Andalucía ha esperado como agua de mayo, en todos los sentidos, la llegada de la Semana Santa. Tras dos años de pandemia, su reactivación ha supuesto la recuperación del sector. Los hoteles vaticinan casi el 80% de ocupación, los hosteleros tienen muy buenas previsiones y los talleres de arte sacro llevan unos meses echando humo.
En estos días de cuenta atrás, EL ESPAÑOL-Invertia se ha puesto en contacto con representantes de los mismos y todos coinciden en una reflexión: "Es la Semana Santa de la esperanza". Desde los hoteleros hasta los orfebres y casas de costura no han dado abasto para entregar los pedidos a tiempo.
"Tenemos más pedidos que antes de la pandemia", asegura María del Río, quien lleva las riendas de la Antigua Casa Rodríguez. También las hermandades contarán con más penitentes, gente que se anima a volver a salir, y eso se ha notado.
Esta casa de costura es un negocio familiar que comenzó haciendo pelucas para imágenes de cristos y vírgenes. Allí se puede encontrar todo lo relacionado con el atuendo de los nazarenos y costaleros y artículos cofrades.
Desde Sevilla hace trabajos para toda España, Filipinas, Latinoamérica y Estados Unidos y tiene más de dos siglos de vida, tiempo que llevaba sin cerrar sus puertas. No cerraron ni en la Guerra Civil, excepto hace dos años.
400 millones de euros
En estas fechas de 2020 estos mismos representantes contaron a este periódico, casi entre lágrimas, cómo se sentían. El 14 de marzo su mundo se paralizó de golpe. Han sido dos años de calvario, la Covid ha sido un mazazo para ellos muy fuerte.
Eso sí, reconocen que quien ha podido aguantar estos más de 700 días ha salido beneficiado. Aguantar es la palabra que más se ha repetido en los talleres.
Muchos aseguraron que no era una cuestión solo de dinero, sino una vocación y un sentimiento, pero el aspecto económico es muy importante también. La Semana Santa de Sevilla es más que fe o folclore: deja en la ciudad anualmente más de 400 millones de euros por nueve de inversión por parte del Ayuntamiento.
Sus protagonistas, las 71 hermandades que hacen estación de penitencia de Viernes de Dolores a Domingo de Resurrección, mueven bastante la economía local. No obstante, el Consistorio ha contactado con las universidades de Sevilla y Pablo de Olavide para hacer un estudio y conocer su impacto real. Creen que esa cifra está anticuada.
El presidente de la Asociación Gremial de Arte Sacro de Sevilla, el bordador Francisco Carrera Paquili, asegura que desde hace seis meses el sector "se ha reactivado con una normalidad absoluta", aunque reconoce que su taller no ha parado en estos dos años porque sus trabajos no se hacen de un día para otro. Se trata de piezas muy elaboradas y todas hechas a mano.
Esta asociación cuenta con 62 talleres afiliados, el 90% de los existentes en Sevilla, y ninguno ha tenido que cerrar sus puertas en estos dos años. "Se han mantenido haciendo trabajo de años anteriores y los nuevos encargos".
Las ayudas
En concreto, en su taller, que cuenta con seis trabajadores, han realizado un techo de palio, dos túnicas para dos Nazarenos, una saya para la Esperanza de Triana y varios estandartes. Muchos de estos trabajos estaban encargados desde antes de la pandemia.
No obstante, la asociación estima que las pérdidas en el sector han ido más allá del 50% de la facturación y muchos han tenido que sobrevivir con los ERTE. Tampoco han llegado las ayudas. De las que anunciaron tanto la Junta de Andalucía como el Ayuntamiento de Sevilla no han podido beneficiarse.
Sin un epígrafe concreto en la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) que haga referencia a este arte enfocado a la liturgia, las subvenciones que se convocaron fueron copadas por otros artesanos que no dependen de la Semana Santa. También la ayuda autonómica esquivó a los talleres de aquellos que no están titulados en Bellas Artes y no están especializados en Restauración. La inmensa mayoría del sector.
Este hermano de la Hermandad del Cerro, quien bordó el paso de palio de la Virgen de los Dolores, lleva bordando casi toda su vida en su taller ubicado en la calle San Isidoro de Sevilla y en estos 46 años no ha visto nada igual. "Además de económica, esta ha sido una crisis existencial".
La Semana Santa es otro pilar importante para las floristerías. El floristero Joaquín Gómez, responsable de la floristería Híspalis, ha vivido esta cuaresma con un agobio dulce.
"Todo, los cultos, los triduos, los pregones... se han celebrado con total normalidad". Es la semana en la que más trabaja del año. Su empresa está conformada todo el año por dos personas, pero en estos días llegan hasta casi la quincena.
El día antes de cada salida procesional tiene que acudir a las respectivas iglesias a montar y a adornar de flores los pasos. Él proporciona a ocho hermandades.
"Hemos notado mucha más demanda, pero sobre todo una ilusión increíble", asegura Gómez, con el hándicap de la subida de la inflación. "Se ha encarecido todo". Un paso de misterio necesita entre 250 o 300 docenas de claveles, 350 un paso de crucificado.
Más caro el aceite de las torrijas
Lo mismo le ocurre al sector de la repostería. Las torrijas, los pestiños y las rosquillas lucen desde hace semanas en las vitrinas. Estas fechas les reportan el 15% de su facturación.
También los pasteleros se ven especialmente afectados por el encarecimiento de los insumos. En el obrador de Francisco Vilches el año pasado se compraba el litro de aceite de girasol a 0,95 euros y ahora cuesta casi 2,50 euros. "También han subido la harina, los lácteos y la energía", resume.
Pillamos al también presidente de la Federación Andaluza de Pasteleros con las manos en la masa justo cuando está preparando torrijas de tarta de queso y de chocolate blanco con albahaca.
El imaginero Fernando Aguado, uno de los escultores más prolíficos de la Semana Santa de Sevilla, también está desbordado. "Llevo más de un mes acostándome a las 4 de la mañana para poder terminar todos los trabajos".
Empezó a estudiar Derecho porque tenía la convicción de que del arte sacro no comería jamás, pero cambió su rumbo para convertirse en lo que siempre quiso ser. Estudiando Bellas Artes, en segundo curso, firmó su primera gran obra: un cristo para Sevilla, el de la Caridad de la hermandad de San José Obrero.
En total, en los últimos meses ha restaurado casi 300 ángeles y ha dado vida a un crucificado, a una imagen de talla completa, a ocho o nueve escenas... "A mí durante la pandemia no me ha faltado el trabajo, me he defendido y los últimos meses han sido de locos".
El maestro orfebre Jerónimo Seco trabaja en el taller de orfebrería más antiguo de España: Orfebres Seco. Está en pie desde 1860 y ha restaurado piezas para cientos de hermandades. Actualmente, tiene unos cinco pedidos.
"Ha estado todo parado durante la pandemia y ahora se han reactivado los trabajos con mucha bulla", explica Seco. Aunque normalmente son menos, en los momentos de más trajín como el actual llegan a la decena de empleados.
Sevilla, destino preferido
El turismo es el principal motor económico en Andalucía, representa casi el 12% de su PIB. La expectación con la Semana Santa es total. La previsión de los hoteles en Andalucía es que superen el 75% de ocupación de media y que los aeropuertos registren unos 6.682 vuelos. Aunque las cifras son buenas, el sector ha perdido aproximadamente un 25% de camas en estos dos años y el dato de los vuelos es inferior en un 11% al de 2019.
Algo más optimistas son las previsiones en Sevilla. La ciudad se ha convertido en el segundo destino español más deseado para pasar esta semana. Casi el 10% de las reservas realizadas en Booking.com del 11 al 17 de abril lo son para hospedarse en la capital andaluza.
En concreto, la previsión de ocupación en Sevilla es superior al 80% y en la Costa del Sol se alcanzarán cifras por encima del 90%. Este porcentaje se superará ampliamente en algunos puntos a partir del Jueves Santo, según cifras de la Asociación de Hoteleros y de la consejería de Turismo.
La hostelería también espera la Semana Santa como agua de mayo. Tras un marzo convulso con la incertidumbre provocada por la guerra de Ucrania y el paro de los transportistas, la previsión es que los bares y restaurantes puedan dar la bienvenida por todo lo alto al trimestre más importante en facturación. En Sevilla, llegan a concentrar hasta el 70% de sus ingresos anuales.
Las reservas han vuelto a niveles de prepandemia. En Casa Ricardo, uno de los bares más castizos, en el que se vive la Semana Santa los 365 días del año, el teléfono para las reservas no para de sonar. Su ubicación también es estratégica, justo enfrente de la basílica del Gran Poder.
Este establecimiento, famoso por sus croquetas de jamón (hasta tienen unos calcetines de Pepe Pinreles en homenaje a este manjar), adapta su menú a la Cuaresma. Como manda la tradición, los viernes de Vigilia y el Miércoles de Ceniza se evita la carne y las míticas croquetas se hacen de bacalao.
Bandas de música
Las cornetas y tambores llevan semanas resonando al atardecer. Unos meses antes de la Semana Santa, las bandas refuerzan sus ensayos. En Andalucía hay más de 100.000 músicos que participan en estas agrupaciones. De media, puede cobrar cada una de ellas unos 6.000 euros por día, con picos de más de 12.000 en los días de más demanda -Jueves y Viernes Santo-. Con esos ingresos se mantienen los locales de ensayo, instrumentos y uniformes.
Es una pieza fundamental de la estación de penitencia de muchas hermandades. Este año están más ilusionados que nunca y a los ensayos "no falta nadie". Amadora Mercado, una joven de 28 años, es la directora de La Oliva de Salteras (Sevilla).
Su banda está compuesta por 90 músicos y tiene más de un siglo de historia. Desde el Sábado de Pasión hasta el Sábado de Resurrección, la Oliva toca a diario en diferentes cofradías y hace doblete el Miércoles Santo.
A la ilusión de los músicos por volver a la normalidad se le une la incertidumbre de quienes están a los mandos de la banda. En los traslados se ha visto mucho público y les inquieta saber qué pasará con el coronavirus estando tantos días y tantas horas en la calle.
Neveras para la cera
Otro sector estratégico es el de la cerería. También está ya al 100%. Muchos tuvieron que invertir en cámaras frigoríficas para almacenar las velas durante el verano. Manuel López es uno de los responsables de la Cerería del Salvador fundada en 1845.
Nos atiende mientras va literalmente apagando fuegos: "Estamos que no damos abasto". Son los encargados de surtir de velas, flores y cirios a más de 500 hermandades y asociaciones de toda España.
Pero en estos dos años, el coronavirus no solo se ha llevado por delante las procesiones de Semana Santa, también ha impedido que las hermandades organicen eventos con los que recaudar dinero. Hay incluso algunas que han eximido a los hermanos a abonar sus cuotas, conscientes de que muchos de ellos han pasando por apuros económicos.
El embudo de los ingresos se ha hecho más estrecho, y más ancha la parte que las corporaciones dedican a la bolsa de caridad. Todas sin exclusión se han volcado con los afectados por la pandemia. De ahí que el dinero sea sin duda una pieza fundamental, pero también la vocación de ayudar al prójimo, como ya dijo la Biblia.