Christine Lagarde afronta este jueves su primera reunión de política monetaria del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) como presidenta de la institución. Por delante, ocho años para gestionar las condiciones monetarias de la Eurozona y contribuir a enderezar la situación económica y financiera de la región, una tarea que, a su vez, estará totalmente condicionada por lo ocurrido en los ocho años anteriores, los del mandato de Mario Draghi, finalizado en octubre.
La puesta de largo oficial de la francesa dista brutalmente de la que vivió el italiano en noviembre de 2011. Nueve claves ayudan a comprender mejor la diferencia entre ambos momentos.
I. Desmontando a Trichet. Draghi llegó a la presidencia del BCE después de que su predecesor, Jean-Claude Trichet, hubiera elevado los tipos de interés dos veces en 2011, para llevarlos del 1% al 1,5%. La crisis seguía viva, en especial en la Eurozona, pero el francés entendió que las presiones inflacionistas obligaban a encarecer el precio del dinero. A las primeras de cambio, apenas dos días después de acceder a la presidencia, el italiano empezó a dar marcha atrás a esas subidas y rebajó los intereses.
Lagarde no hará lo mismo. No está previsto que reduzca los tipos… porque ya están históricamente bajos y porque Draghi los recortó en septiembre ni más ni menos que del -0,40% al -0,50% en el caso de los tipos de depósito, que son los importantes ahora, con los oficiales en el 0% desde marzo de 2016.
O lo que es lo mismo, si desde el primer momento Draghi dejó claro que iba a desmontar las últimas decisiones de Trichet lo antes posible, con Lagarde no pasará lo mismo. "Lagarde puede atenerse con facilidad al guion dejado por Draghi. No esperamos ningún anuncio ni ningún gran cambio esta semana, más allá del calendario para la revisión estratégica”, precisan desde Axa Investment Managers.
II. ¡Tipos negativos! Hace ocho años, pensar en los tipos de interés negativos en la Eurozona parecía una locura. Ahora no hace falta pensar en ellos ni imaginarlos... porque son una absoluta realidad. Dos datos: Draghi se enfrentó a su primera reunión con la rentabilidad del 'bund' alemán y con el euríbor a 12 meses ligeramente por encima del 2% en ambos casos; Lagarde lo hace con el 'bund' en el -0,32% y el euríbor, en el -0,27%.
III. Un balance duplicado. En noviembre de 2011, Draghi se encontró con un balance del BCE ampliado hasta los 2,33 billones de euros, un volumen que duplicaba el existente antes de la crisis. A base de operaciones extraordinarias de financiación bancaria a largo plazo y, sobre todo, de las billonarias compras de activos llevadas a cabo por la entidad entre 2015 y 2018, el italiano entregó a Lagarde un BCE cuyo balance alcanza ya los 4,68 billones de euros. O lo que es lo mismo, bajo su mandato ha vuelto a duplicarlo. Y más que crecerá, porque el BCE está comprando activos de forma neta en el mercado desde noviembre, a un ritmo de 20.000 millones de euros al mes. En resumen, Lagarde ha recibido un balance con un tamaño sin precedentes que va camino de equivaler al 50% del Producto Interior Bruto (PIB) de la Eurozona y cuyo crecimiento deberá gestionar y modular en los ocho años que acaban de empezar.
"No esperamos nuevos descensos de tipos y creemos que el BCE se encuentra muy limitado para llevar a cabo nuevas actuaciones"
IV. Una política monetaria exhausta. Durante su mandato, Draghi ha bajado los tipos, hasta situarlos incluso en negativo, ha convocado operaciones especiales de financiación bancaria, ha puesto en marcha compras de activos en el mercado… porque tenía margen para ello o porque, aun sin estar claro que lo tuviera, se lo ha procurado, con medidas que el BCE nunca había manejado.
Lagarde, en cambio, se encuentra con una política monetaria que ha explorado sus límites e incluso ha llegado más allá. Como mucho, podrá insistir en las palancas ya existentes, pero difícilmente podrá sacarse de la manga tantos ‘trucos’ como Draghi por la simple realidad de que ella recibe un BCE mucho más trillado en este terreno. La sensación, de hecho, es que la política monetaria del BCE está ya exhausta y que es momento de mover otros resortes. "No esperamos nuevos descensos de tipos y creemos que el BCE se encuentra muy limitado para llevar a cabo nuevas actuaciones", indica Juan Ramón Casanovas, de Bank Degroof Petercam Spain.
V. ¡A por los estímulos fiscales! En su debut, Draghi se ocupó de lo monetario con una rebaja de los tipos. De Lagarde no se espera algo así… pero sí que ponga más empeño del que el italiano mostró en 2011 para reivindicar políticas fiscales más ‘alegres’ con las que reanimar el crecimiento de la Eurozona. Precisamente porque la vía monetaria parece más agotada o limitada, las expectativas apuntan a que Lagarde, sin experiencia concreta en el frente monetario pero con experiencia de sobra en el institucional, se volcará en pedir más estímulos fiscales.
VI. Operación rescate en marcha. En lo fiscal, de hecho, el contraste entre ambos estrenos resulta mayúsculo. Draghi alcanzó la presidencia del BCE en plena ‘operación rescate’ en la Eurozona. Grecia, Irlanda y Portugal ya habían pactado sus rescates y estaban sometidos a las condiciones asociadas a ellos y el turno de España, en su caso con un rescate bancario, aguardaba en 2012. Eran tiempos de disciplina fiscal, primas de riesgo desorbitadas y enormes dudas sobre la continuidad del euro. En este sentido, Lagarde se encuentra ahora con una situación menos tensa e incluso con una Eurozona más abierta a los estímulos fiscales.
VII. Camino de la recesión. En el primer trimestre de Draghi al frente del BCE, la economía de la Eurozona se contrajo un 0,3% con respecto al trimestre anterior. La recesión, de hecho, fue una realidad incontestable en la región en 2012 y 2013. Lagarde ‘hereda’ un crecimiento débil, que este año superará a duras penas el 1%, pero sin que por ahora sea tan preocupante como el de 2011. En su estreno, el BCE actualizará sus previsiones económicas.
VIII. Inflación… ¡al 3! Draghi afrontó su primera reunión como presidente del BCE con la inflación de la Eurozona en el 3%. Sí, en el 3%. Ahora, Lagarde encara su estreno con la inflación en el 1%... y gracias, porque en noviembre repuntó del 0,7% al 1% interanual.
IX. Un euro un 20% más abajo. Cuando Draghi tomó el relevo a Trichet, el euro se cambiaba a 1,385 dólares. Ahora, cuando Lagarde sustituye a Draghi, la ‘moneda única’ se cambia a 1,108 dólares. O lo que es lo mismo, ha perdido un 20% de su valor, una evolución influida en buena medida por las medidas del BCE, que ha visto en una divisa más débil una herramienta para ‘fabricar’ inflación y tratar de ayudar al crecimiento a través de las exportaciones.