. Madrid sería el farolillo rojo de esta clasificación al quedarse en un 49% del nivel de tráfico si se compara con los niveles de una jornada normal. En el caso de Barcelona, la recuperación llegaría al 58%. Esto supone que la diferencia entre las estas dos provincias y las más reactivadas llegaría a los 30 puntos.
Entre las provincias con más movilidad encontramos a Toledo, con un 86%; Orense y Lugo, ambas por encima del 85% de recuperación. El siguiente grupo estaría conformado por La Rioja y Albacete, ambas con un 81%. En este punto es destacable como, mientras Barcelona es la segunda provincia con menor movilidad, Girona, Lleida y Tarragona llegan al 80%, 22 puntos mas. El efecto de que Madrid y Barcelona sigan en Fase 0 es evidente.
Al acercarnos a la evolución de la movilidad dentro de las ciudades el dato que sobresale por encima de todos señala al coche como el modo de transporte elegido por un mayor número de usuarios para desplazarse. En este sentido las imágenes cedidas por la DGT atestiguan cómo arterias claves para la movilidad del país, como la A-1 o la A-3, han ido recuperando un aspecto muy cercano a la normalidad en las horas punta.
El impacto del cambio de fase es aún más palpable en este nivel. El mejor ejemplo lo encontramos en Málaga que pasó el lunes 18 de mayo a Fase 1. Si la semana pasada la ciudad andaluza era la que tenía un menor nivel de recuperación de movilidad, tras el cambio de fase, ha esprintado hasta llegar al nivel de otras ciudades en la fase más avanzada. Su lugar al fondo de la tabla lo hereda Madrid que se destaca como la ciudad con menos desplazamientos entre las analizadas.
Valencia se destaca
En el lado contrario, Valencia se destaca como la urbe con un mayor nivel de recuperación. En el siguiente escalón encontraríamos a Vigo, Las Palmas de Gran Canaria y Zaragoza. La diferencia principal entre estas ciudades reside en el nivel de uso del transporte público.
Si analizamos el gráfico, se observa que todas las ciudades se mueven más rápidamente de izquierda a derecha (incremento de tráfico) que de abajo a arriba (incremento de uso del transporte público). Para entender mejor esta evolución hemos trazado una diagonal entre los ejes X e Y.
Cuanto más cerca está una representación de una ciudad de esta línea, más balanceada será la evolución del uso del coche y del transporte público. El avance por debajo de esta línea señala un mayor peso del automóvil respecto al transporte público. Si un punto cruza esta linea y pasa a la parte superior, el transporte público está creciendo con más fuerza que uso del vehículo individual en esa ciudad.
En este sentido, Valencia y Bilbao han tomado una importante distancia como las ciudades con un crecimiento más balanceado entre coche y transporte público. En ambos casos la recuperación del transporte público supera el 45%. Una diferencia muy grande en comparación al resto de ciudades que quedan por debajo del 25%.
Si ponemos la atención sólo en el coche, su uso continúa aumentando a gran ritmo. Valencia, Vigo, Las Palmas de Gran Canaria y Bilbao ya están por encima del 65% de recuperación en comparación a niveles previos al Estado de Alarma.
Una tendencia que puede agudizarse aún más en las próximas semanas. Diferentes estudios apuntan a que los usuarios van a optar por el vehículo personal como su opción para desplazarse. El último ejemplo lo encontramos en la encuesta realizada por la plataforma de movilidad Bipi que indica que el 84% de los usuarios prefiere usar el transporte privado por encima del transporte público para moverse. Un resultado muy similar al de la encuesta realizada por Moovit hace unas semanas.
Patrones similares para Madrid y Barcelona
En lo que respecta a las ciudades con mayor población de España, el aumento de actividad sigue mostrando un patrón similar en ambas urbes. Entre las diferencias más notables destaca que el uso del coche ha sido sensiblemente más importante en la capital catalana. El nivel de recuperación del vehículo privado llega al 59% frente a un 50% en el caso de la ciudad madrileña.
Al analizar los diferentes servicios de transporte público, en ambas ciudades la diferencia con el coche es muy destacada ya que aún registra disminuciones del 80%, niveles casi iguales a los de la semana pasada. En lo que tiene que ver con la reactivación de los distintos servicios de transporte público, sí existe alguna diferencia significativa entre las dos capitales.
En el caso del metro y del autobús urbano, ambas ciudades tienen niveles muy similares con un uso algo mayor en Barcelona. En cambio, los autobuses interurbanos y los servicios de cercanías ferroviarios están registrando una recuperación de actividad mayor en Madrid que en Barcelona. En concreto, la diferencia llega a un 6,2 puntos porcentuales en el primer caso y de cuatro en el segundo.
El volumen de desplazamientos a pie sigue avanzando en la tendencia detectada hace siete días. Los madrileños están paseando más que los barceloneses. En concreto, Madrid registra una recuperación de los niveles previos al confinamiento un 13% más acentuada que Barcelona.
¿Punto de inflexión la próxima semana?
La semana que arrancará el próximo 25 de mayo podría marcar otro punto de inflexión en el aumento de la movilidad en España. El más que probable paso de varios territorios a Fase 2 debería verse acompañado del pase de Madrid y Barcelona a Fase 1.
En este sentido, será interesante comprobar si se establece alguna novedad a la hora de moverse entre provincias de una misma Comunidad Autónoma o localidades colindantes. Algo que, sin duda, también influirá en el volumen de desplazamientos.
Además, no hay que perder de vista la posibilidad de que los municipios adopten medidas que pudieran limitar la circulación de vehículos siguiendo el ejemplo de otras capitales europeas. De no frenarse la actual tendencia, durante las dos próximas semanas varias ciudades recuperarán el 100% del uso del coche.
Una circunstancia que, sumada a la limitación de aforo del transporte público y al miedo mostrado por parte de los usuarios, podría complicar el tráfico de las ciudades. Estas y otras decisiones políticas marcarán el ritmo al que los usuarios volverán a subirse al coche.