De los llamados 'vientos de cola' que impulsaron la recuperación de la economía española tras tocar fondo en 2012, hay uno que suele olvidarse. Junto con la política monetaria del BCE, el tipo de cambio del euro y el precio del petróleo, el impacto de las primaveras árabes en países muy turísticos, como Túnez, y los atentados de París en el año 2015 habían ayudado a España a alcanzar cifras récord en la llegada de turistas extranjeros.
El turismo representa nada menos que el 13% del PIB y de los cerca de 84 millones de visitantes que recibió España en 2019, dependen buena parte de otros puestos de trabajo directos en sectores, como por ejemplo, la hostelería, que representa otro 15% de la riqueza de la economía española.
El impacto del coronavirus en el turismo mundial y en la imagen de este país -con las consecuencias de la deficiente gestión de la pandemia para prevenir contagios y contener las muertes- es una mancha para la 'marca España' como destino seguro que tardará tiempo en borrarse, más allá del calendario que la Unión Europea establezca para reabrir las fronteras.
En un informe que presentó el pasado lunes, la CEOE apuntó los motores que podrán servir como locomotora para la recuperación. Fue llamativo que incluyó entre ellos la construcción y las infraestructuras, tan denostadas en la crisis de 2008. Pero dejó fuera al turismo.
La construcción, que vienen sumando trabajadores a los ERTE desde marzo ya ha comenzado a recuperarse de manera tímida en abril. Ese mes, 20.000 personas salieron de la situación de ERTE y volvieron a trabajar en las obras, según datos ofrecidos por el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.
Sin embargo, en el caso del turismo, no se espera una reactivación tan inmediata. Es un sector que en el medio plazo, no podrá recuperar todo el empleo perdido en estas semanas. Las consecuencias serán nefastas para las comunidades autónomas que más dependen de los turistas, como se pudo constatar con los datos de paro y afiliación a la Seguridad Social de este martes.
Si se observan los datos de los ERTE que recoge la tabla, la situación es dramática para todas las comunidades autónomas de la costa que va desde Huelva a Gerona, así como para las islas.
Si se baja al detalle de las provincias, en Málaga, por ejemplo, ya hay 122.012 trabajadores en situación de ERTE, esto equivale a uno de cada cuatro afiliados al régimen general de la Seguridad Social.
En Cataluña, en provincias como Tarragona, uno de cada cinco trabajadores está situación de ERTE. Si a estos casos, se suman los parados, la fotografía socio laboral es dramática.
Según los datos de paro registrado presentados por el Ministerio de Trabajo, en términos porcentuales, Baleares, Cataluña y Canarias fueron las comunidades autónomas en las que más creció el desempleo (el dato no incluye los ERTE).
Según las estimaciones de la patronal catalana, Foment del Treball, uno de cada cinco trabajadores en Cataluña estará en paro a final de año si colapsan el turismo y el comercio.
Abril siempre había sido un buen mes para el empleo en España. El motivo es evidente: la llegada de la Semana Santa marcaba el inicio de las contrataciones para la temporada media y alta del sol y playa.
Este abril no solo no se han producido esas contrataciones sino que se ha destruido empleo y se han aprobado nuevos ERTE para los trabajadores relacionados con el turismo.
Se trata de personas que siguen vinculadas a su empresa, pero sin las garantías de que vuelvan a poder estar ocupadas en las tareas a las que antes se dedicaban. Es decir, personas que, pese a las limitaciones con las que se pusieron en marcha estos mecanismos de flexibilización para las empresas, están en riesgo de pasar del ERTE al ERE.
Dada la situación de crispación política, los sindicatos reiteraron -en línea con lo que pide la patronal- que es urgente que el Gobierno desvincule los ERTE del estado de alarma para salvar la mayor parte del empleo que sea posible.
En el caso de servicios de alojamiento, en abril sumaron 149.219 personas a los ERTE, con lo que el total ya alcanza los 206.379 trabajadores, según los datos que presentó el martes el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
En el caso de las agencias de viaje, el número de personas afectadas por los ERTE alcanzó en abril los 18.147 trabajadores, sin que se haya hecho público el dato del total con los de marzo. Lo mismo ocurre con el transporte aéreo, con 6.443 afectados.
Junto a esos trabajadores, el colectivo que se dedica a servicios de comidas y bebidas suma ya 726.137 personas en situación de ERTE, tras incorporar en abril a nada menos de 559.570 nuevas personas.
Más formación
Ante esta situación, el vicepresidente de CEOE, Íñigo Fernández de Mesa, se sumó el pasado lunes a las voces que, desde foros como las 50 Opiniones para salir de la crisis de Invertia, vienen pidiendo que España ponga en marcha planes de formación para reciclar a los trabajadores de sectores que, como en el caso del turismo, no recuperarán el empleo perdido en estos meses.
La patronal viene pidiendo que la renta básica de emergencia se ligue a la formación para ayudar a impulsar la recuperación.
El mapa que dibujan los datos de paro y afiliación a la Seguridad Social de este martes confirman que es urgente adoptar medidas para reconvertir a cerca de un millón de trabajadores que puede acabar en situación de paro de larga duración si sus sectores no recuperan la actividad perdida.
También habrá que estudiar fórmulas de movilidad geográfica para dar salida a esa población en paro.
Si se fracasa en esa tarea, habrá provincias enteras condenadas al desempleo y la recuperación de 2021 dejará una España a dos velocidades.