España está a la cola de la recuperación económica europea. Tras crecer un 5,1% en 2021 y otro 0,3% en el primer trimestre de 2022, el PIB está todavía un 3,4% por debajo del nivel anterior a la pandemia, cuando el conjunto de los países del euro ya ha dejado atrás la Covid-19 e, incluso, ha superado ese nivel de riqueza en 0,4 puntos. A esa vulnerabilidad se suma otro revés: la economía española es una de la que más está padeciendo los efectos de la inflación en la zona euro.
Una combinación que muestra cómo los hogares españoles están sufriendo más la pérdida de poder adquisitivo que sus socios europeos, lo que no es otra cosa que el reflejo de cómo la brecha que separa su economía de las más avanzadas se está agrandando.
El conjunto de los precios de consumo en España se situó en marzo de este año en torno a un 10% por encima del nivel previo a la pandemia. Mientras que en la eurozona esa subida se limitó al 8%, según recoge el Banco de España en el 'Informe Anual 2021' que publicó este miércoles.
Esos dos puntos de diferencia se explican sobre todo por la energía y los alimentos, que se han encarecido en España un 58% y un 8%, respectivamente.
En otros nichos, como los bienes industriales no energéticos y los servicios, el incremento de los precios es algo menor (3,7% y 3,1%, respectivamente). Algo que estaría ligado a un contexto en el que los márgenes empresariales se están reduciendo para tratar de combatir la inflación. En concreto, según los datos de la Central de Balances del BdE, registraron una caída interanual del 4,5% en el último trimestre de 2021.
Estas cifras macroeconómicas tienen un reflejo directo en los bolsillos de los ciudadanos. El 'Informe Anual 2021' pone de manifiesto cómo los hogares españoles destinan un 11,7% de su presupuesto a pagar la energía (un 4% a la electricidad), mientras que en el promedio de la unión monetaria las familias dedican un 10,9% a la energía (y un 3% a la factura eléctrica). Este distinto peso relativo explica el fuerte peso que tiene el componente de la factura de la luz en la inflación en España.
La desigualdad y la luz
El esfuerzo que hacen los españoles para pagar el recibo eléctrico es especialmente duro para las rentas más bajas, con menos nivel educativo y los mayores. Según el Banco de España, estos colectivos están soportando un punto más de inflación que los ricos en su percentil de renta. Un dato demoledor para las políticas de desigualdad que promueve el Gobierno.
No obstante, la institución que tiene al frente a Pablo Hernández de Cos considera que las rebajas impositivas sobre la luz están relajando más la inflación soportada por las rentas bajas y, por tanto, es una medida bien focalizada. Algo que no ocurre con la subvención a los combustibles que está en vigor hasta finales de junio y que beneficia más a las rentas más altas.
Retraso de la recuperación
El 'Informe Anual' hace un análisis detallado de la situación de la economía española en el que explica los motivos por los que el PIB de España está tardando más que el de otros países en recuperarse del shock provocado por la pandemia.
El documento explica los tres factores que explican el peor comportamiento de la economía española en estos últimos dos años. La dependencia y caída del turismo, la inversión en vivienda y el consumo privado están detrás de la debilidad de la recuperación económica que está protagonizando España.
En el caso del consumo, uno de los elementos analizados en el informe publicado esta semana es cómo la renta bruta disponible de los hogares españoles se ha comportado peor a la de los ciudadanos que viven en el resto de países del euro.
Esto se explicaría, entre otros motivos, por el hecho de que los ERTE han ayudado a sostener el empleo, pero en términos relativos frente al resto de Europa, el paro se ha comportado peor, como suele ocurrir en las crisis en España.
Esta incertidumbre también estaría lastrando la inversión de los hogares. En contra de lo que se esperaba, las familias están optando por la prudencia ante la salida de la crisis y no están gastando la bolsa de ahorro que acumularon en los meses del confinamiento.
No obstante, en este punto, hay un matiz. Las rentas más altas son las que más han ahorrado y las que menos están utilizando ese dinero acumulado. Esto es algo que no han podido hacer las rentas más bajas, que sí han tenido que recurrir a ese ahorro. El BdE vincula esta diferencia a las posibles dificultades que estarían teniendo los hogares más vulnerables para pagar la factura energética ante la fuerte subida de los precios de los últimos meses. Otro elemento a vigilar para calibrar cómo esta crisis está afectando a la desigualdad.
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