Representantes de la patronal y los sindicatos en la firma del V AENC, en mayo.

Representantes de la patronal y los sindicatos en la firma del V AENC, en mayo. Ricardo Rubio Europa Press

Economía

Malestar en CEOE y sindicatos con Sánchez y Díaz por ignorar el diálogo social y legislar a base de decretos

Sordo (CCOO) asegura que "no valen políticas de trágalas" y Garamendi (CEOE) acusa al Ejecutivo de "amenazar" para imponer su criterio.

12 enero, 2024 02:30

Descontento entre los agentes sociales con el Gobierno de coalición. Representantes de trabajadores y empresarios coinciden en criticar las formas con las que el Ejecutivo ha gestionado normas como el decreto "anticrisis" o la reforma del subsidio por desempleo y las consultas para elevar el salario mínimo.

La intensidad del enfado modula, pero este es generalizado. La CEOE ya ha acusado al Gobierno de amenazar e, incluso, chantajear a la patronal en la negociación para subir el SMI. Y los sindicatos afean abiertamente la falta de interlocución en la reforma del subsidio por desempleo, que finalmente decayó el miércoles en el Congreso de los Diputados.

"No valen políticas de trágalas", afirmaba este miércoles el secretario general de CCOO, Unai Sordo, quien cree que el Ejecutivo todavía no ha entendido que la actual ya no es la legislatura pasada. El líder sindical insiste en que hace falta "más implicación con los procesos de diálogo político y social" por parte del Gobierno.

[El subsidio por desempleo volverá a ser de 480 euros y no incluirá a los menores de 45 años tras decaer la reforma]

También en un desayuno informativo, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, aseguraba este jueves compartir la "preocupación" de su homólogo.

Lo que ha pasado con el subsidio por desempleo ejemplifica bien a qué se refiere Sordo: el Ministerio de Trabajo apenas negoció con patronal y sindicatos la norma, la aprobó en Consejo de Ministros por real decreto ley y llegó al Congreso sin contar con los apoyos parlamentarios necesarios. Como es sabido, Podemos finalmente lo tumbó.

Los empresarios, por su parte, aunque también enfadados por el subsidio, lo están todavía más por cómo el Gobierno ha negociado la nueva subida del salario mínimo para este año. Trabajo ha pasado en cuestión de semanas de ver con buenos ojos las reclamaciones de la patronal y proponer una cifra de consenso a descartar esas propuestas y avisar de que si CEOE y Cepyme no aceptan una subida del 4%, esta será todavía mayor.

En una entrevista este martes, Garamendi se preguntaba si ese cambio de postura era "una amenaza" o "un chantaje".

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, en un desayuno informativo

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, en un desayuno informativo Alberto Ortega Europa Press Madrid

"¿Qué es pragmático?"

El secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, animaba a la patronal a ser pragmáticos con la subida del SMI. Es decir, a aceptar su propuesta de incrementar el salario mínimo un 4%. El líder de los empresarios, visiblemente enfadado, acusó al Ejecutivo de no tener "criterio".

"El secretario de Estado ayer (por el lunes) dice que seamos pragmáticos. ¿Qué es pragmático? Es una amenaza, un chantaje. Es decir, 'o es esto o es más'. ¿Pero cuál es el criterio del Gobierno?", espetó el presidente de la patronal.

[Órdago de Trabajo a la CEOE: si no acepta una subida del 4% del SMI, se pactará una cifra mayor sólo con los sindicatos]

Aunque no con el salario mínimo, en tanto que los sindicatos no ven con malos ojos el cambio de postura de Trabajo, las centrales también notan un empobrecimiento en la interlocución. "Una mutación en lo que el Gobierno entiende por diálogo social", señalaba Unai Sordo, que su sindicato no comparte.

Asimismo, representantes de trabajadores y empresarios coinciden en criticar la falta de debate y que se legisle por decreto.

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi (d), y el secretario general de UGT, Pepe Álvarez (i)

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi (d), y el secretario general de UGT, Pepe Álvarez (i) Carlos Luján Europa Press Madrid

También el martes, Garamendi pedía al Gobierno utilizar "más el debate público" y "menos los decretos". El líder de la CEOE aseguraba que no le gusta ese proceder, en tanto que es un "o lo tomas o lo dejas".

Los sindicatos, además de criticar las formas, lamentan que esta manera de actuar hace peligrar que las normas salgan adelante. Para Sordo, "no se debe decretar a través de un real decreto ómnibus que tiene el riesgo de embarrancar", como estuvo a punto de suceder el miércoles.

[Díaz dice que el SMI "subirá mucho" este viernes y CCOO que no aceptará un alza inferior al 5%]

Otros partidos

Aunque el ámbito natural de patronal y sindicatos para negociar normas por aprobar son las diferentes mesas de diálogo social tripartito, en las que también está el Gobierno, no es la única manera que tienen de influir.

Cuando una norma es tramitada como proyecto de ley -como podría haber pasado con el subsidio, en tanto que la vicepresidenta Yolanda Díaz aseguró que así lo había pactado con el BNG y ofrecido a Podemos-, los agentes sociales suelen entablar conversaciones con los partidos políticos.

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez (d), durante un desayuno informativo

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez (d), durante un desayuno informativo Gabriel Luengas Europa Press Madrid

Y también pueden presionar a las distintas formaciones para que una norma sea o no aprobada.

Sordo habló de "políticas de trágalas" y, solo un día después, la exministra Irene Montero criticaba que la estrategia del Gobierno con el subsidio había sido, precisamente, un "trágala". 

Lo cierto es que tanto CCOO como UGT reconocen que Podemos es un actor con el que hablarán a lo largo de la legislatura y con quien pretenden tener una relación fluida. Con todo, ambos sindicatos aseguran que ellos habrían preferido que la reforma del subsidio hubiera salido adelante como proyecto de ley para incorporar sus propuestas.

El líder de la UGT, Pepe Álvarez, aseguraba este jueves no estar de acuerdo con la decisión de los morados de tumbar la norma, aunque no quiso mojarse en exceso. "No nos van a encontrar en el debate y la gresca política, y menos entre grupos políticos de izquierdas que me gustaría que se entendieran", zanjaba.