Pese a ser uno de los países más castigados por la crisis, España logró despedir 2020 con la misma calificación crediticia para su deuda a largo plazo que con la que comenzó el año. Sin embargo, no hay que dar nada por sentado. Las dificultades que encara el nuevo ejercicio han situado a la economía nacional entre los países con mayor riesgo de una rebaja de rating en los próximos meses.

Así lo consideran los analistas de Bank of America que, en un reciente informe, señalan al país, junto a Bélgica, Italia, Francia y Reino Unido, entre los de mayor riesgo de Europa para que S&P, Fitch o Moody’s decidan un recorte que puede complicar las aspiraciones de mantener una financiación tan barata como hasta ahora.

Es cierto que el papel de las agencias de rating ya no es tan relevante de cara a la inversión directa en un país desde la anterior crisis financiera, cuando estos organismos fueron muy cuestionados, incluso acusados de amplificar los efectos sobre la quiebra de empresas rebajando sus notas en los tiempos más difíciles. Por no hablar de las calificaciones ‘cinco estrellas’ en productos como las hipotecas basura, que después desencadenaron la mayor crisis nunca vista en los tiempos modernos.

Fuente: BofA

Sin embargo, sus decisiones siguen impactando en la facilidad de gobiernos y empresas para financiarse, sobre todo porque los grandes fondos de inversión establecen por folleto determinados niveles de rating para poder invertir en las emisiones de deuda.

Por eso, seguir manteniendo una calificación adecuada es básico para proteger las finanzas públicas. Mucho más en un año en el que el gasto público y la deuda se dispararán como consecuencia de las medidas para mitigar el daño de la crisis en familias y empresas.

El BCE, clave

Sin duda, el ‘colchón’ proporcionado por el Banco Central Europeo (BCE) con sus programas de compra de deuda está detrás de una mayor calma en la actuación de las agencias de calificación crediticia el último año, limitándose, salvo algunas excepciones, a revisiones en las perspectivas sin llegar a tocar la nota final de los países.

En este punto, los analistas de Bank of America confían en que el organismo monetario siga ayudando a los estados a registrar costes de financiación baratos. Pero advierten de determinados riesgos que pueden afectar especialmente a los países mencionados.

Para empezar, todo dependerá del ritmo de recuperación económica, así como de la capacidad de los estados para situar “de manera creíble la relación de deuda sobre PIB en una senda descendente”. Entre los factores más importantes que pueden determinar acciones a la baja por parte de las agencias también mencionan el éxito en la implementación de los fondos europeos Next Generation.

En el caso español, la meta fijada por el Ministerio de Economía es que estas ayudas impulsen el PIB hasta 2,6 puntos en 2021. Pero el Banco de España rebaja la cifra a la mitad y cree que sumará 1,3 puntos del PIB. Es decir, hay más de un punto de PIB en juego que dependerá de la eficiencia que se consiga con el reparto en los distintos proyectos.

Atentos a la banca

Bank of America también señala que las agencias de rating van a seguir este año muy de cerca la situación de los balances de los bancos europeos a la hora de tomar sus decisiones. Sobre todo en términos de capital y provisiones.

Advierten de que “a medida que el apoyo y las garantías de los gobiernos retrocedan gradualmente, los bancos pueden correr el riesgo de estar insuficientemente provisionados, con pérdidas que podrían extenderse a las finanzas públicas en los casos más extremos”.

Dicho esto, desde Bank of America dejan claro que los riesgos sobre los fundamentales de estas economías pueden quedar limitados, en términos de rating, por el mencionado efecto del BCE y de los fondos europeos.

Si todo sale según lo previsto, “creemos que las agencias de calificación pueden justificar mantener la perspectiva ‘neutral’ sobre el crédito soberano de la zona euro durante 2021”. Aun así, insisten: “Es más probable que las calificaciones bajen para los países semi-core y España”.

Al fin y al cabo, cualquier perspectiva también está ligada a la evolución de la pandemia. Y en España, la segunda ola ya ha puesto en jaque las previsiones económicas del Gobierno tras hundir turismo, empleo y venta de coches.

Calendario

De acuerdo con los requisitos de la UE, todos los ratings soberanos deben ser revisados al menos una vez cada seis meses. Se permiten desviaciones del calendario de calificación en circunstancias extremas, cuando la condición crediticia de un país en concreto cambia por un evento repentino.

Según las fechas establecidos, el primer examen para España será el 5 de marzo, cuando Moody’s y DBRS hagan pública su decisión. El 19 de marzo será el turno para S&P y habrá que esperar al 11 de junio para conocer la valoración de Fitch.

En la siguiente ronda, Moody’s y DBRS coparán el protagonismo el 3 de septiembre, para dar paso el 17 de ese mismo mes a S&P y, posteriormente, el 10 de diciembre, a Fitch.

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