Todavía no ha llegado el frío invierno y los precios de la energía han disparado la inflación interanual hasta el 5,5%, según el dato avanzado de octubre del INE. Esta subida del coste de la vida tendrá un impacto medio por hogar en España de 2.539 euros (si se incorpora el ahorro) en 2021, después de que el IPC (Índice de Precios al Consumo) haya registrado el mayor avance interanual en tres décadas por el coste de la electricidad y -en menor medida- de los carburantes y el gas.
La inflación suele ser descrita como un impuesto silencioso que afecta con más dureza a las familias más vulnerables, que son las que más dificultades tienen para asumir el encarecimiento de la cesta de la compra. Sin tener en cuenta los depósitos bancarios, cada hogar español sufrirá este año una pérdida de poder adquisitivo de 1.062 euros.
En su conjunto, el coste de la inflación para los españoles alcanzará los 19.932 millones de euros. Estas cifras están calculadas a partir de los datos del consumo de los hogares previsto para este año y en un escenario en el que la inflación media en 2021 sea ligeramente inferior al 3%. Una estimación conservadora, que tiene en cuenta que Funcas espera que la inflación se mueva en el mismo parámetro de octubre hasta el mes de diciembre y que el Banco de España contempló en sus últimas proyecciones que el pico inflacionario se tocará en noviembre.
Si a esa cuantía le sumamos el efecto que tiene esta escalada de precios sobre el ahorro, el dato es aún peor. Los españoles tienen 923.800 millones de euros en depósitos bancarios, y con una inflación media cercana al 3%, ese ahorro de los 18,7 millones de hogares que hay en España se vería sometido a unas pérdidas de poder adquisitivo de 1.477 euros de media por hogar en 2021.
En este punto, es necesario recordar que son los hogares de rentas más altas los que más impacto tendrían cuantitativamente por ser los que más ahorro acumulan. Sin embargo, en términos de calidad de vida, serán las familias con menos ahorro las que más noten los efectos de esta pérdida de poder adquisitivo en caso de tener un depósito bancario.
Sumando estos dos efectos, el golpe alcanza los citados 2.539 euros por familia en España este año. En el supuesto de que la inflación sea un fenómeno "transitorio" -como defiende el discurso oficial de los bancos centrales-, los salarios no se ajustarán al mismo nivel que han subido los precios en 2021.
Si fuera "permanente" -como ya apuntan algunos economistas-, el problema sería aún mayor. Una elevada inflación en un escenario de débil crecimiento (teniendo en cuenta que estamos en un año de rebote tras el desplome del PIB por la pandemia), y además sostenido por una política monetaria ultra generosa, nos podría llevar al temido escenario de la estanflación. Asimismo, si la situación se generaliza en la zona euro, obligaría al Banco Central Europeo (BCE) a revisar la política monetaria con la que está ayudando a España a sostener la deuda pública actual.
Inflación más allá de la luz
En este contexto, el hecho de que el indicador adelantado de inflación subyacente muestre una tasa anual del 1,4%, tras aumentar en cuatro décimas, preocupa a los economistas.
"La inflación subyacente empieza a mostrar que hay efectos de segunda ronda, todavía reducidos. Lo primero en subir es la energía, después las empresas repercuten esa subida a los precios y, por último, se traslada a los salarios. Para que una inflación se mantenga alta de forma duradera, tiene que llegar a los salarios. Pero ya hemos dado el primer paso hacia ello", explica a este periódico el director de Coyuntura de Funcas, Raymond Torres.
Preocupación en el Gobierno
El impacto que la subida de los precios de la energía está teniendo en el coste de la vida ha encendido las alarmas del Gobierno. Hasta hace unas semanas, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, se arropaba en la "transitoriedad" de este fenómeno cuando era preguntada por sus efectos en la economía. Sin embargo, esta semana ha comenzado a expresar en público su inquietud por cómo evolucione la inflación.
"Me preocupa la medida en la cual el alza en los precios de la energía y también los cuellos de botella que hay en las cadenas globales de suministro puedan suponer un freno a la recuperación, sobre todo en el ámbito industrial", reconoció Calviño este miércoles en un acto celebrado en la Universidad Autónoma de Madrid.
Después, su secretario de Estado de Economía, Gonzalo García de Andrés, afirmó este jueves que "el mapa de riesgos sobre la economía española ha evolucionado" sin cerrar la puerta, como en otras ocasiones se ha hecho, a tener que acometer una revisión de sus previsiones macroeconómicas.
Los efectos de la inflación sobre la política económica del Gobierno pueden ser determinantes. De entrada, si este escenario no mejora, el cuadro macro del proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) quedaría obsoleto, mientras que el gasto público aumentaría de forma no esperada. Hay que recordar que el cuadro macro sobre el que se asientan las cuentas públicas ya era de por sí optimista.
El primer efecto de la evolución de los precios en los Presupuestos se debe a que "el impacto que tiene la inflación en la economía real frena el consumo y frena la actividad", recuerda Raymond Torres. El segundo se explica por el aumento de las partidas indexadas a la inflación. El caso más conocido es el de las pensiones.
Más gasto en pensiones
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advirtió el pasado lunes en la Comisión de Presupuestos del Congreso que, según sus cálculos, el gasto en pensiones podría situarse alrededor de 1.500 millones de euros por encima de lo contemplado en el proyecto de Presupuestos que tramita el Parlamento para 2022.
Además, añadió que a esa posible desviación habría que sumar el coste de la compensación de las pensiones de 2021 que supone otros 2.000 millones de euros adicionales, dado que el Congreso va a votar a favor de volver a ligar las pensiones al IPC.
En esta situación, Hernández de Cos recordó a los políticos que sería "importante evitar el uso generalizado de cláusulas de indexación automáticas en las partidas de gasto que pudieran alimentar adicionalmente el actual proceso inflacionista". Y recordó que apoyar a las familias vulnerables en este momento es "necesario", al tiempo que pidió abrir una "reflexión profunda" sobre las deficiencias estructurales de nuestro mercado energético.
Y es que la comparación entre la tasa de inflación y la de inflación subyacente demuestran que España está sufriendo con más crudeza que otros países las consecuencias de la crisis energética. Esta situación está poniendo en riesgo la recuperación en un momento en el que el punto de partida era el shock que generó la Covid-19 en el PIB el pasado año, cuando sufrió la mayor caída desde la Guerra Civil.
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