Mientras Pedro Sánchez habla de sus logros macroeconómicos en Davos, los españoles sufren los agobios de sus particulares microeconomías familiares. La presencia internacional del presidente del Gobierno es "propaganda electoral" monclovita para el consumo nacional. Los escenarios de esta semana: Davos a nivel mundial y Barcelona, con Macron, en Europa. Ambos pensadas para consumo doméstico.
Muchos presidentes españoles utilizaron este mecanismo. Suárez anunció su candidatura con la UCD desde EEUU, Felipe González se alegraba más de la libertad del metro de Nueva York, que de la seguridad del de Moscú. Aznar se sentaba en las Azores, con los pies sobre la mesa, junto al presidente de EEUU.
Sánchez los quiere superar. Quizás porque se encuentra a gusto en el manejo del inglés. Por cierto, yo se lo entiendo todo cuando habla en ese idioma…
Sánchez, en Davos, dio varias noticias macroeconómicas: sobre el crecimiento del PIB (más del 5% en 2022), la inflación (contenida alrededor del 5%), el paro (sostenido en el 12%) o la deuda (con una expectativa del 110% sobre el PIB).
Verdades 'estadísticas' que depende cómo se miren.
1. El crecimiento del PIB es nominal. Habría que descontarle la inflación (técnicamente el deflactor del PIB). Además, el crecimiento previsto para 2023 es muy inferior. El mayor crecimiento de muchos países desarrollados, pero en términos reales (medido sin inflación) aún no ha regresado al nivel de 2019.
2. La inflación parece contenida, la menor de la zona euro. Por el contrario, la inflación subyacente es más alta (casi el 7%) y la de los alimentos, que atañen al bolsillo de las clases medias y trabajadoras, supera el 15%.
3. El paro, como se sabe, está maquillado por los "fijos-parados discontinuos". Para algunos analistas el paro real es el 15%. El más alto de Europa, como ocurre en desempleo juvenil y paro de larga duración en los mayores de 50 años.
4. Sánchez prevé disminuir la deuda pública al 110% del PIB, pero no en valor absoluto (1,5 billones de euros). Con el aumento de los tipos de interés, y su renovación, el peso del llamado “servicio de la deuda” (intereses a pagar) agravará el déficit público.
Mientras, las familias españolas están agobiadas por la inflación de la cesta de la compra, el alquiler, los precios de la vivienda, la energía y los combustibles… y los salarios no suben tanto.
Es verdad que ha habido medidas cosméticas, como la subvención de transportes públicos o la bajada del IVA. Algo se nota, pero no mucho. En otros casos, como en la vivienda de alquiler, las medidas son contraproducentes; han reducido la oferta y, en consecuencia, los nuevos contratos son más caros.
Además, en 2022 disminuye el ahorro de las familias españolas en depósitos bancarios y stocks financieros. Los pagos en tarjeta se han disparado respecto al efectivo, un gasto indoloro que habrá que abonar en estos meses. La bolsa no acaba de subir, el flujo de dinero nacional hacia ella no circula. No hay dinero para invertir y para gastar se echa mano del ahorro.
"Los datos macroeconómicos son discutibles, los microeconómicos familiares son claros"
Los datos macroeconómicos son discutibles, los microeconómicos familiares son claros. Lo que Moncloa está haciendo es intentar vender en España 'la burra macroeconómica' desde el extranjero, enjaezada con figuras internacionales con las que se codea el presidente.
En todo caso, prefiero un presidente español lucido, que uno opaco internacionalmente. Lo que no obsta para destapar lo que pueden ser maniobras de propaganda ocultas bajo la aparente intención de atraer capital inversor internacional.
No hay que engañarse. Los capitales extranjeros tienen sus propios criterios para invertir. El índice Doing Business (facilidad y confianza para invertir en un país) de España ha retrocedido del número 28 en 2018 al 30. Otro criterio básico es la "seguridad jurídica". Los cambios de la política fiscal, vivienda u otras leyes como el tratamiento de la malversación y la sedición, dan la imagen de inseguridad jurídica. No digamos las propuestas comunistoides de UP como socios del Gobierno.
Ni siquiera los capitanes de empresa españoles arroparon a Sánchez en Davos en su intento de vender la "burra macroeconómica". ¿Por qué la vamos a comprar los votantes si está coja y con mataduras?