El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido con el guion previsto. La institución monetaria ha optado este jueves por una estrategia de 'esperar y ver' después de haber dado un decisivo paso al frente en junio con la suma de otros 600.000 millones de euros a su programa de compras antipandemia.
Tanto los programas de compra de deuda vigentes, como las tasas de interés se mantienen en los términos anunciados en junio. El BCE ha rechazado alterar el 'tiering' de la tasa de depósito, que era la única posibilidad de cambio que manejaba el mercado y que Lagarde ha confirmado que "ni siquiera se ha discutido".
Asimismo, reitera que la bazuca anticoronavirus seguirá vigente al menos hasta junio de 2021 y que el programa de compra de activos (APP) seguirá adquiriendo bonos a un ritmo mensual de 20.000 millones. Además, sigue vigente la dotación adicional de 120.000 millones de euros que se decretó como medida extraordinaria "hasta final de año" para combatir la crisis.
Posibilidad de prórroga
Por lo que se refiere al programa extraordinario para amortiguar el impacto del coronavirus, el BCE insiste en que las adquisiciones "continuarán realizándose de manera flexible a lo largo del tiempo, en todas las clases de activos y entre jurisdicciones", una frase típica pero que cobra más importancia tras el reciente capítulo judicial con el Tribunal Constitucional Alemán.
Además, se vuelve a dejar la puerta abierta a su prórroga más allá de junio de 2021. "En cualquier caso, hasta que [el BCE] juzgue que la fase de crisis del coronavirus ha terminado", señala el comunicado. También se recuerda que se reinvertirán los pagos del principal "hasta al menos finales de 2022".
Presión para el acuerdo europeo
Esta esperada decisión trasladaba toda la atención del mercado al discurso que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ofrece para explicar las decisiones de la institución. Aquí también se ha cumplido lo previsto y, ante el empeoramiento de las previsiones macroeconómicas y la falta de acercamiento entre los países del Norte y el Sur dela Unión Europea, ha exigido con mayor contundencia medidas económicas y fiscales coordinadas para complementar el músculo monetario desplegado desde Fráncfort. Más concretamente, ha pedido al Consejo Europeo un pacto "rápido y ambicioso".
Además, el organismo opta por mantener los tipos de interés en el mínimo histórico del 0%, mientras que el tipo de la facilidad de depósito, la remuneración de los bancos por aparcar su exceso de liquidez en la caja fuerte del BCE, se queda en el -0,5%. No hay alivio vía 'tiering' para la banca de la Eurozona, que este jueves también recibía una adversa sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el reparto de gastos hipotecarios.
La institución que preside Christine Lagarde ha insistido en que "continuará proporcionando abundante liquidez a través de sus operaciones de financiación", con mención especial a la nueva serie de operaciones de financiación a plazo más largo para la banca, conocida por las siglas TLTRO III.
De esta herramienta, el organismo señala este jueves que "registró un nivel de adjudicación de fondos muy elevado, lo que apoya el crédito bancario a las empresas y a los hogares". Una definición de libro de la adecuada transmisión de la política monetaria en la que se empeñan, con más fuerza si cabe en los últimos meses, los bancos centrales. Y Lagarde ha celebrado que, a diferencia de otros momentos, ya "no hay ningún estigma asociado a su uso".
Listos para acelerar
Para terminar, como es habitual, pero esta vez cobra un mayor importancia por la ausencia de nuevos estímulos, el Consejo de Gobierno del organismo señala que "sigue estando listo para ajustar todos sus instrumentos según proceda". Siempre con el fin de conseguir una inflación cercana, pero inferior, al objetivo del 2% que se marca la institución. Una idea en la que Lagarde ha profundizado en su comparecencia.