Muestras de aceite de orujo.

Muestras de aceite de orujo. Cedida.

Economía

El aceite de orujo busca su regreso a los hogares 20 años después de que el girasol ocupara el trono de la fritura

El subproducto del oro líquido, del que se exporta el 85%, inicia una cruzada para reconciliarse de una vez por todas con el mercado en España.

12 mayo, 2024 02:57
La Luisiana

Hay comentarios que hieren sentimientos y otros que sentencian negocios. Los productores de aceite de oliva de orujo, un subproducto de aceite de oliva que vendía el 85% de su producción en nuestro país esencialmente para frituras, aseguran que se lo llevaron por delante los segundos hace algo más de veinte años. También afirman que están ya listos para volver.

La suya es una intención semejante a una cruzada: deben reponerse de una crisis en la que se les relacionó con sustancias cancerígenas. Sucedió en 2001, cuando la entonces ministra de Sanidad, Celia Vilallobos, decretó la inmovilización del aceite de orujo ante la sospecha de que contuviera benzopirenos.

Seis años más tarde el Tribunal Supremo declaró ilegal la actuación del Ejecutivo al considerar la decisión injustificada y desproporcionada a tenor de las pruebas presentadas. No había riesgo que lo respaldase.

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Pero ya era tarde. Las 70.000 toneladas de este aceite que se vendían en España cada año pasaron prácticamente a una cantidad irrisoria. De exportar solo el 15%, los productores dieron la vuelta a los porcentajes y pasaron a vender fuera el 85% de su producción, que es la más abultada del mundo.

Al tratarse nuestro país del líder en producción de aceite, es también líder en generar aceite de orujo, un derivado de la aceituna: España cuenta con el 59% del total de la producción y el 71% de la comercialización mundial, según datos del Ministerio de Agricultura. El 80% de las 120.000 toneladas que de media se generan en cada campaña sale de Andalucía.

Acelerón de ventas

El hueco que dejó su marcha lo ocupó rápidamente el aceite de girasol, que se ha alzado sin oposición desde entonces como el aceite económico de las frituras. Es una tendencia en la que lucha por buscar también su hueco el aceite de orujo, que ha cogido carrerilla en los últimos años.

En la presente campaña, de hecho, han conseguido incrementar un 20% las ventas, un logro que llega como colofón a un crecimiento sostenido desde 2020. En la campaña de ese año vendieron 13.157 toneladas, para sumar 18.240 toneladas en la siguiente y 19.180 toneladas en la campaña 2022/23.

Extractora de alpeorujo, en Puente Genil (Córdoba).

Extractora de alpeorujo, en Puente Genil (Córdoba). Cedida.

Son datos de la asociación de envasadores ANIERAC, que representa al 65% del sector, por lo que las cifras serían en realidad más elevadas, señala la Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva, creada en 2015 precisamente para buscar esa ruta de vuelta a casa.

Es decir, para impulsar su consumo nacional y defender los intereses de un sector compuesto actualmente por 50 centros orujeros y extractoras, además de nueve refinerías distribuidas por Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, Murcia y Navarra. 

La guerra de Ucrania y la crisis del aceite

En la última campaña sumaron una facturación de 625,7 millones de euros que quieren que se diversifiquen. ¿Cómo? Creciendo en España para depender menos de los vaivenes internacionales. Actualmente venden sobre todo a Italia (19% de las exportaciones van a parar aquí), Portugal (11%), Estados Unidos (10%) o Emiratos Árabes (6%), entre otros. 

En ese objetivo han tenido recientemente dos ventanas de oportunidad inmejorables. Una fue la crisis del girasol desatada con la invasión rusa de Ucrania, que paralizó la salida del potente girasol ucraniano e hizo que se disparase el precio de ese producto en 2022. 

Materia prima del aceite de orujo.

Materia prima del aceite de orujo. Cedida.

La otra ha sido el imparable aumento de los precios del aceite de oliva durante el año pasado a consecuencia de la sequía, que llevó a los consumidores a buscar opciones más baratas para los cocinados que requieren de mayor cantidad de aceite, como las frituras. Éste es, de hecho, el escenario natural en el que se mueve el aceite de orujo.

La imagen que subraya el sector es la de un aceite perfecto para freír croquetas, patatas y nuggets. ¿Por qué? Logra el crujiente con menos absorción de grasa y propiedades más saludables que las que ofrece el aceite de girasol. Esto último lo apunta una investigación del CSIC. 

El aceite de las croquetas

La Interprofesional lleva años trabajando con el Instituto de la Grasa del CSIC, con sede en Sevilla, para investigar las propiedades y contar así con más datos con los que convencer al consumidor español de sus bondades. Es realmente la gran baza que tienen: aunque cuentan con un precio más competitivo que el aceite de oliva, el aceite de orujo aún es más caro que el de girasol.

"Nosotros no podemos superar al de girasol, producen muchísimo más a nivel global, tendríamos que incrementar exageradamente la producción de olivar y eso no es posible", señala a este periódico Jaime Osta Gallego, vicepresidente de la interprofesional y miembro de la saga de los Gallego, dueños de Migasa.

Fritura con aceite de orujo de oliva.

Fritura con aceite de orujo de oliva. Cedida.

Migasa es una de las empresas que más tiene qué decir en el negocio. La empresa, que mueve el 10% de los aceites del mundo, posee la mayor refinería mundial de aceite de orujo, situada en el término municipal de La Luisiana, en Sevilla. 

Aquí llega el proceso de depuración clave para conseguir al aceite de orujo de oliva, que proviene de la parte que no se aprovecha para aceite de oliva. Por partir del inicio: del prensado de la aceituna, solo el 20% se convierte en aceite de oliva en sus tres categorías, virgen extra, virgen y aceite de oliva.

El 80% restante es el alpeorujo -agua, hueso, pulpa y piel de aceituna-. Tras un proceso de extracción y refinado, el 2% del alpeorujo acaba convirtiéndose en aceite de orujo de oliva.

Es un proceso laborioso, pero cada vez más lucrativo: el interés de sus clientes por este aceite no deja de aumentar, aseguran en Migasa. El orujo ya supone el 10% de sus ventas totales, una cifra que esperan aumentar pronto a tenor de la demanda que, por ahora, continúa siendo en su mayoría del canal Horeca. Ellos suelen comprar el 70% del total, en tanto que el 30% restante se adquiere para consumo en el hogar.