Los costes de producción de frutas, verduras y ganadería hacen que los precios de los alimentos se resistan a bajar
Los elevados precios de la energía, el transporte y las materias primas también afectan a las cadenas de distribución.
22 enero, 2023 02:04Los precios de los alimentos no paran de subir a pesar de que la inflación se está moderando en España desde hace meses, hasta llegar al 5,7% el pasado mes de diciembre. Llenar la cesta de la compra cada vez cuesta más: en el último mes de 2022 el precio de los alimentos se disparó un 15,7%.. Esta subida es la más alta desde que comenzó la serie del IPC en 1994. Pero, ¿por qué los alimentos siguen al alza si la inflación está bajando?
Las razones, en función de cada eslabón de la cadena, son varias. Los productores lo achacan a un doble motivo: por un lado, los alimentos aún arrastran altos costes de cuando empezaron a producirse y, por otro, consideran que la distribución no ha bajado sus precios finales.
"Los costes de producción se incrementaron una barbaridad hace meses, y como los alimentos tienen un periodo de producción, todavía no han bajado lo suficiente para que caiga el precio de la comida", asegura el presidente de Asaja, Pedro Barato, a EL ESPAÑOL-Invertia.
La luz, los fertilizantes, el transporte o la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), son las principales causas de que los productos agrícolas sean más caros, explica el líder de la patronal.
Barato pone como ejemplo que "quien compra gasolina a un euro, aunque luego baje a la mitad, él tiene que venderla a 1,20 euros". Y eso es lo que dice que ocurre con los alimentos.
En el caso de la ganadería, la mayor parte del encarecimiento se debe al incremento de precio de la alimentación animal. "Hoy comprar un kilo de pienso sigue siendo mucho más caro que hace un año", asegura Román Santalla, responsable de Ganadería de UPA, aunque reconoce que la electricidad y el combustible se han abaratado.
Otro factor que impide la bajada de los alimentos es que los ganaderos tuvieron que resistir "muchos meses" hasta que consiguieron cubrir los costes con el alza de los precios en origen. "Ya tenemos miedo de que nos bajen la leche o la carne, si es así, volvemos a arruinarnos", afirma.
Precio final
Pero, ¿qué ocurre cuándo los alimentos llegan al punto de venta? Pues que estos reflejan otros costes que soportan los supermercados. "La energía no ha bajado, ni el transporte, ni tampoco las materias primas", señalan fuentes del sector.
Eso quiere decir que todos los eslabones soportan elevados costes de producción que, además, se van trasladando de unos a otros a medida que los productos van alcanzado el final de su recorrido: la venta al consumidor.
Aquí desde el sector agrario señalan a las distribuidoras. "Hay quien aprovecha para seguir incrementando los precios que el consumidor paga pese a que los precios en origen no aumentan", señalan desde Asaja.
Los supermercados lo desmienten. Bajar los precios por debajo de los costes de producción sería incumplir con la reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria que prohíbe la venta a pérdidas. En definitiva, un enfrentamiento que, en realidad, siempre ha existido y parece que así seguirá siendo.
Distinta evolución
De hecho, desde la distribución recuerdan que los tiempos también influyen. Es decir, cuando la inflación se elevó al 5,8% en octubre de 2021 (siendo en ese momento la más alta en 29 años), el precio de los alimentos estaba en el 1,7%. En febrero de 2022 -cuando estalló la guerra en Ucrania- la inflación era del 7,6%, mientras que las de los alimentos ya estaba en el 5,6%.
Y en abril de 2022 es cuando la de los alimentos se dispara (10,1%) por encima del general (8,3%). Esta última comienza a moderarse desde agosto, mientras que la de los alimentos sigue aumentando hasta los niveles históricos de diciembre.
"Cuando el IPC general subía, los alimentos no lo hacían tanto", señalan desde el sector, que defienden que las empresas no estaban repercutiendo el incremento de costes en ese momento. Con el estallido y la cronificación de la guerra todo cambió.
En lo que sí coinciden todos, productores y distribuidoras, es en los efectos que la guerra ha tenido sobre las materias primas y determinados alimentos como el azúcar, los cereales y el aceite, cuyos precios se han disparado. Algo que se puede ver perfectamente con los datos de diciembre.
En concreto, los productos que más subieron de precio en el último mes fueron el aceite (6,3%), la leche (5,8%), la carne de ovino (4,6%), el pescado fresco (3,3%), los huevos y los productos lácteos (2,9%) y las patatas (2,4%).
Si se compara con sus precios hace doce meses, hay diferencias abismales en productos como el azúcar (un 50% más caro), el aceite (un 38%), la leche (37,2%), los huevos (29,8%), los productos lácteos (23,4%) y los cereales (22,7%).
Incertidumbre
Ante esta situación, la gran pregunta es hasta cuándo durará esta situación. Y lo cierto es que no hay una respuesta clara. La incertidumbre domina el contexto actual. Fuentes del sector consultadas por este periódico creen que la inflación en los alimentos bajará más tarde porque empezó a subir más tarde que la general.
Por otro lado, desde el sector esperan que la rebaja del IVA de algunos alimentos que entró en vigor el 1 de enero “pueda ayudar a bajar el dato de la inflación en los alimentos”.
No obstante, esta medida ha sido muy cuestionada por asociaciones de consumidores como Facua-Consumidores en Acción, que han denunciado a siete cadenas por no aplicar esta rebaja. Ante esta situación, el Gobierno tiene previsto convocar el Observatorio de la Cadena Alimentaria, conformado por los Ministerios de Agricultura y Comercio, así como por las principales patronales del sector.
En principio, será a finales de este mes cuando tenga lugar una reunión en el seno de este organismo, según confirman fuentes del Ministerio de Agricultura a este medio. La idea es ver si se está aplicando esta rebaja y qué efectos tiene y analizar si hay que reforzar los mecanismos de control, como exigen desde algunas organizaciones de consumidores.
Recordemos que se trata de una rebaja para aplicar desde el 2 de enero durante seis meses del IVA de los alimentos de primera necesidad del 4% al 0%. Dentro de estos encontramos el pan, las harinas, la leche, los quesos, los huevos, las frutas, verduras, hortalizas y legumbres. También se aprobó bajar el del aceite y la pasta del 10% al 5%.
Una medida que el ala morada del Gobierno, en vista de la subida de la inflación de los alimentos, quiere ampliar. El sábado Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 y secretaria general de Unidas Podemos, insistió en la necesidad de "intervenir" los precios de los alimentos básicos en los supermercados.
"Necesitamos topar los precios en una cesta básica de la compra. No le podemos pedir a la gente de nuestro país que dé de comer a sus hijos lo que puede y no lo que piensa que es mejor", apuntó la ministra, añadiendo después que es necesario "frenarles los pies" a los empresarios de la gran distribución.