La crisis del coronavirus vuelve a alterar los planes del Banco Central Europeo (BCE). La institución que preside Christine Lagarde se da medio año más de lo previsto para revisar su estrategia de política monetaria, el objetivo primordial con el que la exministra francesa llegó al organismo vigilante del euro.
En un comunicado publicado este jueves, la institución explica que, "en la situación actual, los órganos rectores y el personal del BCE y de los bancos centrales nacionales del Eurosistema están centrando sus esfuerzos en hacer frente a los retos de la pandemia de coronavirus".
A consecuencia de este foco en frenar los efectos de la epidemia sobre la economía, la institución anuncia que "la conclusión de la revisión de la estrategia se aplazará de final de 2020 a mediados de 2021". Esto se debe también, explica, a que "los actos programados por el BCE y los bancos centrales nacionales del Eurosistema para escuchar a los interesados" se han desplazado ahora al segundo semestre de este año frente al primer trimestre, como estaba inicialmente previsto.
El foco, en el coronavirus
En este sentido, España e Italia son las dos economías donde se han decretado las medidas de confinamiento más severas. En ambos países solo siguen funcionando los sectores más esenciales, de manera que el grueso de la industria manufacturera y de servicios se ha paralizado.
Este aplazamiento se debe también a "las medidas sanitarias vigentes en la Unión Europea, entre las que se incluyen el cierre de espacios públicos y la prohibición de concentraciones de personas en distintos países" de la Eurozona.
En línea con este retraso de agendas, el BCE también ha informado de que su Foro de Banca Central que anualmente celebra en la ciudad portuguesa de Sintra se aplazará hasta los días 10, 11 y 12 de noviembre de este año. El evento, conocido también como 'el Jackson Hole europeo' por alusión al más antiguo encuentro anual de banqueros centrales promovido por la Reserva Federal de EEUU (Fed).
Inicialmente, la celebración estaba prevista para los días 29 de junio al 1 de julio.
El plan de choque de Lagarde
La principal herramienta con la que el BCE quiere atacar los efectos del coronavirus sobre la Economía de la Eurozona es su Programa de Compra de Emergencia Pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés). Mediante esta iniciativa, la institución ha liberado 750.000 millones de euros para compras de deuda pública y privada con el objetivo de facilitar la liquidez y animar la concesión de créditos.
Esta iniciativa llegó después de una ampliación de 120.000 millones adicionales para su compra de deuda habitual, que ya contaba con un saldo de 20.000 millones al mes. Además, el banco central decidió rebajar las exigencias de capital de la banca de la Eurozona para liberar otros 120.000 millones de euros.
Después, ha pedido a las entidades financieras retrasar cualquier pago de dividendo, al menos, hasta el próximo octubre para preservar capital hasta que se tengan más datos de las dimensiones que puede llegar a adquirir esta crisis.