La Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, culmina este miércoles la primera reunión de política monetaria de 2020. Estrena un ejercicio que, inevitablemente, estará marcado por la cita electoral de noviembre, en la que el republicano Donald Trump aspirará a la reeditar su triunfo de 2016. Y eso, conociendo ya cómo ‘se las gasta’ con la Fed, a la que no duda en presionar una y otra vez para que baje los tipos de interés, garantiza otro ejercicio de emociones fuertes para la institución presidida por Jerome Powell. Es más, este martes, Trump aprovechó ya el inicio de la reunión del banco central para reclamarle de nuevo que reduzca los intereses.
Por ahora, eso sí, la Fed no le hará mucho caso. Este miércoles, y como ya ocurrió en la cita de diciembre, no tocará los tipos. Los dejará en el 1,50-1,75% en el que se encuentran tras los tres descensos consecutivos aplicados en julio, septiembre y octubre.
La continuidad del ciclo expansivo en EEUU, el más largo de toda la historia con 127 meses de crecimiento consecutivos, la tregua comercial entre EEUU y China y el buen humor imperante en Wall Street, con el Dow Jones incluso por encima del 29.000 en el arranque de 2020, no exigen ningún cambio de timón. Únicamente la irrupción del coronavirus, con toda la incertidumbre y los temores que trae consigo, aporta una dosis de incertidumbre y nerviosismo al contexto económico y financiero actual.
En este entorno, Powell y sus colegas se dedicarán a ‘esperar y ver’. Su intención, de hecho, es que esta actitud se prolongue durante todo el año, puesto que en los pronósticos manifestados en diciembre, y que serán revisados en marzo, los miembros de la Fed no recogían ninguna bajada de los intereses en todo 2020. "Habiendo hecho sentir su presencia durante la segunda mitad de 2019, reduciendo los tipos en 25 puntos básicos en tres ocasiones entre julio y octubre, la Fed debería extender la pausa a su política en 2020. Frente a la renovada confianza que se ha extendido a todas las clases de acciones, es probable que la Fed tenga una percepción más positiva de las perspectivas y los riesgos económicos", constata Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors.
El mercado, en cambio, cree que sí se producirá algún recorte a lo largo del ejercicio. Al menos, uno, para situar el precio del dinero en el 1,25-1,50%. Como pronto, podría producirse en la reunión de septiembre, es decir, a menos de dos meses de las elecciones presidenciales. Y si no, en diciembre, una vez celebrados ya los comicios.
PENDIENTE DE LA LIQUIDEZ
Junto a las intenciones futuras de la Fed con los tipos, otro asunto que se abrirá paso en el debut de la entidad en 2020 es el de la liquidez y las operaciones que sigue realizando para abastecer al mercado de repos. Desde que empezó a intervenir en el mercado de repos en septiembre para atajar las restricciones que se estaban observando, ha llevado a cabo más de 130 inyecciones por un volumen superior a los 6 billones de dólares.
En paralelo, desde mediados de octubre viene dedicando 60.000 millones de dólares al mes a la compra de letras del Tesoro. Como consecuencia, el balance de la Fed, adelgazado entre octubre de 2017 y agosto de 2019 hasta los 3,76 billones de dólares, está volviendo a engordar y alcanza de nuevo los 4,15 billones de dólares. Antes de la crisis no llegaba al billón de dólares y en 2014, tras los sucesivos programas de expansión cuantitativa (QE1, QE2 y QE3) ejecutados desde 2008, creció hasta los 4,5 billones. Dada la celeridad con la que está creciendo el balance, sí se espera que la Fed aclare en enero cuáles son las intenciones con respecto a las operaciones en el mercado de repos y las compras de letras.